jueves, 4 de enero de 2024

¿POR QUÉ LA GENTE ES TAN SUMISA?



Hace 70.000 años había gran cantidad de enormes felinos dientes de sable, entre otros animales peligrosos.

Si te agarraban solo, te devoraban. Pero se cuidaban de los grupos grandes. Eran demasiadas lanzas juntas. Por eso los independientes morían más.

Quedate en la cueva, te decían, y el desobediente tendía a meterse en graves problemas. El obediente vivía y engendraban hijos sumisos y miedosos.

Como ciertos pueblos precolombinos, que sacrificaban a los dioses a los jóvenes más bellos.

Después de un tiempo los visitantes se sorprendían de los feos que eran todos.

Además, una persona sola estaba limitada a cazar pequeñas presas, la energía requerida para hacerlo a veces superaba la aportada por la presa. Era más eficiente matar un mamut entre 50 tipos.

Había personas independientes, pero eran menos.

Según el test de Milgram, el 88% de la gente cumpliría cualquier orden, por absurda o criminal que sea, mientras emane de lo que percibe como "autoridad".

Sin embargo, el número de los divergentes, los independientes, los íntegros, está aumentando. Y no porque los gatos se hayan empequeñecido mucho.

¿Quienes morían en las trincheras de Verdún?

Los obedientes que iban a hacerse pedazos por el Kaiser, por la gloria de Francia, por el Rey de Inglaterra, por el de Italia. Más al este se mataban por el Zar, por Kerensky, por el Archiduque, por el Emperador de Japón.

En realidad no tenían una idea muy clara. Les daban una razón, botas, un fusil y 50 balas.

600.000 jóvenes murieron solo en Verdún. Cualquiera de ustedes podría nombrar, sin googlear, diez batallas similares. Googleando, miles más.

Algunos dijeron: que me importa ese viejo peloduro del Kaiser, o de su primo el Zar o su otro primo, el Rey de Inglaterra, y se fueron a ser felices a otro lado. Ellos vivieron.

¿Quienes hacían las colas en los vacunatorios? Los obedientes, los que creen en el sistema.

Vamos con los datos oficales: Un infarto masivo cada 26 pinchados (mayormente hombres deportistas de alrededor de 40 años).


Europa registra oficialmente un sorprendente aumento del 691%
en el exceso de muertes entre los niños, desde que la EMA apro-
bó por primera vez la 'vacuna' COVID para niños.
Una trombosis en las piernas cada 30, especialmente mujeres jóvenes. Alteraciones en la menstruación en una cada 5 mujeres. Una parálisis facial cada 70 pinchados (Síndrome de Guillain Barré).

La palabra más utilizada hoy por los medios de comunicación es "repentinamente".

Verdún fue un juego de niños al lado de este verdadero genocidio.

Los que dijimos no, estamos muy sanos.

- No vas a poder ir al bar, nos decían amenazantes.

- Tomaré agua.

- No vas a poder seguir trabajando aquí!

- Póngamelo por escrito, y acompañe una lista de sus bienes personales con los que responderá por cualquier efecto secundario.

- Nos vas a poder viajar!

-La tierra es mi planeta, y voy a ir adonde se me canten las suprarrenales.

- Yo cedí a la presión, ¿y ahora que hago?

- Puedes limpiar la basura que metieron de tu organismo, contacta con los que saben.

Los rebeldes viven , los borregos mueren repentinamente.

¿Como seremos en 100 años?

Una alumna mía, de 17 años, atleta, cedió a la "vacunación" para poder viajar a Inglaterra a competir. Le aconsejé que no lo hiciera, incluso le ofrecí contactarla con quienes vendían certificados.

Pero, naturalemente, influyeron más en ella los padres y el entrenador, que la presionaron para inyectarse.

No llegó a viajar, la trombosis afectó su pierna izquierda. Los médicos les dijeron que solo le podrían salvar la vida cortándosela arriba de la rodilla.

Me preguntó que hacer. La amputación era el fín de sus sueños.

- No lo hagas. No les creas. Son los mismos que te obligaron a inyectarse esa cosa.

- Lo voy a denunciar a usted, que le anda diciendo cualquier cosa a mi hija! -me dijo el padre.

- Dale, busque papel y lápiz que le paso mi número de documento, borrego.

Pero la madre ya dudaba, y apoyó a su hija.

Su pierna izquierda quedó flaquita, débil y de un color raro. Pero la tiene.

- Estoy en rehabiltación -me contó-, ya puedo caminar ayudada con muletas. Cada día un poco más. Puedo mover los deditos del pie. Pero dicen los médicos que no volveré a competir. Eso me alegra, aprendí que dicen todo al revés.

Horacio Rivara

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