jueves, 9 de mayo de 2024

LA HISTORIA CONTRADICE EL RELATO SOBRE EL 7 DE OCTUBRE (1ª PARTE)



Hoy traigo al blog el texto de una conferencia impartida el 4 de mayo en la ciudad francesa de Boulogne-sur-mer por Thierry Meyssan, quien explica que el conflicto actual en Palestina no es imputable a las poblaciones árabes ni a los judíos, sino que fue organizado, desde 1915, por la potencia colonial británica para garantizar que el Estado o los Estados que surgiesen en Palestina nunca llegaran estar en condiciones de poder garantizar su seguridad por sí mismos. Sin tener conciencia de ello, durante la operación del 7 de octubre y la actual guerra de Israel contra la población de Gaza, palestinos e israelíes se ven arrastrados por aquella política. Y si los anglosajones “no logran” detener la limpieza étnica contra la población de Gaza es porque ven las masacres como simples "variables de ajuste".


Aunque las masacres en Sudán y en el Congo están siendo mucho más mortíferas que en Palestina, hoy vengo a hablar a ustedes de estas últimas. En efecto, es la primera vez que vemos una limpieza étnica, en vivo, en nuestros teléfonos celulares. Quisiera mencionar diversas informaciones que ya he abordado en diferentes artículos, pero que, evidentemente, ciertos medios no quieren integrar a sus análisis.

Quisiera decir que no existe la fatalidad comunitaria. Este conflicto no ha sido provocado por las poblaciones de Palestina –sean judías, cristianas o musulmanas– sino por potencias externas que desde hace un siglo han actuado para que [esas poblaciones] nunca conozcan la paz.

LOS BRITÁNICOS CREARON EL ESTADO DE ISRAEL

En aras de facilitar la comprensión, hablaré en primer lugar del Reino Unido.

Ustedes vieron la coronación del rey Carlos III. Seguramente recuerdan que, en medio de la ceremonia, se despojó de sus ricas vestiduras y le pusieron una bata de lino. Sus pajes lo ocultaron instalando a su alrededor tres pantallas bordadas para que los asistentes a la ceremonia no quedaran deslumbrados. Cuando quitaron las pantallas, ya se había convertido en rey. Le entregaron entonces los símbolos de su poder: el cetro y el orbe. ¿Qué sucedió durante los instantes que estuvo fuera de la vista del público? El príncipe de Gales vio a Dios, como Moisés ante la zarza ardiente.


Tras las pantallas bordades que lo ocultan a la mirada de los invitados, el príncipe de
Gales –protector de la Hermandad Musulmana– recibe la visita de Dios y se con-
vierte en el monarca Carlos III.

Ustedes probablemente piensan que esta explicación es absurda y están preguntándose cómo pueden sus súbditos creerse ese cuento de hadas. En realidad, desde el rey Jacobo VI, en el siglo XVI, los soberanos británicos se declaran reyes de Israel. Fue en contra de su concepción del derecho divino que Oliver Cromwell derrocó al hijo de Jacobo VI, Carlos, y proclamó la Commonwealth [la Mancomunidad Británica]. Sin embargo, el Lord Protector también era un iluminado que afirmaba que había que reunir a todos los judíos en Palestina y reconstruir allí el Templo de Salomón. En definitiva, las dinastías [británicas] posteriores retomaron todas ese mito, adoptaron diversos ritos e impusieron algunos a sus súbditos, como la circuncisión judía, que se practicaba [por defecto] en las salas de maternidad del Reino Unido para todos los niños varones. en el momento de su nacimiento, durante el siglo XIX.

Dos años antes de la Declaración Balfour (1917), que anunció la creación de un hogar nacional judío en Palestina, un diplomático judío y futuro ministro de Exteriores, Lord Herbert Samuel, había redactado un memorándum sobre El Futuro de Palestina (1915). El memorándum aconsejaba la creación de un Estado judío que permitiría poner toda la diáspora al servicio del Imperio. Un poco despues, [Lord Herbert Samuel] precisó que el nuevo Estado nunca debería poder garantizar su seguridad por sí solo, para que fuese eternamente dependiente de la Corona de Inglaterra. Eso es exactamente lo que estamos viendo hoy en día. Esa es la maldición que persigue a la población de Palestina.


Después de la declaración de Lord Arthur Balfour vinieron los 14 puntos del presidente estadounidense Woodrow Wilson. En esos 14 puntos, Woodrow Wilson describe los objetivos que su pais había alcanzado durante la Primera Guerra Mundial. El punto 12 está redactado de una manera extraña, pero en la Conferencia de París, que redactó el Tratado de Versalles, [Woodrow Wilson] precisó por escrito cómo había que comprender [aquel punto 12]: la creación del Estado de Israel en Palestina (y del Kurdistán en Turquía). La Guerra Mundial había provocado un cambio en la correlación de fuerzas, de manera que, desde aquel momento, Washington trabajaba junto a Londres en la defensa de intereses comunes.

Durante el periodo que separó las dos Guerras Mundiales, la inmigración judía hacia la Palestina bajo mandato británico transcurrió bien. Los árabes propietarios de tierras vendieron sin problemas parte de sus tierras a los judíos. Pero, a partir de 1920, terroristas árabes asesinaron judíos. Uno de aquellos asesinos, Mohamed Amin al-Husseini fue condenado por los británicos a 10 años de cárcel, pero nunca hicieron aplicar la sentencia. Todo lo contrario, Lord Herbert Samuel –el mismo que había escrito que nunca debía existir seguridad en Palestina– lo indultó y lo nombró Gran Muftí de Jerusalén, supuestamente para mantener un equilibrio entre las dos grandes familias locales.

Apareció un salafista –o sea, un musulmán deseoso de vivir como vivían los compañeros del Profeta en el siglo VII–, Izz al-Din al-Qassam, quien ya había organizado una revuelta contra los franceses en Siria, se convirtió en imam en Haifa y decidió declarar la yihad, pero no contra el ocupante británico sino contra los inmigrantes judíos. Hubo entonces atentados y pogromos contra los judíos. Para mantener la paz civil, los británicos mataron a al-Qassam, cuyo nombre llevan hoy las Brigadas al-Qassam del Hamas.

La muerte de al-Qassam no resolvió absolutamente nada. Los británicos, fieles a su técnica colonial de “dividir para reinar”, siempre desarrollaron con una mano lo que combatían con la otra. En 1936, Lord William Peel, al frente de una comisión oficial, aseguró que sólo se podría restablecer la paz separando las poblaciones árabe y judía en dos Estados diferentes. Eso es lo que hoy se designa como la “solución de los dos Estados”.

Durante la Segunda Guerra Mundial, el Gran Muftí de Jerusalén se convirtió en aliado del canciller Adolf Hitler, levantó a los musulmanes de los Balcanes para enrolarlos en las SS y apoyó la “solución final de la cuestión judía”. Por su parte, los fascistas judíos –los “sionistas revisionistas”– del ucraniano Vladimir [Zeev] Jabotinsky, lucharon, junto a las potencias del Eje, contra los británicos. Mientras tanto, los sionistas lucharon junto a los Aliados, aunque se oponían a los límites que los británicos imponían teóricamente a la inmigración judía, límites que eran sólo teóricos.


El premier israelí, Benyamin Netanyahu, junto a su
padre, el historiador fascista Benzion Netanyahu.
En mayo de 1942, los sionistas se reunieron en el hotel Baltimore, en Nueva York, bajo la presidencia de David Ben Gurion. Allí fijaron los principios del futuro Estado de Israel. Hasta ahora nos habían asegurado que Ben Gurion era un hombre de buena voluntad. Pero en el periodo entre las dos Guerras Mundiales Ben Gurion había sido compañero de Jabotinsky y se había pronunciado por la limpieza étnica en Palestina. Un libro publicado en hebreo en Israel, hace dos semanas, por una gran casa editorial, asegura que Ben Gurion era mantenido al corriente de las negociaciones del húngaro Rezso Kasztner con los nazis Heinrich Himmler y Adolf Eichmann, negociaciones que duraron hasta la caída del Reich. Kasztner decía que compraba la huida de un millón de judíos húngaros. En realidad, sólo salvó a su familia y a sus amigos. Lo peor es que obtuvo 8,5 millones de francos suizos –una suma colosal en aquella época– haciendo creer a familias judías ricas de Hungría en la posibilidad de una fuga. Si los documentos citados en ese libro son ciertos, quedaría demostrado que David Ben Gurion también era un estafador que engañó a su pueblo.

Las Naciones Unidas propusieron:

- no dividir Palestina –o sea, ignoraron la “solución de los dos Estados” que proponía Lord Peel;
- instaurar [en Palestina] un régimen republicano, democrático y representativo;
- garantizar las culturas de las diferentes minorías;
- garantizar la libertad religiosa de judíos, cristianos y musulmanes.

Conferencias y negociaciones se sucedieron vanamente. El 29 de noviembre de 1947, la Asamblea General de las Naciones Unidas –que sólo contaba entonces 56 Estados miembros– aprobó el plan de partición elaborado por una comisión especial. Ese plan fue inmediatamente rechazado por todos los países árabes.

El 14 de mayo de 1948 –o sea, 2 meses y medio antes del fin del mandato británico [en Palestina], David Ben Gurion ignora las discusiones y proclama unilateralmente la independencia del Estado de Israel. Al día siguiente de aquel acto de fuerza, mientras los 100 000 soldados británicos comenzaban a retirarse, Egipto, Jordania, Irak, Siria, Líbano, Arabia Saudita y Yemen del Norte envían sus tropas para defender a los árabes de Palestina. La cofradía egipcia que se hace llamar la Hermandad Musulmana también envía un grupo de combatientes, bajo el mando de Said Ramadan –yerno del fundador [de la Hermandad Musulmana] Hasan al-Banna y padre de Tariq Ramadan. En aquella época, aquellos países no disponían de ejércitos dignos de ese nombre y fueron rápidamente derrotados. Así nace el mito de la invencibilidad de Tsahal [las Fuerzas de Defensa de Israel (FDI)].

Pero, como señala mi amigo libanés Hassan Hamade, esa narración es falsa. En realidad, los jefes de Estado árabes ya estaban en contubernio con Israel y los judíos no eran más valientes que los árabes. Por ejemplo, el emir Majid Arslan, ministro de Defensa libanés, encabezó sus tropas, sin encontrar mucha resistencia, hasta Belén y liberó la ciudad. El presidente libanés, Bechara el-Khoury, le ordenó inmediatamente abandonar el campo de batalla. Cuando el ministro se negó a cumplir aquella orden, el presidente lo destituyó, pero Arslan continuó la guerra como simple oficial. En definitiva, sus tropas [libanesas] no fueron vencidas por los judíos sino por el ejército “jordano”, dirigido por un general británico, John Bagot Glubb, más conocido como “Glubb Pacha”, y por un centenar de oficiales también británicos. En realidad, Jordania no tenía allí ningún soldado sino que desde el primer día de la guerra la Legión Árabe, que se componía de británicos durante la Segunda Guerra Mundial, había cambiado su nombre por “ejército jordano”, conservando sus oficiales británicos. Fueron los ingleses y los jordanos quienes salvaron a Israel desde el momento de su creación, como acaban de hacerlo nuevamente cuando Irán atacó [Israel] el mes pasado. Aquella guerra no era un intento de aplastar a Israel sino la primera manifestación del sionismo árabe.


Las Naciones Unidas, inquietas ante aquellos acontecimientos, mandaron un enviado especial, el sueco Folke Bernadotte, para recuperar el control de la situación después de la acción de fuerza israelí y la guerra israelo-árabe. Desde que llegó, Bernadotte entendió que la Comisión Especial que había elaborado el plan de partición ignoraba las realidades demográficas: los israelíes reclamaban un territorio exageradamente extenso en relación con su población y gozaban del apoyo de gobiernos árabes sionistas que inicialmente habían fingido apostar por la diplomacia y después por la guerra.

El 17 de septiembre de 1948, los “sionistas revisionistas” –o sea, los fascistas judíos– asesinan al enviado de la ONU Folke Bernadotte y al jefe de los observadores de la ONU, el coronel francés André Serot. Mi abuelo por parte de madre, Pierre Gaisset, se hallaba en otro automóvil, no fue herido y asumió las funciones del coronel Serot. El asesino, Yehoshua Cohen, no fue perseguido y 2 años después se convirtió en guardaespaldas personal del primer ministro David Ben Gurion. El jefe de los “sionistas revisionistas”, Yitzhak Shamir, fue nombrado inmediatamente a la cabeza de un departamento del Mosad. Así realizó acciones secretas, por cuenta del Reino Unido y de Estados Unidos, durante toda la guerra fría, desde Guatemala hasta el Congo, y finalmente se convirtió en primer ministro de Israel (1983-1984 y 1986-1992).

El 29 de noviembre de 1948, el gobierno de Ben Gurion, que finge estar buscando a los asesinos de Folke Bernadotte y de André Serot, presenta un pedido de admisión en las Naciones Unidas, acompañando el pedido de una carta donde declara que «el Estado de Israel acepta por la presente, sin reserva alguna, las obligaciones que impone la Carta de las Naciones Unidas y se compromete a observarlas desde el día en que se convierta en Miembro de las Naciones Unidas». Convencida, el 11 de mayo de 1949, la Asamblea General de las Naciones Unidas acepta. Actualmente, varios Estados están pidiendo que, ante el no respeto sistemático del compromiso que Israel había contraído, su adhesión sea “suspendida”.

Thierry Meyssan
(Visto en https://www.voltairenet.org/)

LOS MASS-MIERDA HAN SENTENCIADO: TENER SENTIDO CRÍTICO ES SECTARISMO



En estos lamentables tiempos de pensamiento-colmena unánime y obligatorio (es decir, de no pensamiento) la consigna estatal es la estigmatización totalitaria de todo el que haga libre uso de sus facultades intelectuales. Anteayer reproducía un certero análisis del fenómeno, que hoy vengo a ejemplificar con uno de los artículos más bochornosos de los que tengo memoria, y que constituye una defensa numantina del tragacionismo más aberrante. El panfleto en cuestión, expelido por la ridícula Valentina Raffio, fue publicado el pasado día 5 en "El Periódico" para reaparecer al día siguiente -en una muestra de la pereza mental que caracteriza a los enémigos de la "funesta manía de pensar"- en el Diario de Mallorca. Aquí van unos extractos de tan bochornosa muestra del neofascismo estatal-corporativo que padecemos, ese que pretende legislar la memoria y decir a los inframentales lo que tienen que opinar y que sentir.


¿Por qué los sectarios desconfían tanto de nuestros benéficos go-
biernos? Ellos nos pusieron un bozal que era tan evidentemente
necesarios que se les olvidó justificar su uso. Detallitos sin im-
portancia que los ingratos magnifican.
 

«Mi marido era una persona normal. Un buen hombre, muy trabajador y unido a su familia. Pero hace unos años todo cambió. En la pandemia se metió en un grupo contra las mascarillas y a partir de ahí fue entrando más y más en grupos de negacionismo cada vez más extremos. Ahora ya no es el mismo. Se ha vuelto un extremista», explica, compungida, Gabriela (nombre ficticio).


Nada, nada, que ahora nos fijamos más pero de toda
la vida a la gente le daban parraques así, de sopetón.
Si no lo aceptas, eres un radical peligrosísimo.
Un marido bien domesticado, acrítico y presumiblemente sumiso empieza por cuestionar el fomento de la asfixia y la hipercapnia por reinhalación de ese CO2 que es muy malo para según qué cosas -cambio climático, por ejemplo-, pero que para otras parece ser muy bueno, y la falsa Gabriela -¡si esa fuera la única falsedad del artículo!- en vez de entender que el buen hombre de familia ha descubierto un fallo en la Matrix y señala la desnudez del emperador se pone las orejeras y prefiere el contradictorio discurso oficial a la lógica y la sensatez personificadas en su cónyuge. Parece un obvio caso de extremismo, sí, pero de extremismo tragacionista, postura que no por mayoritaria deja de ser incoherente, y para la que ser estúpido es una considerable ayuda.

Luego un tal Emilio Molina pontifica con que las "sectas negacionistas" son "grupos coercitivos de manipulación psicológica". La campaña de terror a una gripe leve que se calificó de "pandemia" tras cambiar la definición del palabro no, eso era información verificada y contrastada. Los medios oficiales sí que fueron leales con la ciudadanía, ocultándole que la banderilla experimental requería consentimiento informado y prescripción médica. ¿Para qué detenerse en esas pequeñeces, si la "vacuna" -solo llamada así a partir de otra nueva resignificación del término, sin la cual habría que haberla llamado lo que es, una terapia génica- era "eficaz y segura"? ¡Tan eficaz que ni se había testado contra el contagio! (otro dato que se guardaron de reconocer las farmacéuticas, y que solo salió a la luz por la presión de los "sectarios negacionistas").


Repite conmigo: estos cielos son normales. Vuelve a
repetirlo: estos cielos son normales. Son los que con-
templaban los antiguos y pintó Velázquez. Y quien
diga lo contrario es un facha.
Prosigue el esperpento, cuya detenida lectura recomiendo encarecidamente, acusando a los escépticos de suponer que la timo-pandemia que se anunció con profética exactitud en el evento 201 estaba planificada (los que organizaron el aquelarre previo tendrían una bola de cristal, qué duda cabe), que existe una conspiración global para manipular el clima (las estelas que vemos en el cielo día sí día también son una alucinación colectiva sin fundamento, "of course") y las "enfermedades inventadas" se curan con la "terapia de la lejía", una convicción tan común a la caterva de conspiranoicos que no se sabe de ningún caso a este lado del Atlántico. ¡Menuda creencia tan dañina que no produce ningún daño constatado!

Todo el artículo de marras peca de inconcreción, de exageración y de tremendismo al servicio del borreguil sometimiento a la Mafia farmacéutica y al globalismo eugenista. Entretanto, 24 países han dejado de inyectar la pócima de AstraZeneca, las sentencias por los daños causados por la timo-vacuna se van abriendo paso y nos vamos enterando de cómo los políticos chupópteros aprovecharon la fiebre por insumos sanitarios de urgencia para recabar para sí jugosas comisiones con las que desfondaron sus ávidos bolsillos.

Pero si abres los ojos a tamaño expolio te tildarán de "negacionista", ultraderechista y conspiranoico.

Urge empezar a reivindicar dichos términos con legítimo e indisimulado orgullo, pues lo que hay que temer es ser parte del rebaño acrítico que acudiría al matadero antes que usar una sola de sus neuronas.


Van saliendo sentencias condenatorias contra el envenenamiento programado
de la población, pero usted no haga caso, vea la tele y vote a los de siempre.
Será un buen ciudadano, un poco gili###, pero al menos no se hará notar, 
 que es lo que importa ... a los mediocres y a los borregos.

(posesodegerasa)

ESTUDIO JAPONÉS SUGIERE DESECHAR LA SANGRE DE LAS PERSONAS VACUNADAS


miércoles, 8 de mayo de 2024

¿"PANDEMIA DE LOS NO VACUNADOS"? LOS MILLONES DE MUERTOS POR COVID NO APARECEN POR NINGUNA PARTE



¿Dónde están las fosas comunes en los países donde menos del 15% de personas no están vacunadas y que suman más de 900 millones de habitantes?

En más de 25 países el porcentaje de población inoculada es de menos del 15%. ¿Dónde están los millones de muertos?

Burundi: 11 millones de habitantes Tasa de vacunación: 0,1%

Congo: 89 millones de habitantes Tasa de vacunación: 0,3%

Haití: Población 11 millones Tasa de vacunación: 0,9%

Chad: 16 millones de habitantes Tasa de vacunación: 0,9%

Yemen: 29 millones de habitantes Tasa de vacunación: 1,3%

Etiopía: 115 millones de habitantes tasa de vacunación: 1,6%

Sudán del Sur: población 11 millones tasa de vacunación: 2,5%

Camerún: 26 millones de habitantes: tasa de vacunación: 2,6%

Papúa Nueva Guinea: población 9 millones tasa de vacunación: 2,7%

Nigeria: 206 millones de habitantes Tasa de vacunación: 2,7%

Madagascar: 26 millones de habitantes. Cobertura de vacunación: 3,4%

Tanzania: 59 millones de habitantes. Tasa de vacunación: 3%

Malí: Población: 20 millones Tasa de vacunación: 3,6%

Burkina Faso: 20 millones de habitantes tasa de vacunación: 3,8%

Malawi: 19 millones de habitantes Tasa de vacunación: 4,2%

Níger: 24 millones de habitantes Tasa de vacunación: 4,4%

Sudán: 43 millones de habitantes Tasa de vacunación: 4,6%

Uganda: 45 millones de habitantes tasa de vacunación: 5%

Senegal: 16 millones de habitantes Tasa de vacunación: 6,2%

Argelia: 43 millones de habitantes Tasa de vacunación: 14%

Kenia: 53 millones de habitantes tasa de vacunación: 14%

Zambia: 18 millones de habitantes tasa de vacunación: 10%

Estos países tienen una población combinada de más de 900 millones de personas, más del 90% de los cuales no están vacunados.

¿Dónde están las fosas comunes?


La mayoría de estos países ni siquiera impuso bloqueos, distanciamiento social o requisitos de máscara.

¿Qué más necesitas para aceptar que las "vacunas" son armas biológicas?

(Datos publicados por The New York Times)

LA FARSA DEL CALENTAMIENTO NO SE SOSTIENE NI CON LOS PROPIOS DATOS OFICIALES


Resulta que con datos de la propia Aemet, los días con más de 30 grados en Alicante se han reducido en la actualidad respecto a la década de 1960:

2015: ACUERDO DE PFIZER CON UNIVERSIDAD ISRAELÍ PARA LA INCLUSIÓN DE NANORROBOTS EN INYECCIONES


martes, 7 de mayo de 2024

UN NEGACIONISTA EN MI SOPA



Mucho se habla del impacto de la propaganda en la psique colectiva. El término se suele usar de manera peyorativa para referirse al esfuerzo mediático de algunos poderes, generalmente extranjeros, para deformar la percepción general de una determinada población con respecto de cuestiones que a los poderes que hacen uso del término interesa proteger. Sin embargo, para el considerado como padre de las relaciones públicas, Edward Bernays, a la sazón sobrino de Sigmund Freud, la propaganda no sólo no era un término peyorativo sino que su práctica resultaba deseable como método de creación de cohesión social y de consensos. En su obra más conocida, de título “Propaganda”, escrita en 1928, reflexionaba sobre la necesidad insoslayable del uso de la propaganda en cualquier sistema de gobernanza, especialmente en el sistema democrático liberal, y lo hacía en los siguientes términos:

“Tenemos que lograr que la libre competencia se desarrolle sin mayores sobresaltos. Para lograrlo, la sociedad ha consentido que la libre competencia se desarrolle en virtud del liderazgo y de la propaganda. (…) A medida que la sociedad ganaba en complejidad y que la necesidad de un gobierno invisible se hacía más patente, se inventaron y desarrollaron los medios técnicos indispensables para poder disciplinar a la opinión pública.”

Estas afirmaciones tan contundentes no suponen más que una muestra del desacomplejado enfoque que Bernays ofrecía a lo largo de esta obra, considerada por muchos como la Biblia de la propaganda, sobre lo que, a fin de cuentas, era su profesión. Su descarnado pensamiento llegaría a inspirar al mismísimo Goebbels, que llevaría estas ideas al límite de lo posible.

En este breve extracto, Bernays bocetaba una serie de elementos que resultarán al lector ciertamente familiares. En primer lugar, resulta muy significativo el concepto de “gobierno invisible”. A lo largo de su obra, Bernays describía este gobierno como un conjunto de grupos de poder coordinados y organizados en torno a intereses estratégicos que influían en los gobiernos y en la opinión pública para conseguir sus objetivos. Así de sencillo. Hoy día, podemos reconocer esos grupos de poder en una actividad regulada que llamamos "lobby". Los lobbies, que a fin de cuentas no dejan de ser grupos de presión sectoriales, están coordinados entre sí mediante su estructura de propiedad. Basta un rápido vistazo a las juntas de accionistas de cualquiera de las diez multinacionales más influyentes de cada sector estratégico para darse cuenta de que prácticamente todas comparten accionariado. Con los dedos de una mano se cuentan los fondos de inversión que controlan de manera mayoritaria prácticamente todas las multinacionales punteras de los sectores energético, armamentístico, farmacéutico, mediático, alimentario o inmobiliario. Entre ellos, emergen con gran autoridad dos de ellos, que además se controlan entre sí; Vanguard y BlackRock, cuyos tentáculos abarcan más allá de lo imaginable.

Una vez descubierto ese “gobierno invisible” al que hacía mención Bernays, quedarían por desvelar los “medios técnicos” con los que “disciplinar a la opinión pública” y conocer quién ostenta “el liderazgo”. En primer lugar, es fundamental contar con la total aquiescencia del poder político, ya que estos colosos económicos viven fundamentalmente del desvío de fondos públicos hacia sus actividades. La técnica empleada es relativamente conocida aunque no por ello menos sangrante. Puertas giratorias que comprometen la función pública de nuestros representantes electos con vistas a futuras (y muy bien remuneradas) promociones laborales en las empresas a las que se haya beneficiado durante el mandato, apoyo mediático al gobernante que demuestre su buen hacer, etc.


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Para que los políticos de turno se ajusten convenientemente a la narrativa que se pretende imponer, se cuenta con la inestimable asesoría de un entramado inescrutable de fundaciones, lobbies y oenegés, surgido de las mismas entrañas de capitalismo filantrópico -ese capitalismo salvaje y extractivo de toda la vida pero ecosostenible, resiliente y con perspectiva de género- que aportan toneladas de informes con los que apuntalar y dotar a las políticas prediseñadas de apariencia de progreso y necesidad. Para reforzar la obediencia de los cargos electos a la agenda del poder, el capitalismo filantrópico no repara en gastos, y cada tres o cuatro semanas monta algún evento de nombre grandilocuente en el que agasajan a los dignatarios, que dan sus discursos plagados de un vocabulario oportunamente diseñado, el mismo que usted, querido lector, escuchará día y noche durante los meses subsiguientes.


De todos los eventos planetarios en los que el globalismo filantrópico disciplina a nuestra clase política, el más florido en lo que a creación de neolengua se refiere es, sin duda, el Foro de Davos. Durante una semana al año, la bucólica estación invernal suiza se llena de multimillonarios concienciados con la redención humana, de jets privados ecosostenibles y de políticos resilientes que rinden pleitesía por turno a los prebostes del gobierno invisible. Allí se llenan la boca de catástrofe climática, de pandemias, del peligro de la desinformación, y por supuesto de deliciosos chuletones de buey de Kobe de esos que no emiten CO2. Por las noches, filántropos y políticos disfrutan de un poco de prostitución inclusiva y con perspectiva de género, que al fin y al cabo, no todo va a ser salvar el planeta de los peligros que le acechan.

Con el poder político ya convertido en palanca propiciatoria de los planes del gobierno invisible, sólo queda “disciplinar” a la opinión pública. Como decía Bernays en la obra mencionada anteriormente, “si puedes influir en los líderes, ya sea con su colaboración consciente o sin ella, automáticamente influyes en el grupo que le sigue”. Esta frase supone una máxima axiomática que vertebra de manera creciente el mecanismo de acción social de las decadentes democracias liberales, y con tal objeto, el capitalismo filantrópico riega económicamente y de manera abundante toda un panoplia de observatorios, institutos, sociedades, asociaciones y oenegés, cuyos miembros, presentados en sociedad de manera recurrente como “los expertos”, promocionan a machamartillo las bonanzas incontrovertibles de las políticas que promueven. Estos “expertos” cumplen una función híbrida, ya que los “expertos” que aleccionan a la opinión pública en los medios de desinformación masiva, son los mismos, o al menos pertenecen a las mismas organizaciones que sepultan bajo toneladas de informes a los representantes y asesores de los mandatarios de turno.

El modelo constituye un esquema Ponzi, por el cual las fundaciones matriz, llámense éstas Open Society o Fundación Bill y Melinda Gates, ponen el modelo a funcionar inyectando un capital inicial en sus organizaciones subalternas hasta que éstas puedan comenzar a financiarse del erario público vía subvenciones. Así, el capitalismo filantrópico consigue matar cuatro pájaros de un tiro. Por un lado, influye en las políticas públicas en su propio beneficio, por otro consiguen que sean los propios estados los que financien su actividad de lobby. Además logran que los estados hagan suyos los intereses reales del capitalismo filantrópico, y haciendo uso de ingentes cantidades de propaganda en sus medios de intoxicación, se aprovechan de la credulidad de las masas alienadas, disfrazando la maniobra bajo la apariencia de interés general frente a la opinión pública. Es lo que se conoce como “colaboración público-privada”, que no es otra cosa que saquear el dinero de todos para el beneficio de unos pocos. Así es como IS Global dicta las políticas de salud pública, la Alianza Gavi recauda dinero público para destinarlo a sus chiringuitos vacunales, los informes de la Rand Corporation inspiran compras masivas de armamento o el Observatorio Europeo del Clima decide qué explotaciones ganaderas o agrícolas serán sacrificadas en el altar del greenwashing.

Pero pese ese a los esfuerzos de la filantropía global en “disciplinar” al personal, siempre hay quien no comulga. En palabras de Bernays, “es tan ingente el número de mentes que se pueden disciplinar y tan obstinadas se vuelven cuando se les ha impuesto la disciplina, que un grupo a veces ofrece tanta resistencia que los empeños de legisladores, directores de medios y maestros resultan inútiles”. Fusilar a cualquier tipo de disidencia es una pulsión totalitaria que no se puede permitir una democracia liberal que se precie, aunque tampoco se puede tolerar que este pensamiento contrario a la narrativa interesada del gobierno invisible pueda cuajar en una masa crítica que subvierta el buen rumbo de las cosas. Por ello, la vía del escarnio público se ha revelado como el método más civilizado con el que poder orillar los planteamientos contraculturales, y evitar así un contagio social de tan indeseables ideas.

No es que el método sea precisamente nuevo. Ya en la época en la que Bernays escribiese “Propaganda”, el uso del término “bolchevique” resultaba recurrente para marginar posiciones contrarias a la narrativa hegemónica. Su uso se extendió a la época de McCarthy y su caza de brujas.

También es bien habitual leer a mandatarios israelíes o sionistas hacer uso del término “antisemita” para criminalizar la crítica al estado de Israel. Este caso es además verdaderamente falaz, ya que asimila ser semita a ser judío y ser sionista. Se puede ser semita sin ser judío ni sionista. De hecho, los palestinos son semitas ya que descienden de un pueblo semita. Se puede ser judío sin ser sionista ni semita. De hecho, la gran mayoría de los judíos ashkenazíes que pueblan mayoritariamente el estado de Israel, no son semitas sino blancos caucásicos, pese a los denodados esfuerzos del sionismo por encontrar ese gen judío que demuestre el origen semita de los judíos centroeuropeos. Y por último, se puede ser sionista sin ser judío ni semita, como demuestra el hecho de que la mayor comunidad sionista en EEUU es evangelista.

Al margen de los clásicos ya mencionados, en los últimos tiempos, la cultura de la cancelación ha visto crecer su ámbito de actuación hasta extremos rayanos en el paroxismo, con proliferación fúngica de los llamados delitos de odio, consagrados al calor de sendas leyes de protección de las minorías. Quizás, el ejemplo más representativo sea el uso del término “tránsfobo/a”. Atendiendo a su significado literal, la palabra “fobia” define una “aversión exagerada a algo o a alguien”, por lo que un “tránsfobo” sería aquella persona que tuviese aversión a las personas trans. Sin embargo, el término se usa para vilipendiar a un abanico mucho más variado de perfiles. Entre considerar que el sexo es una variable casi discrecional que se asigna de manera prejuiciosa al nacer el individuo, y la pura y llana aversión a las personas transexuales existe toda una escala de grises que queda proscrita al amparo de las nuevas leyes de identidad de género. Cualquiera que no compre el credo queer de cabo a rabo será considerado “tránsfobo”, pudiendo enfrentar un proceso legal por delito de odio en el que, en una vulneración flagrante del principio jurídico de igualdad de armas, la carga de la prueba ha sido revertida en virtud de la nueva legislación, por lo que el presunto “tránsfobo” habrá de demostrar su inocencia, en lugar de ser el denunciante el que tenga que demostrar la culpabilidad, como por otro lado es natural en cualquier otro proceso legal.


... y ya que el alfabeto es largo, añadánse algunas letritas más
que amparen crímenes y perversiones del gusto de la Élite

Pero sin duda, el mejor ejemplo de término cancelatorio, por su extensión y recurrencia es el de “negacionista”. Negacionistas del cambio climático, de la violencia de género, de la pandemia, de las vacunas, etc. Con este término tan sencillo se envilece cualquier postura que no se ajuste al canon del gobierno invisible. Hay que comprar todo el pack ideológico so pena de ser enviado al ostracismo. Con un negacionista no se debate, y llegado el caso, es moralmente aceptable incluso retirarle el saludo. No importa cuales sean sus razones o cuan fundamentadas estén.

Con respecto del cambio climático, hay negacionistas de lo más variado. Los hay que creen que no hay ningún cambio climático y que todo el armatoste propagandístico climático responde a una maquiavélica maniobra de una suerte de cábala satanista que pretende dominar el mundo. Este quizás sea el ejemplo más extremo, pero no todos son así. No importa, es un negacionista igual. Los hay que no niegan el cambio climático, pero expresan públicamente sus dudas de que este sea antropogénico, esto es, causado por el hombre. Negacionista. Los hay que, considerándolo parcialmente antropogénico, no lo consideran una emergencia. No hay debate: negacionista. Los hay que, considerándolo antropogénico y una emergencia acuciante, no están de acuerdo con las medidas que impone el gobierno invisible para presuntamente paliarlo. También negacionista. Los hay incluso, que considerándolo antropogénico, no creen que se pueda parar de ningún modo. El veredicto es claro: negacionista sin opción de enmienda porque como todo el mundo sabe, con un negacionista no se debate, aunque sea un premio Nobel, o dos, o miles de especialistas en la materia que no están de acuerdo con alguno de los elementos de la narrativa verde.

Casi tan abyectos como los negacionistas del cambio climático son los negacionistas de la violencia de género. Cualquier duda expresada en contra de la Ley de Violencia de Género ha de ser rechazada sin ambages. No importa que la ley no impida que las cifras de asesinatos de mujeres a manos de sus parejas siga creciendo. No importa que la población siga viendo como se empobrece la salud mental general a un ritmo inédito. No es momento de matices ni de farragosas disquisiciones sobre la naturaleza de la violencia, ni sobre la igualdad ante la ley. Por fin tenemos una etiqueta apropiada que ponerle a esa violencia y a ella nos encomendamos. Eso es lo que importa. Habrá quien opine que el feminismo es una cuestión más profunda, de mayor calado, que no puede conformarse con verse convertido en un conjunto de etiquetas y definiciones más o menos acertadas. No es momento de matices, es momento de apretar filas y demostrar que estamos del lado bueno de la historia, porque de lo contrario estaremos apoyando el terrorismo machista, y eso no puede ser.

Esta editorial no puede terminar sin hacer especial mención del negacionista por antonomasia, el negacionista sin aditivos ni azúcares añadidos, que no es otro que el negacionista de la pandemia del Covid19. Es quizás el negacionismo más variado en lo que respecta a los perfiles que lo componen. Hay negacionistas que creen que los virus no existen. No este virus en concreto, no. Ninguno. Hay otros que sin negar la existencia del virus, no consideran que el virus en sí sea suficiente para resultar un problema de salud pública. Otros llegaron incluso a aventurar al principio de la distopía pandémica que la incidencia de casos podría tener que ver con carencias vitamínicas. Estos fueron negacionistas entonces y lo siguen siendo hoy, aunque la evidencia científica disponible les haya dado finalmente la razón. La narrativa no se discute. No es cívico dudar, y mucho menos propiciar que otros lo hagan. Ni sobre el virus, ni por supuesto sobre su origen zoonótico, aunque este ocurriese, siempre según la encíclica pandémica, a escasos metros de donde los Estados Unidos, o mejor dicho, agencias del gobierno relacionadas con el complejo militar industrial destinaban dinero público a la investigación de proyectos de ganancia de función. Es zoonosis o negacionismo, usted elige.


Y a vacunarse se ha dicho, por usted, por su abuela, por todos. Es cierto que los productos ARNm no frenaban en ningún modo la transmisión. De hecho, como supimos gracias a la declaración de una empleada de Pfizer en la Comisión Covid en el Parlamento Europeo, ni siquiera estaban diseñados para hacerlo. Ello no impidió que se aprobase la implantación de un pasaporte Covid. Finalmente se supo que el pasaporte Covid, además de una norma inconstitucional, era una norma ineficaz para el fin que pretendidamente perseguía, lo que no resulta óbice para que, aún hoy, se pueda juzgar como negacionista a todo aquel que señale la incongruencia de la norma. Tampoco conviene señalar el tremendo hachazo al erario público europeo que supuso la compra mancomunada de productos ARNm a cargo de la señora Von der Leyen. Aunque nuestra ínclita presidenta se curase en salud, nunca mejor dicho, y comprase diez dosis por europeo con nocturnidad y alevosía, no conviene airear públicamente este asunto a menos que se quiera ser etiquetado como negacionista.

En definitiva, la etiqueta negacionista supone una herramienta de incalculable valor para todos aquellos que quieran rehuir un determinado debate, y si va precedido de la etiqueta “terraplanista” mejor que mejor. Porque en el terraplanismo no hay grises. O se es terraplanista o no se es. No hay medias tintas. Por eso cumple perfectamente la función de realzar el envilecimiento de la crítica, sea ésta fundada o no. Con negacionistas no se debate, y punto. La buena noticia es, que de puro abuso del término, cada día hay más personas que son enviadas al ostracismo negacionista, de modo que más pronto que tarde, acabarán por conformar una mayoría. A fin de cuentas, si todo es negacionismo, nada lo es.

Carlos Sánchez
(Visto en https://elcomun.es/)

LA U.E. RETIRA DEL MERCADO LA "VACUNA" DE ASTRA-ZENECA



La revelación del Gran Engaño Covid se está volviendo imparable. Como corolario al reconocimiento hecho por AstraZeneca de que su terapia génica experimental comercializada fraudulentamente como "vacuna" produce trombos que pueden resultar mortales, una noticia que ya ha saltado a los medios oficiales, la U.E. ha procedido a suspender su comercialización. Pronto retirarán la de Pfizer y la de Moderna por las mismas razones: ya no pueden negar que, tal y como venimos denunciando los "negacionistas" desde el principio de este circo de los horrores, dañan la salud sin aportar beneficio alguno (salvo el crematístico amasado por sus criminales desarrolladores).

Como nota absolutamente singular, no ha sido el celo de los funcionarios europeos de salud que debían velar porque no saliese al mercado un tóxico dañino lo que ha impulsado la medida, sino que ésta ha sido solicitada por el propio fabricante ante la previsible avalancha de demandas que cabe esperar, toda vez que la farmacéutica se enfrenta a una demanda colectiva por la que podría llegar a pagar una indemnización de hasta 100 millones de libras ante la evidencia de casos de muertes y lesiones graves documentadas, como revela The Telegraph.

De la pócima que ahora se acaba de retirar del mercado se han administrado en Europa alrededor de 68,8 millones de dosis, y más de 3.000 en todo el mundo.

(Fuente: https://theobjective.com/)

SENTENCIA HISTÓRICA: LA AGENCIA DE SALUD EE.UU. SE RETRACTA DE LAS PUBLICACIONES CONTRA LA IVERMECTINA


lunes, 6 de mayo de 2024

LA CENSURA SE "DEMOCRATIZA"



Una cámara acorazada de seguridad protege la corrupción gubernamental que ha traspasado todos los límites. Una corrosiva capa de óxido abriga a los ambiciosos saqueadores y traidores de la patria defendiéndolos de cuantos intrépidos osen dejar al descubierto cualquier resquicio que delate su inconfundible hedor nauseabundo. Pero la avaricia y la prepotencia, malas compañeras siempre, acaban rompiendo el saco y dejando el botín a la luz del sol. Es entonces cuando los siervos de las cloacas desenvainan sus espadas y no escatiman recursos con tal de permanecer anclados en su pocilga de lujo. La mentira en sus diversas expresiones es un arma poderosa que protege y arropa toda suerte de corrupción. Nos guste o no, es la fórmula milenaria para el mantenimiento del sistema, léase la seguridad de los Estados y la estabilidad social.

El pueblo sigue la trama de los tejemanejes políticos e institucionales, sin saber que la auténtica historia nunca se escenifica ante el público. A este se le distrae con el engaño del falso relato, las causas que no son tales, al tiempo que se le idiotiza con el clásico pan y circo, sustituido hoy por el recién estrenado metaverso y la inteligencia artificial que permite todo tipo de trucos, recreaciones y distracciones. Lo importante es evitar que el pueblo piense y reflexione, no vaya a ser que descubra la gran farsa: las grandes mentiras de las que ningún medio de comunicación habla; bien porque no se atreve, o porque ha pactado e integrado su estatus de “apesebrado” y está obligado a callar. Es vender el alma al diablo, y la lista es interminable. Casi todos.

En el último Foro de Davos, donde se juntan los representantes de las élites globalistas para dar cuenta y ponerse de acuerdo sobre las directrices que se deben implantar, se encontraron los inefables y bien avenidos Pedro Sánchez y Ursula von der Leyen. Ambos coinciden en la necesidad de la puesta en marcha de implacables leyes mordaza, con el pretexto de poner fin a los “bulos” y a la “desinformación”; es decir, la censura de todo aquello que disienta del relato oficial; todo lo contrario a la esencia del periodismo que, aparte de ofrecer información y opinión, es vigilar, controlar al poder y denunciar sus asuntos turbios.

En España la propuesta de perseguir “bulos” empezó en pleno confinamiento. Publicamos sobre esto en abril de 2020 cuando el gobierno socialcomunista nos acosaba diariamente con aquel parte de guerra, emitido por militares adscritos al régimen, antes de comer. ¡Eso sí eran bulos y propaganda de guerra!

Ahora, el escándalo del caso Bonnie & Clyde de nuestros días ha revolucionado a los fans de los atracos. Los beneficiarios del botín, es decir, todos los vividores del socialismo/comunismo, incluidos los de la Ceja de siempre, autoproclamados representantes de la cultura –nunca lo he entendido— se han sublevado mostrando su adhesión a la práctica del tráfico de influencias y de conseguir dinero como sea; eso sí, siempre de las mismas arcas, las del Estado, que se nutren de los impuestos de los ciudadanos. ¿O seguirán pensando que el dinero público no es de nadie, como dijo aquella ministra ocurrente? En cualquier caso, estos faranduleros de las subvenciones hacen cine a nuestra costa, aunque sus películas no las vea nadie.

Lo cierto es que el caso Sánchez-Begoña nos ha hecho caer en la cuenta del falso anclaje de nuestra libertad de expresión, de prensa e incluso de pensamiento. No en vano, el sueño de quienes dirigen el mundo es neuromodular nuestras actitudes y emociones, y, en cierta forma ya lo están haciendo.

Una parte de la prensa se siente víctima ahora porque están viendo la cara de la censura, en virtud de las amenazas gubernamentales y las peticiones de otros medios de comunicación creados y/o financiados por la izquierda. Saben que los van a amenazar, a censurar, a multar, a cerrar, o a cosas peores, siguiendo la dinámica de los países comunistas. Sienten que la libertad toca a su fin. ¿Pero éramos libres antes de ahora?, debemos preguntarnos. Algunos sí, ¿pero éramos libres todos? Hago esta pregunta porque la libertad es algo relativo dependiendo de la autoexigencia del periodista o del medio, o de los temas que se investigan y publican. Y la respuesta es no; no lo éramos. No lo somos desde hace tiempo; quizá no lo fuimos nunca, y ahora menos.

En la actualidad, tras la imposición del laicismo feroz, las subculturas woke y queer, la ideología de género con todos sus flecos, la presión de los lobbies LGTBI con su relato foucaultiano, el lenguaje inclusivo, el multiculturalismo, lo sostenible, lo resiliente, la gran mentira del cambio climático y la falacia de la pandemia con sus mascarillas, confinamientos y pinchazos, ruina de empresas y muchas mentiras al por mayor, quienes investigamos y escribimos tenemos que andar de puntillas con la pluma; y no digamos nada en Facebook o en los programas de YouTube. Poco a poco, en los últimos años, sobre todo desde marzo de 2020 y, en general, desde el aterrizaje en tropel de los objetivos de la Agenda 2030, hemos ido cayendo en la autocensura, aplicándonos la espantosa y obsoleta ley de prensa del ministro franquista don Manuel Fraga.

Si usted encuentra una contradicción patente entre 
estos dos titulares necesita ser reeducado por el Mi-
nisterio de la Verdad para aprender a dejar de lado
la lógica más elemental y aceptar que todo lo que 
diga el poder es indiscutible. Ya lo anunció Orwell.
Ahora, la censura vuelve por decreto. Digamos que -aunque esto sea una contradictio in terminis-, de alguna manera, es una “censura democrática”, en el sentido de que todos seremos censurados. Es un despropósito propio de los regímenes totalitarios -este lo es-, pero para algunos no es ninguna novedad y ya hemos hecho el rodaje. ¿De qué podemos escribir en tiempo de censura? De todo, excepto de lo realmente importante, de aquello que pueda informar al ciudadano y ayudarlo a desprenderse del yugo de la manipulación; o de lo que suponga un peligro para el poder y sus propósitos. Se puede escribir con total “libertad” siempre que sea en la línea de los postulados del gobierno/sistema, es decir, hacer seguidismo de las grandes mentiras de diseño. Se puede escribir en “libertad” continuando con la falacia de la covid persistente, siempre en la línea de su relato inventado, de virus inexistentes. Pero silencio sobre lo que realmente causa la enfermedad; silencio sobre el grafeno en los viales, la red 5G, los campos electromagnéticos en general y el síndrome de irradiación aguda; silencio sobre la geoingeniería de nuestros cielos rayados; silencio sobre maneras de curar alternativas como el dióxido de cloro, la plata y el oro coloidal o la ivermectina; silencio sobre la ley de pandemias, sobre la Identificación Digital, las ciudades de quince minutos, los incendios provocados; los venenos autorizados en la alimentación, el transhumanismo y la destrucción del ser humano. Demasiados silencios. Demasiados temas tabú. Y son los realmente importantes. Casi todo lo que importa es censurable para este puñado de sátrapas.

Ahora todos seremos censurados, todos. Paradójicamente, algunos de los periodistas covidianos y medios de comunicación que en estos días agrios ponen el grito en el cielo por la amenaza de censura, nos censuraban a quienes sosteníamos criterios distintos sobre la pandemia y sus vectores; y nos insultaban llamándonos negacionistas y bebelejías -aludiendo al dióxido de cloro que tantas vidas salvó-, diciendo que éramos descerebrados e incluso que deberían aislarnos en campos de concentración. ¡Solo por haber visto la jugada anunciada de las élites y actuar en conciencia!



En nuestra opinión, los puntos citados en el párrafo anterior -de los que la prensa hace caso omiso y cuando los toca es para mentir y manipular- son mucho más importantes y trascendentes que el tráfico de influencias y los tejemanejes económicos de Begoña firmados por su marido el presidente, que no se va ni con agua caliente. Es cierto que es un escándalo que debe dirimirse en los tribunales, que nunca ningún político se había atrevido a nada igual y que Sánchez debería dimitir e irse, como muy cerca, a Siberia. Pero esto no deja de ser algo efímero y reversible, sin mayor trascendencia que la vergüenza de haber tenido a un psicópata al frente de la nación. Sin embargo, los temas citados de los que está prohibido hablar marcan un antes y un después en nuestro destino y en el del planeta con toda su flora y fauna. ¡Nos están envenenando en nuestras narices! Y esto sí es grave.

Magdalena del Amo
(Fuente: https://www.periodistadigital.com/; visto en https://ejercitoremanente.com/)

SPAIN IS DIFFERENT



LA DESOBEDIENCIA ES EL CAMINO



domingo, 5 de mayo de 2024

"KILL" BILL GATES EXPUESTO



El mismo hombre que se ha quejado de la superpoblación durante los últimos 30 años mientras supuestamente invierte en vacunas para salvar vidas, también es extremadamente hipócrita cuando se trata de sus afirmaciones sobre nuestra huella de carbono, oponiéndose a lo que todos en este planeta están haciendo: viajar, comer carne, tener hijos, y ... VIVIR.

Las reglas para ti, pero no para mí, se aplican a Gates como a ningún otro. ¿Sabías que el alarmista climático Bill Gates presiona para que nuestra vida diaria se restrinja en gran medida; Aboga por ciudades de 15 minutos y por limitar la libertad de viajar bajo el pretexto de las emisiones de carbono, mientras vive en el lujo y la extravagancia. Su residencia principal en Seattle cuenta con 7 dormitorios, 24 baños, una piscina de 60 pies con un sistema de música subacuático, un gimnasio de 2500 pies cuadrados (que obviamente nunca ha usado), un comedor de 1000 pies cuadrados, seis cocinas. y una sala de trampolines con un techo de 20 pies. No olvidemos la biblioteca de 2100 pies cuadrados, un cine en casa con capacidad para 20 invitados y un enorme salón de recepción de 300 pies cuadrados con espacio para 200 invitados. También hay una espaciosa casa de huéspedes, un garaje con capacidad para 23 coches y un arroyo artificial repleto de peces.

Dependiendo de la fuente, su valor se estima entre 127 y 170 millones de dólares. ¡Pero espera hay mas! Gates también posee casas en Del Mar, California AL NIVEL DEL MAR ($43 millones), Indian Wells, California ($12,5 millones), Wellington, Florida ($8,7 millones) y un rancho en Wyoming ($8,9 millones).

Lo que mucha gente tampoco sabe es que en 2014 se encontró pornografía infantil en la propiedad de su residencia en Seattle de Bill Gates, un hombre que tenía una relación cercana con el traficante de niños Jeffrey Epstein. Al final, un empleado de Gates fue condenado por esto, pero ¿no deberían los medios haber informado críticamente sobre esto? Parece que Bill lo evitó, habiendo realizado donaciones por valor de más de 300 millones de dólares a varios proyectos de medios en todo el mundo.

Por ejemplo, ha invertido casi 13 millones de dólares en The Guardian, 5 millones de dólares en el periódico alemán Der Spiegel y más de 3,5 millones de dólares cada uno en la BBC y la CNN.

Epstein, la pornografía infantil, el alarmismo climático y el soborno a los medios de comunicación no son los únicos escándalos que rodean a Bill Gates. Es muy probable que también estuviera advertido sobre la 'pandemia ,' o involucrado en su planificación, ya que en septiembre de 2019 invirtió más de 50 millones de dólares en la empresa alemana BioNTech, que hasta entonces había sido muy poco rentable durante años. Escribí un tweet sobre la inversión de Gates en junio de 2021, con un enlace al sitio web de la Fundación Gates y me prohibieron permanentemente el acceso a esta plataforma por plantear esa pregunta: desinformación médica, como la llamaban en aquel entonces. No es de extrañar, ya que BioNTech anunciaría apenas un año después de la inversión de Gates su colaboración con Pfizer para producir una terapia genética contra el virus del resfriado común, generando BILLONES. ¿Coincidencia? Lo dudo.

Pero eso no es todo. Además, Bill afirmó que:

▪️ Los hospitales estaban superpoblados y el triaje era inevitable.

▪️ Usar máscaras era lo mismo que usar ropa interior, un comentario que sorprende, especialmente considerando sus visitas a la isla Epstein.

▪️ La próxima pandemia llegaría pronto y sería mucho más mortífera.

▪️ La 'vacuna' evitaría la infección.

▪️ El Tratado de Preparación para Pandemias de la OMS sería necesario para prevenir futuras pandemias.

Por qué este Tratado de la OMS es incorrecto y peligroso para nuestra democracia se puede resumir en tres puntos.

1. El poder estaría centralizado. ¿Para qué, si los últimos cuatro años han demostrado que no hubo una pandemia mortal?.

El exceso de muertes probablemente fue el resultado de medidas arbitrarias y terapia genética experimental. Aunque la OMS denunció una pandemia, todavía hubo algunos países, como Suecia, que siguieron su propio camino. Eso sería imposible si ese tratado entrara en vigor.

2. La OMS inicialmente impulsó el enmascaramiento, el alarmismo y el aislamiento social, aunque su protocolo pandémico inicial de antes de 2020 se oponía estrictamente a tales medidas. Nunca se trató de hechos; Siempre se trata de control, que es exactamente lo que podríamos esperar en el futuro: la abolición de los derechos fundamentales globales con solo presionar un botón.

3. Los países cederán parte de su soberanía a dos organizaciones cleptocráticas globales: la OMS e indirectamente a la Fundación Gates, dado que son el mayor financiador de la OMS. En muchos países se oye claramente ceder soberanía incluso en cuestiones climáticas a una entidad global. Este sería el principio del fin de los Estados-nación soberanos.


Todo lo que mencioné anteriormente no ha sido cuestionado críticamente por ningún periodista convencional. En cambio, hay silencio porque "el que paga manda". Entonces, descubrir la verdad detrás de sus acciones y declaraciones se convirtió en tarea de periodistas ciudadanos como yo. Si valoras la investigación independiente y las perspectivas diversas, te invito a compartir esta publicación y unirte a nuestra comunidad siguiéndome. Oh, casi lo olvido, para combatir el "cambio climático", una startup de Bill Gates quiere rociar polvo en la atmósfera para bloquear el sol. ¿QUÉ PODRÍA SALIR MAL?”

(https://t.me/elaullido/)

RENUNCIA A REPRODUCIRTE, MALDITO FASCISTA!!!


¿Formar una familia? ¿Tener hijos? ¿Contribuir a que la pirámide de población no envejezca, convirtiendo el sistema de pensiones en insostenible y nuestra prosperidad en el cebo para una inmigración desordenada y desestabilizadora? ¿Dejar una herencia a los tuyos en vez de a papá Estado? Eres un repugnante ultraderechista que da asco a tus amos y líderes, y a todas sus numerosas familias. Los siete vástagos de Von der Leyen repudian tu egoísmo.

GUERRA CONTRA GRANJAS Y DISTRIBUCIÓN DE ALIMENTOS, UNA HAMBRUNA PREPARADA




sábado, 4 de mayo de 2024

LA RESPUESTA DE MILEI A LA ACUSACIÓN DE "INGERIR SUSTANCIAS" FORMULADA POR ÓSCAR PUENTE



Cuando no se le entiende, malo; cuando se le entiende, peor.

Ante la necesidad de lanzar cortinas de humo que distraigan de las gravísimas acusaciones de corrupción que pesan sobre el entorno más cercano de Pedro Sánchez, en particular los muy lucrativos negocietes de su esposa y su hermano, el ministro de transportes ha decidido contribuir a lo bestia -poca sutileza cabía esperar de él- a la ceremonia de la confusión que tanto necesita "el veraz" y se ha sacado de la manga una velada acusación de ser adicto a no se sabe bien qué contra el polémico presidente de Argentina, Javier Milei:


Al margen de que el sucesor del "conseguidor" Ábalos ha mentado la bicha que puede volverse en contra del clan de los acarreadores de maletas, verdaderas autoridades en «sustancias» de esas que han provocado que su amiga y protegida Delcy, jefa del Clan de los Soles, tenga prohibida la entrada a territorio de la U.E., de que estas insinuaciones insidiosas mal se avienen con la campaña de su jefe de combatir las "fake news", la desinformación y el lanzamiento de bulos en general (y bla, bla, bla, que a la primera de cambio ya tenemos campeón olímpico de "bulería, bulería"), y de que un gañán como él no puede ocultar su condición ("aunque la mona se vista de seda ..."), el patibulario ex-alcalde de Valladolid ha regalado al sionista y ultra-liberal Milei una ocasión de oro para poner en su sitio al gobierno más cuestionado de la oligocracia, perdón, democracia española, haciendo gala de una contundencia que no necesita del fácil insulto al que recurrió el "monistro" (el hallazgo lingüístico es mérito de Fernando López-Mirones) de movilidad sujetable, digo "sostenible".



(posesodegerasa)

ASTRAZENECA ADMITE QUE SU "VACUNA" PROVOCA TROMBOS QUE PUEDEN RESULTAR MORTALES



En medio de una batalla legal en el Reino Unido por una denuncia colectiva de los familiares de víctimas que fallecieron o sufren secuelas debido a la vacuna anti-COVID de AstraZeneca, la farmacéutica británico-sueca admitió por primera vez que su vacuna puede causar una enfermedad mortal, atribuyendo esto a lo que describen como un “raro efecto secundario”. En otras palabras, se acepta que las vacunas COVID matan seres humanos, como hemos venido advirtiendo desde los medios alternativos desde 2020.

Abogados que representan a familias han declarado que puede que nunca sepamos el verdadero número de personas afectadas por la “rara” pero devastadora “complicación” relacionada con la vacuna contra el COVID de AstraZeneca. Sin embargo, actualmente, 51 familias ya están emprendiendo acciones legales contra el gigante farmacéutico, argumentando que su vacuna “defectuosa” fue la responsable de las lesiones y muertes de sus seres queridos.

La “complicación”, conocida como síndrome de trombosis con trombocitopenia (TTS) o trombocitopenia trombótica inmunitaria inducida por vacuna (VITT), provoca la formación de coágulos sanguíneos peligrosos, potencialmente mortales, en el cuerpo de las víctimas. Los investigadores creen que esto se debe a que el virus del resfriado modificado presente en la vacuna actúa como un imán para una proteína en la sangre llamada factor 4 plaquetario, desencadenando una reacción inmunitaria que resulta en la formación de coágulos.

En octubre de 2021, CBC News hizo eco de datos publicados por la Agencia de Salud Pública de Canadá (PHAC), la cual calculó que la tasa de TTIV en canadienses que habían recibido la vacuna de AstraZeneca se situaba en ese momento entre 1 de cada 83.000 y 1 de cada 55.000, con una tasa de letalidad de entre el 20% y el 50%, y advirtió que la cifra estaba sujeta a cambios a medida que vayan apareciendo más datos.

En diciembre de 2021, un estudio científico que analizó el riesgo-beneficio de la vacuna de AstraZeneca utilizando un modelo de redes bayesianas, indicó que la enfermedad sólo es fatal en aproximadamente el 20% de los casos, lo cual es una cifra monstruosa para cualquier enfermedad y nada plausible al estar esta asociada a una vacuna supuestamente diseñada para salvar vidas.

Los afectados y sus familias están buscando indemnizaciones bajo la Ley de Protección al Consumidor de 1987, argumentando que la vacuna es “un producto defectuoso” y no tan seguro como los consumidores podrían esperar razonablemente. Aunque la vacuna sigue siendo acreditada, los reclamantes insisten en que la compensación es necesaria para aquellos que han sufrido lesiones graves o han perdido a sus seres queridos.

En diciembre de 2020, los periodistas Jeremy Loffredo y Whitney Webb documentaron la evidencia de los vínculos entre los desarrolladores de la vacuna Oxford-AstraZeneca y la rebautizada Sociedad Británica de Eugenesia, así como otras instituciones relacionadas con la eugenesia como el Wellcome Trust británico.

Entre los mayores accionistas de AstraZeneca se encuentran Wellington Management Co. LLP, de la familia Morgan; BlackRock Investment Management (UK) Ltd; The Vanguard Group, Inc.; y Fidelity Management & Research Co. LLC. —tres de los “cuatro grandes de Wall Street” controlados por linajes de la vieja aristocracia europea y la oligarquía estadounidense. En el portal Marketscreener, Marcus Wallenberg aparece como miembro de la junta directiva de AstraZeneca. Marcus Wallenberg es un antiguo miembro del Comité Directivo del Club Bilderberg.

(Fuente: https://www.mentealternativa.com/ )