viernes, 26 de enero de 2024

¿FUERON PETER DASZAK Y RALPH BARIC LOS CREADORES DEL COVID?



Me adelanto a los escépticos radicales que niegan la existencia no solo del Sars-Cov-2, sino de cualquier tipo de virus patógeno (aunque entonces se nos queda en el aire todo lo sabido sobre, por ejemplo, el mecanismo de la rabia, pero como negar es fácil y afirmar exige investigación ... se quedan con lo fácil), recordando que, como he sostenido en otras ocasiones, la existencia real del Sars-Cov-2 como algo más que un virus-quimera es irrelevante para el caso: si existe no se va a "presentar en sociedad" porque entonces quedarían a la vista de los científicos inserciones de patógenos dañinos y/o mortales, si no de otros componentes nocivos (grafenistas, aquí tenéis cancha), si no existe, y por tanto su capacidad de infectar es la misma que la de un fantasma para ganar una competición de halterofilia, basta con hacer creer lo contrario a las masas crédulas para que cumpla su función, que no es otra que la de empujarlas a tomar un supuesto remedio que no es tal, sino el auténtico agente que hace enfermar y morir, y no por infección vírica, sino, en primer lugar (y no afirmo que sea el único factor, pero sí uno que está presente y activo) por programación genética de una proteína tóxica, la "spike", inoculada sin medida en un evidente e irracional empeño por apagar un fuego hipotético con gasolina no solo real y de alto octanaje, sino en cantidades dignas de la canción de Daddy Yankee.

En todo caso, el Covid real -no el diagnóstico proyectado sobre enfermedades conocidas, como la gripe estacional- es lo que se han inyectado inconscientemente los verdaderos negacionistas en esta historia, los que se infectan tras la falsa inmunización y son incapaces de ver en ello una relación causa-efecto, llegando en su fanatismo suicida a culpar de su mal a cualquier cosa, y pretendiendo que haber jugado a la ruleta rusa les ha evitado justamente el resultado previsible de jugar a la ruleta rusa.

Como ejemplo de este proceder rayano en la idiocia tenemos el caso del locutor Howard Stern, quien, tras OCHO inyecciones, mascarilla y aislamiento paranoide durante casi cuatro años ha comentado ante su reciente diagnóstico de Covid: “En toda la semana solo me junte con dos personas y no tenían covid, no entiendo como me pude contagiar”.

Con su nivel cero de lógica, jamás podrá entenderlo. Es lo que tiene el "síndrome Resines" (empeorar con cada dosis que te pinchan y aún así sostener que los equivocados son los "pura sangres" saludables).


Dicho todo lo cual, que confío en que me evite tener que contestar algún comentario maximalista de quienes, amparados en el anonimato, sueltan simplezas como "Los virus no existen", "La proteína spike (ésa que detecta con contundencia la cromatografía HPLC) no existe" o "Antonio Resines no existe", y desaparecen. Que alguno habrá, no se crean ...

Y, finalmente, añado el consabido "Las opiniones vertidas en este espacio son de exclusiva responsabilidad de quien la emite y no representa necesariamente el pensamiento del blogger, quien se limita a reproducirlas porque las considera, no necesariamente verdaderas, sino relevantes y significativas en cuanto a materia de debate".

¡Hala, ya me he cubierto las espaldas!

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