lunes, 29 de enero de 2024

PALOMARES: EL ACCIDENTE NUCLEAR QUE PUDO HABER DEJADO MEDIA ESPAÑA INHABITABLE (3ª PARTE)



Censura e interferencias radiofónicas

Los documentos españoles dejan clara la enorme preocupación de las autoridades franquistas por controlar en todo momento a la opinión pública. Había una firme decisión de censurar la prensa nacional y, en la medida de lo posible, a la extranjera. Paradójicamente, Estados Unidos mostró, pese a que el accidente involucraba armas nucleares secretas, una actitud más trasparente, llenando los silencios del Gobierno español, que durante muchas jornadas y momentos claves desapareció de la escena.

Según uno de los informes del director de la AGA, sobre las 13:00 horas del día 21 —es decir, cinco días después del accidente— se presentó en el puesto de mando del Ejército estadounidense un sacerdote que resultó ser el cura Francisco Navarrete Serrano, párroco de la pedanía de Palomares. "Venía muy preocupado por el estado psíquico de la población civil, manifestando que está muy alarmada por haber oído referencias en español por radios extranjeras de que la zona estaba contaminada y había un grave peligro para los habitantes". Le atendió el propio general Donovan, quien amablemente le explicó a través de un intérprete "la realidad sobre el poco peligro existente". El sacerdote hizo ver "la conveniencia" de que alguna autoridad española les hablase y tranquilizase, lo que produjo que se trasladase ese mismo día a la zona el gobernador civil de la provincia.

Sin embargo, después de hablar brevemente con los vecinos, el gobernador civil, según el capitán James Grijalbo, delegó toda la autoridad en el coronel Ramos. Este ordenó inmediatamente una cuarentena completa de Palomares, tanto para la salida de sus productos alimenticios (principalmente tomates), como en la entrada y salida de personas.

A pesar de eso, como explican los informes secretos españoles, los corresponsales extranjeros continuaron "deambulando por todas partes", hasta el extremo de que la Guardia Civil se vio obligada a "echar" a supuestos corresponsales de la prensa francesa no acreditados. Los corresponsales extranjeros, detallan los informes encontrados, "estuvieron sonsacando a los niños, dándoles caramelos para que hablasen y, en vista que así no se les podía controlar, se les ordenó que fuesen al campamento americano, a un lugar donde había puesto un cartel para que todos los corresponsales se reunieran allí y un coronel americano los recibía".

Pese a que ambas partes tratan de mantener controlada la información, el cerco no es perfecto. La alarma saltó cuando el general estadounidense Wilson trata de que la única foto que existe del momento preciso del accidente no sea publicada, pese a que la instantánea no revela prácticamente nada y solo se aprecia lo que parece una gran nube blanca.

"Se tuvo noticias que extranjero llamado Fovvler que se dedica [a] trabajo rodaje películas como técnico de efectos especiales tomó foto colisión aviones día 17 desde Carboneras. Dicho individuo salió ayer para Madrid ignorarse hotel que habitará. Se ha llegado conocimiento piensa vender foto en 400 dólares 'Paris Match'. Viaja en Rolls Royce acompañado una mujer teniendo cabellera muy larga", comunica a Madrid el general Montel en un telegrama secreto remitido el 25 de febrero.

Hoy sabemos que las autoridades españolas no pudieron satisfacer los deseos de los estadounidenses y, unas semanas después, la revista francesa logra una primicia mundial al publicarla.

Este no fue el único reportaje gráfico que el Pentágono trató de que no saliera a la luz pública. El otro caso se refiere a las imágenes de los cadáveres calcinados y destrozados de algunos de los miembros de las tripulaciones aéreas estadounidenses. Fueron tomadas el mismo día 17, cuando los presentaron al general Wilson en Cuevas del Almanzora.

"La capilla ardiente estaba montada en el salón principal del ayuntamiento, explicó el capitán James Grijalbo, que lo presenció. Allí estaban el alcalde, concejales y cura párroco, así como una gran multitud a las puertas del mismo. Se mandó aviso al médico forense del citado pueblo que, junto con el capitán médico Byrum, abrieron (sic) los féretros, reconocieron los cadáveres y este último me pareció [que] se guardaba algunos efectos personales encontrados de ellos".

Después de muchas conversaciones, idas y venidas, las autoridades españolas autorizaron su traslado vía terrestre hasta San Javier. De allí partieron en vuelo hasta Torrejón, donde se procedió a su confirmación forense a través de las huellas digitales y pies. Es raro y difícil encontrar estas fotografías, aunque sí han aparecido en algún lugar.

A mediados de febrero, ante las quejas por las trabas burocráticas, las escasas indemnizaciones económicas que ofrece EEUU y la incapacidad del Pentágono de encontrar la cuarta bomba, aumentan las peticiones a favor de una estrategia de comunicación más proactiva con el objeto de difundir "algunas vistas y escenas de normalidad" que contribuyan a "contrarrestar la intensa campaña tendenciosa de la radio y prensa extranjeras".

Se toma la decisión de aislar completamente a los habitantes de Palomares y Villaricos de la influencia de las radios extranjeras, especialmente la del Partido Comunista, conocida como Radio Pirenaica, que emitía desde fuera del territorio nacional.

El 11 de febrero, cuando los supermodernos submarinos norteamericanos continúan buscando sin éxito la bomba en el Mediterráneo, llega a Vera un equipo militar enviado especialmente por el Alto Estado Mayor, máximo órgano militar de la presidencia del Gobierno, diseñado para interferir y hacer ininteligible cualquier emisión radiofónica. Su instalación y pruebas son complejas, por lo que su entrada en servicio se retrasa nueve días. Su efectividad es total. No solo interfiere las radios, sino que anula totalmente la recepción de la señal de televisión en un radio de 300 metros. Los lugareños no saben bien qué pasa. Desde hace días no pueden escuchar la radio ni ver ni la televisión.


El día 24, Montel se alarma y lo comunica inmediatamente a sus superiores. "Equipo interferencias Alto Estado Mayor produce interferencias en [la] recepción televisión creando el consiguiente malestar", afirma.

PALOMARES. 02 MARZO. 1966.

Radiactivo

Hora desconocida

A los 44 días del accidente, el Departamento de Estado reconoce por primera vez que una bomba se halla perdida en el mar. Justifican su mutismo por cortesía diplomática, ante la petición de silencio española. Reconoce contaminación.

PALOMARES. 08 MARZO. 1966.

Baño en el mar

Hora desconocida

El embajador americano le comenta a Fraga que para limpiar la imagen de Palomares “no valen las palabras, valen los hechos”. Por eso le propone bañarse en las aguas de Palomares. El baño tiene lugar en la playa de Quitapellejos, cerca de Palomares.

PALOMARES. 15 MARZO. 1966.

Bomba en el mar

Hora desconocida

El minisubmarino Alvin encuentra la bomba en mitad de una pendiente con una inclinación de 30 grados y muy cerca de un cañón submarino.

PALOMARES. 24 MARZO. 1966.

Bomba en el mar

04:00 am

Se toma la decisión de subir la bomba. Las grúas de la embarcación comienzan a tirar del artefacto atómico, pero a 300 metros de la superficie cae de nuevo al vacío. Alvin engancha la bomba, pero en la maniobra de arrastre se rompió el cable.

Campamento

Hora desconocida

Fuerzas Americanas proceden levantamiento de la totalidad campamento.

PALOMARES. 02 ABRIL. 1966.

Bomba en el mar

17:00 pm

El Alvin encuentra de nuevo la bomba a 110 m de su posición anterior. El coronel White se lo comunica a los españoles a las 17:00 h. Se espera que la recuperación sea lenta. Guest califica los siguientes nueve días como agonizantes.

PALOMARES. 08 ABRIL. 1966.

Hora desconocida

Tras una rueda de prensa en el buque Albany para los medios de comunicación, se presenta públicamente por primera vez la bomba recuperada en el Petrel.

PALOMARES. 09 ABRIL. 1966.

Hora desconocida

Montel declara cumplida la misión y regresa a Sevilla.


Para empeorar las cosas, aparece en las proximidades una rudimentaria pancarta sobre cartón con el siguiente mensaje: "Fuera los americanos de España, fuera las bases, no queremos más aviones yanquis en nuestro suelo cargado de bombas atómicas. No queremos otra Hiroshima".

La tensión entre los habitantes se multiplica y los militares empiezan a pensar que es peor el remedio que la enfermedad. El 4 de marzo, coincidiendo con el llenado de los bidones que se llevarán a EEUU los terrenos más contaminados, reitera en un telegrama secreto "urgentísimo": "Comunique posibilidad parar equipo interferencias de la presidencia para evitar molestias ya citadas".


No sabemos con exactitud cuándo finaliza el bloqueo informativo, pero los telegramas secretos españoles dejan claro que la tensión se desinfla a partir de la semana siguiente, tras "la impresión muy favorable" que ha tenido el famoso baño en las cercanías del ministro Manuel Fraga y el embajador estadounidense Duke.

El 11 de marzo, el Pentágono retira la mitad de los 800 hombres que tiene en la zona y el general Wilson informa que levantarán el campamento el 20 de marzo. Montel y los científicos españoles lo entienden como el final de su trabajo. "Ya no es necesaria mi permanencia continua en la zona", informa a sus superiores.

La alarma se enciende en el Gobierno español ante el temor de que los norteamericanos se marchen sin completar el trabajo y abandonando una última bomba atómica en el Mediterráneo. Por eso, rechazan la petición de Montel. Tendrá que esperar un mes más.

Finalmente, se encuentra a 970 metros de profundidad. El 8 de abril, Viernes Santo, se muestra a los medios de comunicación a bordo del USS Petrel. Nadie de importancia del Gobierno franquista quiso inmortalizarse con ella.

Rafael Moreno Izquierdo
(Fuente: https://www.elconfidencial.com/)

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