sábado, 30 de septiembre de 2023

EL HOMENAJE A UN MIEMBRO DE LAS SS EN EL PARLAMENTO CANADIENSE, UN TIRO EN EL PIÉ DEL GABINETE TRUDEAU


 
"El increíble Hunk": 98 años y quien padece pérdida de memoria es
toda la chusma que le rodea. Dr. Parkinson, ¿qué está pasando aquí?

Parece que al final no todo vale con tal de blanquear a Zelenki. El patético show montado para celebrar su visita al parlamento de Ottawa, con anciano ucro ex-Waffen SS ovacionado por los nietos de aquellos que combatieron al Tercer Reich se ha saldado de momento con la dimisión de Anthony Rota, presidente de la Cámara de Representantes y organizador del desaguisado, las disculpas con la boca chica de Trudeau, que no dimite ni en sueños, aunque aprovecha la ocasión para culpar de lo sucedido "a la desinformación rusa" (al parecer la agenda parlamentaria canadiense la organiza el mismísimo Putin y la supervisa Rompetechos, porque si no no hay conexión posible), las protestas de numerosas organizaciones que van desde la ONU hasta el grupo de «Amigos del Centro Simon Wiesenthal», y el anuncio del ministro de Educación de Polonia, Przemyslaw Czarnek, de que su país solicitará a Canadá la extradición de Yaroslav Hunk, el simpático abuelete genocida al que los diputados aplaudieron como focas por su condición de "veterano ucraniano-canadiense … que luchó por la independencia de Ucrania contra los rusos”. Ucraniano de nazimiento, canadiense de adopción y peón de un criminal credo que hibridó las dos ideologías que más han fomentado el asesinato en masa en los últimos siglos: el nacionalismo y el socialismo de estado.


¡Qué majo el abuelito! ¿Cómo no encariñarse con él?

Pese a que vivimos en la era de la post-verdad, en que asesinos recalcitrantes son considerados meramente "militantes fanáticos", como ha dicho un asquerosamente contemporizador Jordi Évole del sanguinario Josu Ternera, el carácter filofascista de Volodimir Zelenski y su reivindicación del pasado nazi de Ucrania cada vez resultan más evidentes hasta para el más cegato. Como escribió en su cuenta de Twitter la ex-jefa de gobierno polaca, Beata Szydlo:

«Los políticos canadienses (…) quizás no sabían a quién estaban aplaudiendo. Pero, ¿el presidente ucraniano no adivinó lo que hacía el “héroe ucraniano” durante la Segunda Guerra Mundial? Quizás Zelenski no se dio cuenta del problema, de la misma manera que no ha puesto mucha atención al culto que se rinde a las formaciones ucranianas de la Segunda Guerra Mundial, que colaboraban con la Alemania nazi, y que se hace cada vez más corriente en Ucrania».


Yaroslaw Hunka en el centro de la primera fila de inte-
grantes de la 14th Waffen Grenadier Division, brigada
integrada por voluntarios ucranianos incorporados a
las SS. Increíblemente, esta tropa es reconocida por
monumentos en su honor en Detroit, Filadelfia, 
Australia y la propia Canadá.
120 000 polacos fueron masacrados por los nacionalistas ucranianos durante la Segunda Guerra Mundial. La División SS «Galitzien», en la que militó Yaroslav Hunka, se distinguió particularmente por su participación en numerosas matanzas de civiles ucranianos, judíos, polacos y eslovacos. Curioso concepto de heroísmo el que alabaron los diputados canadienses, que, o no sabían a quien estaban aplaudiendo, en cuyo caso son unos ignorantes, o lo sabían, en cuyo caso son algo más que cómplices de la nostalgia nazi. En cualquier caso, es obvio que el Parlamento de Ottawa está integrando por una caterva de contemporizadores del totalitarismo cuya conducta escupe contra la memoria de los miles de canadienses que murieron luchando contra la Alemania nazi.

Esta traición a la memoria colectiva fue obvia incluso mientras se estaban celebrando los Juicios de Nuremberg. Como recuerda el portal Red Voltaire,

«El primer ministro canadiense William Lyon Mackenzie King, amigo personal de Adolf Hitler, dio albergue a numerosos criminales de guerra al final de la Segunda Guerra Mundial. Entre aquellos prófugos estuvo el ideólogo y creador del nacionalismo integral ucraniano, Dimitro Dontsov.

Dontsov no fue juzgado en Nuremberg, a pesar de que había sido uno de los principales organizadores de la “Solución Final” de las “cuestiones” judía y gitana, desde su cargo de administrador del Instituto Reinhard Heydrich.

Stepan Bandera, el “ejecutor” de las tenebrosas ideas de Dimitro Dontsov, incluso viajó de manera completamente legal a Canadá para visitar allí a su inspirador. Y más tarde, el primer ministro aupado por los nazis en la Ucrania “liberada”, Yaroslav Stetsko, fue recibido triunfalmente en Canadá.



Chrystia Freeland, actual viceprimer ministro de Canadá,
con el presidente ucraniano Volodimir Zelenski justo el
día en que la camiseta militar estaba en la lavadora.
La actual viceprimer ministro de Canadá, Chrystia Freeland, es nieta del Michael Chomiak, editor del principal diario nazi de Europa central. La señora Chrystia Freeland trabajó para un grupo de criminales de guerra en la redacción de una Encyclopedia of Ukraine, donde se afirma que los nacionalistas integristas ucranianos no colaboraban con los nazis, obra que ha sido denunciada como un intento descarado de reescribir la historia de Ucrania».

Durante los Juicios de Nuremberg, el Tribunal Militar Internacional declaró a las Waffen-SS una organización criminal responsable de atrocidades masivas, incluida la “persecución y exterminio de judíos, brutalidades y asesinatos en campos de concentración, excesos en la administración de los territorios ocupados, la administración del programa de trabajo esclavo, y el maltrato y asesinato de prisioneros”.

Sin embargo, después de la guerra, a miles de veteranos de las SS Galichina se les permitió reasentarse en Occidente, alrededor de 2.000 de ellos en Canadá. Para entonces, la unidad era universalmente conocida como la Primera División Ucraniana.

Yaroslav Hunka, el anciano homenajeado por el Parlamento de Ottawa, se ofreció como voluntario para unirse a la división en 1943. Hunka describe los años de 1941 a 1943 como los años más felices de su vida. Con un humor asombrosamente desaprensivo, llegó a comparar la dispersión de los veteranos de su unidad tras la derrota nazi con la diáspora judía.


Zelenski y Trudeau, homenajeando a un nazi adoptado
El escándalo que el aquelarre parlamentario canadiense ha despertado en Polonia tal vez sea la gota que colme el vaso de la paciencia que el país báltico ha venido teniendo con el cinismo ucraniano, paciencia obligada por su pertenencia a la OTAN. Esta misma semana se han presentado las conclusiones de la investigación sobre la caída de un misil en una granja de Przewodów (Polonia) el 15 de noviembre de 2022, misil cuya explosión mató a dos granjeros y que Zelenski se apresuró a atribuir a Rusia, algo que la fiscalía nacional de Polonia acaba de descartar categóricamente, señalando además la falta de cooperación de Kiev en la investigación. El presidente ucraniano no solo negó una responsabilidad que ahora resulta evidente, sino que intentó forzar una respuesta militar de la OTAN al supuesto ataque ruso, clamando por activar la cláusula de defensa mútua de la alianza militar e intentando así provocar el estallido de una nueva guerra mundial. Ya fuera un error de cálculo o un ataque de falsa bandera, la irresponsabilidad de Zelenski resulta cuando menos preocupante.

Parece que la puntería de los lanzamisiles ucranianos deja bastante que desear, visto que la masacre en un mercado de Kostiantinivka, municipio ucranio de la provincia de Donetsk, en el frente de Bajmut, y que la propaganda ucraniana atribuyó a un ataque intencionado de Rusia, ha resultado ser también resultado del disparo de un misil por parte de las fuerzas ucranianas.

"Dime con quien andas, y te diré quién eres" afirma el dicho. No solo debe aplicarse a Trudeau, sino a cada uno de los parlamentos en los que el cómico neonazi de la camiseta resudada ha sido recibido con entusiastas ovaciones, incluído, por supuesto, el sito en la Carrera de San Jerónimo de Madrid, donde los acuerdos para gobernar parecen imposibles, pero a la hora de honrar a un personajillo como Zelenski la unanimidad es absoluta.


Una imagen de lo más reveladora: sus Señorías con bozal pero sin tratamiento anti-
parásitos, dado el frenesí con que aplauden a la tele donde interviene un actor de
ínfima categoría. Nunca Volodimir pudo aspirar a tanto ni la Cámara Baja caer
tan bajo. Debería ser rebautizada como "Cámara ínfima".

(posesodegerasa)

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