sábado, 2 de septiembre de 2023

AGENDA 2030: DEJARÁS DE COMER CARNE POR LAS BUENAS O POR LAS MALAS



¿Por qué en Matrix el único aficionado al bistec resultaba ser el mal-
vado traidor Cifra? Porque LOS MALVADOS SON CARNÍVOROS

“Si los humanos no deciden dejar de comer carne, podemos generarles con ingeniería genética una intolerancia para que su cuerpo rechace ciertos tipos de proteínas bovinas” declaraba el pasado mes de agosto el Foro Económico Mundial, el "think tank" que traduce a políticas concretas los delirios totalitarios de Klaus Schwab y su camarilla de psicópatas autoerigidos en mayorales del rebaño humano. Una propuesta, por cierto, aplaudida por la etóloga Jane Goodall, quien directamente afirmó que “habría menos problemas si hubiera 7.500 millones menos de humanos”.


La simiófila agradeció con retraso (cronológico y mental) el premio Príncipe de Asturias que le fue entregado hace dos décadas acusando a España de un excesivo consumo de carne, abogando en cambio por terminar con la agricultura y ganadería industrial, lo que empujaría al hambre a un porcentaje mayoritario de la población mundial, problema que se resolvería diezmandola "manu militari" para volver su número manejable: “Todo esto no sería un problema si la población fuese la que había hace 500 años".

Y que ningún ingenuo piense que se trata de una declaración de intenciones. Lo que esta camarilla genocida divulga en sus encuentros funciona como justificación de medidas ya operativas. Así parece demostrarlo la siguiente información:


La mordedura de la garrapata estrella solitaria vuelve al receptor alérgico a la carne. Al receptor que sobrevive, claro, pero dado que el bicho tampoco es una plaga masiva el uso del principio químico que causa esta reacción podría generalizarse mediante el arma favorita de la élite globalista: las vacunas.

Así que si eres tan osado de inocularte la enésima dosis de Covid, la absolutamente innecesaria vacuna de la gripe o cualquier otro engendro genético novedoso que te propongan, no te extrañe que el más tentador chuletón a la pimienta empiece a provocarte náuseas. Y mejor que la reacción sea sin llegar a probar bocado: ingerir el alimento al que te han forzado a ser alérgico podría provocar que enfermes gravemente o incluso mueras.

El plan tampoco es de ayer: durante una conferencia en el Festival Mundial de la Ciencia de 2016, el Dr. Matthew Liao, director del Centro de Bioética de la Facultad de Salud Pública Global de la Universidad de Nueva York, describía así su despótico proyecto de modificar genéticamente a los humanos "para salvar el planeta":


El proyecto del zumbado éste no acaba ahí: pretende nada menos que reducir el tamaño de los seres humanos para que consuman menos recursos. En resumen, Liao “cree que la solución del cambio climático comienza con el individuo”. Es por eso que sugiere que convirtamos a los humanos en hobbits enfermos de intolerancias alimentarias.

¿Cómo es posible que el Fu-Manchú éste no haya sido procesado por conspiración para el genocidio? Porque eso es exactamente lo que propone.

Por cierto, al año siguiente de que el doctor Frankenstein lanzara su propuesta la maquinaria propagandística de Hollywood nos regaló una de las películas más absurdas, insufribles y olvidables de las últimas décadas: "Una vida a lo grande", merecídismo fracaso de taquilla que ilustraba la idea de miniaturizar a la gente para solucionar problemas como el inexistente calentamiento global, la lucha de clases y la superpoblación.

Durante la Cumbre de Davos 2021 del WEF, el artículo de de 2012 de Liao, alias "la garrapata humana" (más lo primero que lo segundo), “Ingeniería humana y cambio climático”, fue incorporado a la discusión sobre la 'Dieta de Salud Planetaria', una iniciativa globalista para hacer que la humanidad adopte una alimentación basada en plantas y consuma fuentes de proteínas alternativas como insectos y tejido cárnico sintético cultivado en laboratorio, como el que ya comercializa el infaltable Bill Gates

(Fuente: https://thepeoplesvoice.tv/)

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