miércoles, 6 de septiembre de 2023

CREANDO ESCENARIOS



Terminaba la década del 80, pasaban a la historia Madonna, Top Gun, Karate Kid; y comenzaba una nueva y desconocida.

Yo entonces cursaba los primeros años de la Universidad, allí sobresalía mi amigo X, que tenía caracteristicas de adolescente genio, y una total falta de timidez para expresar sus puntos de vista, siempre originales.

Algo dijo en clase que llamó la atención, porque la semana siguiente un alumno desconocido se sentó a su lado y, disimuladamente, observó que hacía y recabó datos.

Luego recibió una invitación a una reunión a realizarse en el Club del Progreso, en Buenos Aires. Me pidió que lo acompañe.

La reunión la realizaba una organización llamada Club de Roma, fundada por el inefable David Rockefeller, directamente relacionada con el Grupo Bildenberg. Tambien participaba la Fundación Ford, y la Fundación William H. Gates.

Allí había un grupo de unos 20 jóvenes de alrededor de 19 años, un grupo de una 5 personas de mas edad, extrañamente pertenecientes al Partido Comunista, todos empleados del Banco Credicoop, y alguna gente proveniente del ámbito de la medicina, concretamente relacionada con el tema SIDA, muy en boga en esos años. También un ex ministro de relaciones exteriores, muy relacionado con la Sorbona.

Nos explicaron que la intención era formar jóvenes para un día ser los líderes del mañana.

Estabamos impresionados por la propuesta, y, hay que confesarlo, con el poder y el dinero detrás de todo ello. Estamos creando un Nuevo Orden Mundial, nos explicaron. (El Muro de Berlín había caido hace pocos días). A eso llegaremos creando escenarios.

Un escenario, por ejemplo, es una epidemia, una guerra, una catástrofe. Ese escenario es un decorado que lleva a los actores a actuar de una determinada manera.

Por ejemplo en esos años se impulsaba la histeria del agujero de ozono, que en realidad ocultaba una negociado del reemplazo de los gases fluorocarbonados usados como refrigerantes, acusados del agujero, por gases HCFC y PAO, derivados del petróleo. ¿No es necesario que les diga quienes se beneficiaron con esto, verdad? La gente, asustada, se ocultaba del sol.

Nos hablaron del experimento de Milgram, que demostraba que la mayoría obedece ciegamente a quien percibe como autoridad, incluso es capaz de matar o torturar.

Luego nos hablaron del peligro de la superpoblación. Supongo que sabían que sabíamos que las teorias de Malthus se demostraron falsas, y nos estaban probando.

Un solo gobierno mundial, una elite científica dominando todo, y los líderes formados, a sus órdenes.

Otra política era que la gente no sería dueña de sus autos o casas, pero los podrían rentar facilmente.

Salimos caminado a la Avenida 9 de Julio, teníamos mucho que pensar.

- ¿Por que Rockefeller y Ford financian comunistas?, pregunté a mi amigo, ¿no es contradictorio?

- Desde 1958 que lo vienen haciendo. No hay intelectual comunista que no sea apoyado económicamente por ellos. Los comunistas están en un problema, todo su edificio está construido sobre la "Clase Obrera", y estamos pasando de una sociedad industrial a una de servicios. Se tienen que reconvertir en algo muy diferente, y les están indicando en qué.

Caminando llegamos a la casa de Eugenia, la novia de mi amigo.

Mi amigo, muy verborrágico, contó todo, delante de la madre, la novia y su hermana.

En un momento Eugenia se puso las manos en sus oídos, y dijo: Basta, basta, no me cuentes más, no quiero saber, prefiero seguir pensando que el mundo es simple.

Por mi parte jamás volví a contactarme con esa gente.

Recién en 2020, cuando toda la izquierda salió en bloque a respaldar los encierros, las "vacunas" forzadas (hoy el sistema reconoce que 1 cada 27 produjo daño cardíaco) y los bozales, comprendí por que los grandes magnates invirtieron tanto en financiar a la izquierda.

Seguirán disparando escenarios (calienta miento, gripe aviar, vaca loca, gripe de los gatos), y mientras la gente los siga creyendo, seguirán dominando el mundo.

No tendrás nada, pero serás feliz, prometen.

Pero si uno empuja, se cae el decorado.

Horacio Rivara

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