viernes, 18 de agosto de 2023

EL MINISTERIO DE SANIDAD ESPAÑOL ADMITE MÁS DE 80.000 EFECTOS ADVERSOS POR LAS "VACUNAS COVID"



El Ministerio de Sanidad de España ha revelado finalmente la cara oculta de las vacunas contra el COVID-19, con un informe de Farmacovigilancia que documenta más de 84.650 casos de efectos adversos hasta diciembre de 2022. En un aterrador balance, se documenta la muerte de 500 personas y la severa afección de 14.000, consecuencia directa de las inoculaciones. Con trombosis, trastornos neurológicos y pérdida de movilidad entre las repercusiones, se cuestiona si el acelerado proceso de desarrollo y distribución de las vacunas se hizo a expensas de la seguridad de los ciudadanos.

Un informe de Farmacovigilancia sobre Vacunas COVID del Ministerio de Sanidad ha reconocido oficialmente que hasta diciembre de 2022 se había informado de 84.650 notificaciones de efectos adversos provocados por las vacunas contra la COVID-19 en España.

Pese a que el informe del Ministerio español de Sanidad en cuestión está fechado a finales de Enero del presente año el eco que ha tenido en los medios ha sido prácticamente inexistente. No solo no ha sido recogido por los espacios informativos, sino que tampoco han sido objeto de esos "debates tertulianos" que tanto suelen abundar en la radio y la TVs españolas.

UNA CARRERA LETAL POR LA CONQUISTA DE LOS MERCADOS

De las 84.650 notificaciones de efectos adversos reconocidos provocados por las vacunas contra la COVID-19 en España, 14.003 de ellas han sido consideradas graves y 500 condujeron a desenlaces mortales.

En una carrera letal por la conquista de mercados para la inoculación de la vacuna, determinados laboratorios han utilizado tecnologías que carecían de una trayectoria de investigación científica. Durante el primer año de la pandemia, una codicia enloquecedora se apoderó de una parte considerable de la industria farmacéutica, que ansiosa por abrir posibilidades para la multiplicación de unos negocios de fábula, apuraron las fases en los procesos de investigación, omitiendo los tiempos y etapas para así poder ver cumplidos sus objetivos mercantiles frente a los de la competencia.

Los "eventos adversos" que ahora ha puesto de manifiesto el Ministerio de Sanidad del Ejecutivo gubernamental español, no son uniformes y varían desde trombos hasta trastornos neurológicos, pasando por enfermedades tales como la encefalomielitis miálgica y problemas de inflamación sistémica. En algunos casos, las personas inoculadas experimentaron dolor crónico e incluso pérdida de movilidad.


El dr. Pedro Cavadas, una de las pocas voces que advirtió en su momento
de que se estaba aplicando un tratamiento para el que no había existido un
plazo de desarrollo mínimamente razonable. Por supuesto, en el país de la
farándula y el cotilleo su autorizada opinión fue tenida en nada frente a la
propaganda gubernamental que difundían Belén Esteban, Susana Griso y
otras "autoridades" frente a las cuales el prestigio de un reputado cirujano
no contaba. El dr. Cavadas lo entendió y se retiró de escena antes de que
el sambenito de "negacionista" empañara su curriculum.

Profesionales de diversos campos han venido reportando síntomas adversos tras la inoculación de la vacuna. Por ejemplo, un número de educadores, e incluso doctores en medicina, experimentaron trombosis pulmonares y debilidad intensa, respectivamente, después de recibir la primera dosis. En el peor de los casos, algunos se han llegado a ver totalmente incapacitados, viendose imposibilitados, desde entonces, para continuar con sus actividades laborales cotidianas.

"Como docentes, teníamos que dar ejemplo a las familias y era una forma de que hubiera educación presencial", declaró Pedro G. a un diario digital. A los pocos días de la primera dosis, en febrero de 2021, el dolor y la hinchazón abdominal le hicieron consultar al médico, que no lo relacionó con la inoculación. Cuando empezó a echar grandes bocanadas de sangre, el 17 de marzo, se fue de urgencias al Hospital del Mar, instalación en la que le diagnosticaron una trombosis pulmonar.

Rafael G.C., -un jubilado canario de 76 años,- ha relatado que iba conduciendo su automóvil cuando repentinamente sintió un mareo intenso y fulminante. Afortunadamente, en aquellos momentos R. iba acompañado por su esposa y un nieto, y contó con tiempo para aparcar su automóvil en uno de los laterales de una vía de escasa circulación.

Sin embargo, su malestar no se produjo de manera sorpresiva. Apenas unos días después de haber sido inoculado con la vacuna Pfizer comenzó a sufrir desmayos y cansancio sistemático.

"Nunca antes había sufrido una situación así. Justo estos eventos empezaron a producirse después de que me inocularan la vacuna".

R. había sufrido una obstrucción pulmonar por un coágulo mientras estaba conduciendo. Ni que decir tiene que su caso no fue contabilizado como uno comprendido en los "daños colaterales" provocados por la inoculación de la vacuna anticovid. Cuando tuvo la oportunidad de contar su opinión acerca de cuáles eran la causa y el efecto de lo que le habia sucedido, tropezó con la sonrisa incrédula de su galeno.

Otro caso, tampoco contabilizado fue el de Celia Piquer, una veterinaria de 47 años. Sus síntomas tienen perfiles similares a los de R.G.C. Fue vacunada el 29 de marzo de 2021.

"Nos dijeron que era lo mejor para la ciudadanía y antepuse eso a cualquier otra cosa".

A los dos días de aplicársele la vacuna comenzó a sentir una extrema debilidad, cansancio extremo y fuertes dolores de cabeza. La sintomatología se fue multiplicando tanto en el número como en la intensidad, hasta que, dos semanas después, se desplomó en el trabajo y una ambulancia se la llevó al hospital .

"A partír de ese día mi vida se paró en seco. Cuando salí del hospital, fui a casa de mis padres, pensando que con unos días de descanso se me pasaría todo. Pero desde entonces nunca más he podido volver a vivir sola. Soy completamente dependiente".

Diversos estudios sugieren, avalados por sólidos datos estadísticos, la existencia de una correlación entre la vacunación con patologías que incluyen trombosis, encefalomielitis miálgica, trastornos neurológicos, inflamación sistémica, cardiopatías, cuadros autoinmunes y un complejo entramado de síntomas severos que la medicina todavía no sabe cómo tratar ni catalogar.

M. Medina
(Fuente: https://canarias-semanal.org/)

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