martes, 21 de febrero de 2023

MOLDAVIA, OTRO FOCO DE CONFLICTO EN EL CORAZÓN DE EUROPA



Las tensiones separatistas de la región moldava de Transnistria, alentadas por Rusia desde la disolución de la URSS, amenazan con crear un nuevo frente bélico que acerca aún más la guerra al corazón de la OTAN.

Transnistria es una franja de 200 km de largo y 30 km de ancho que ocupa 4.163 km2 al noreste de Moldavia. Desde diciembre de 1990 pretende independizarse con el auspicio y el apoyo militar del Kremlin. Como el Donbás, pero antes y con un territorio menor.

Desde 1989, Moldavia atravesaba una transición hacia su propia independencia tras la disolución de la URSS. Cuando impuso el idioma moldavo en reemplazo del ruso y el alfabeto latín en lugar del cirílico en todo el territorio, los transnistrios de origen ruso reaccionaron con ira.


La guerra civil empezó cuando desde Chisináu, la capital moldava, se enviaron tropas para poner orden en Transnistria. Los habitantes de esa región respondieron cortando la energía que abastecía al resto de Moldavia y proclamando la secesión con el auspicio de Rusia.

Rumanía, que aun no era parte de la OTAN, auxilió a los moldavos con armas e instructores para crear un ejército desde cero. Rusia hizo lo mismo con los transnistrios. Ucrania, entonces gobernada por el cauteloso Kravhuck, permitió el paso de los refuerzos rusos por su territorio.

Luego empezaron los combates que se extendieron desde marzo de hasta julio de 1992. En junio, el ejército moldavo intentó llegar a la base rusa en Transnistria para frenar la entrega de armas a los rebeldes. Un violento ataque de la artillería rusa fue suficiente para frenarlos

En ese momento el general ruso Aleksander Lebed a cargo del 14° ejército estacionado en Transnistria afirmó que su deber era acabar con los “fascistas moldavos”. Era un anticipo de la retórica que luego iba a aplicar Putin en Ucrania. Todo lo que sucedió anticipó ese conflicto

Desde entonces Moldavia quedó dividida. El 12% de sus 33.581 km2 de superficie sigue en manos de secesionistas y un quinto de los 2,7 millones de habitantes residen en esa región montañosa. Para terminar de entender el conflicto, hablemos un poco de historia y etnias.

Moldavia nace con un antiguo principado establecido en 1346. En 1512 fue ocupado por los turcos, una parte fue cedida a los rusos en 1812 y desde entonces se intentó rusificar por la fuerza a su población. En 1918 logró independizarse y se unió a Rumanía por un tiempo.

Por el Pacto Molotov-Ribbentrop, Alemania le pidió a Rumanía que le cediera Moldavia a la URSS en junio de 1940. Cuando Hitler se enfrentó con Stalin, el país fue ocupado por Rumanía y en 1944 volvió al redil soviético con un severo mareo de identidad.

Stalin ordenó rusificar Moldavia y su colonización mediante el trasplante de población rusa y ucraniana. Por eso hoy el 80% moldavos hablan el idioma oficial que es el moldavo (y que en realidad es el idioma rumano), pero también el el ruso y el ucraniano o ruteno.

La rusificación implicó además reemplazar el alfabeto cirílico por el latino. De allí que el nuevo gobierno independiente regresara a las letras originales en 1991 y que los pro rusos lo tomaran como una afrenta y un desafío a su identidad.

Para complicar un poco el panorama, en Ucrania residen unos 260.000 moldavos, pero a su vez hay 500.000 refugiados de guerra ucranianos en Moldavia. El 6,5% de los moldavos son originarios de Ucrania. En Rusia residen 156.00 moldavos y el 4% de los moldavos son de origen ruso

Por eso Moscú argumentó que defendía a la minoría rusa y la seguridad de las bases que conserva en Transnistria. Pero en realidad, buscaba crear un estado satélite que desde entonces se mantiene autónomo de Moldavia pero en los hechos es un protectorado ruso

Para darle una pátina de legitimidad, en 2006 se organizó un referéndum en Transnistria para decidir si se independizaban de Moldavia y pedía la unión con Rusia. Bajo la vigilancia de Moscú, la opción separatista ganó con el 98,7% de los votos. Como en el Donbass, pero mucho antes.

Para ese momento, Rusia había reforzado a su 14° Ejercito en Transnistria y quedaba claro que cualquier intento moldavo por recuperar el control sobre su territorio iba a enfrentar una respuesta implacable. Rusia aun no estaba luchando contra los tractores ucranianos abductores

Moscú propició en 2001 la creación de la Comunidad para la Democracia y los Derechos de las Naciones que integró a Transnistria junto Osetia del Sur y Abjasia y Artsaj. Las tres primeras fueron entidades creadas por Rusia en complicidad con separatistas locales.

En este club de invadidos creado por el invasor sus integrantes se reconocen mutuamente con entidades nacionales independientes y ni siquiera Rusia lo hace de manera formal, aunque abrió un consulado en Tiraspol, la capital del estado aparente.

Se da una situación curiosa en los habitantes de estos países porque sus habitantes tienen documentos que no son reconocidos fuera del pequeño grupo que integran y por lo tanto son apátridas en casi todo el mundo. Aun así, las autoridades rusas los dejan pasar por sus fronteras.

Putin invadió Crimea en 2014 y el presidente ficticio de Transnistria pidió a Rusia que la anexara, que la hiciera suya. Putin se ruborizó por tanta pasión pero no contestó al pedido que le había pedido que le hiciera. Las sanciones de Occidente tornaron pecaminoso ese romance.

Pero en marzo de 2022, cuando las tropas rusas marchaban hacia Kiev y todo parecía favorecer a Putin, el presidente transnistrio volvió a reclamar ser anexado por Rusia. El pedido era contemporáneo con el de los separatistas ucranianos de Luhansk y Donetsk.

Putin buscaba avanzar hasta la región ucraniana de Odesa para establecer un puente con Transnistria. Ya había ocupado Jerson y la Isla de las Serpientes y Kiev apenas resistía los ataques rusos. Hasta que el Moskva quedó inutilizado, ese el plan parecía factible

Quedaba claro que si Putin llegaba a Transnistria en poco tiempo Moldavia entera podría quedar bajo control de Putin & sus Desnazificators. No era un escenario sencillo para la OTAN, que tendría a su enemigo clavado en el vientre sur amenazando a Hungría, Turquía y Rumanía.

Llegar a Transnistria le hubiera permitido rodear a Kiev lanzando ataques desde el sur, le facilitaba controlar el flanco norte del Mar Negro y estrangular la salida de productos ucranianos. Por suerte Putin tuvo la "genial" idea de ordenar “avanzar en dirección opuesta” a Jerson.

La derrota en Jerson no calmó a la OTAN respecto a las intenciones de Putin hacia Moldavia y el corredor por el sur ucraniano. Rusia nunca dejó de amenazar con fastidiar aun mas el tablero político europeo desde Transnistria. La base rusa es un grano en el trasero de la OTAN.

El problema es que si Ucrania decidiera hacerse cargo del problema con su ejército, debería invadir al país y automáticamente tendría el mismo estatus que denuncia Rusia respecto al respeto de las fronteras vecinas. Y si lo hace la OTAN, seria una agresión directa a Moscú.


Pero si no acuden en ayuda de los moldavos, las posibilidades de su pequeño ejército frente a los rusos y sus aliados transnistrios son casi nulas. Podrían bloquear el ingreso de tropas y equipos enviados por Putin, pero sería exponerse a un incidente grave que desate una guerra.

Vamos a los números: Moldavia tiene diez tanques, 381 blindados y 69 cañones de todo calibre. Su fuerza aérea se reduce a 16 helicópteros y un avión de transporte. Y ni un mísero caza o aeronave de ataque. Tampoco tiene armada porque es un país sin salida al mar. Está desarmada.

Del lado de Transnistria hay 20 tanques T72, 18 T64 y 35 anticuados T55 que aun son útiles en un escenario en donde el oponente es tan débil. Luego hay que contar un centenar de blindados de combate, 12 helicópteros artillados y el cuádruple de aviones de transporte.


Lo que sí es cierto es que ante la invasión a Ucrania, Moldavia sugirió que analizaba pedir su ingreso a la OTAN y a la Unión Europea. Es una braza caliente para la alianza, que sabe que debe decidir sobre un país que tiene una base rusa dentro y un conflicto separatista.

Y la cuestión moldava no es independiente del resultado de la guerra ucraniana. Mientras tanto Putin puede seguir alentando la autonomía de Transnistria y aplicar en el futuro la doctrina de defensa de pueblos rusos en otros estados para intervenir militarmente en Moldavia.

Transnistria está atrapada entre el resto de Moldavia y Ucrania. Su economía se subordina ala producción de energía y la siderurgia, que a su vez es dependiente del envío de gas ruso. Un deterioro de su situación puede ser la excusa para pedirle una intervención al amigo ruso

Por eso es que mas allá de la derrota de Jerson y que Odesa esté lejos de las posibilidades de Putin, esa franja problemática llamada Transnistria seguirá siendo un problema a resolver y puede crear un escenario similar al de Ucrania en algún punto impreciso del futuro.

Por ahora Putin tiene dificultades para aumentar su fuerza en Transnistria, un poco porque está bloqueado por la guerra y otro poco porque anda perdiendo cantidades de soldados y equipos todos los días. Pero un alto el fuego le habilitaría alimentar a esa otra fuente de conflicto.

La OTAN no encuentra aun una solución. Aceptar a Moldavia en su seno implica heredar el problema de Transnistria y una base rusa encavada en su territorio. Negarle asistencia, solo patea el problema para adelante. Fortalecer a los moldavos, crear otra punto de conflicto con Putin

A Rusia le alcanzaría con un par de batallones veteranos para llegar a Chinsáu, que no es Kiev pero a esta altura de los acontecimientos alcanza para calmar la abstinencia de Putin por tomar capitales ajenas. Y como Moldavia no es parte de su alianza, la OTAN miraría hacia otro lado.

Tanta presión hizo que el gobierno de la presidente moldava Maia Sandu entrara en crisis la semana pasada. La renuncia de la primer ministro Natalia Gavrillita y del gabinete refleja las tensiones que atraviesa al pequeño país del sur europeo, cuya renta anual per cápita, por cierto, es de 1.500 dólares, lo que le convierte en el país mas pobre de Europa, un detalle importante.

La presión rusa agudizó las disputas entre pro rusos, moderados y pro europeos que buscan una salida protectora aferrándose a Occidente. La facción de Sandú es la mas favorable a un paraguas que incluya el ingreso a la Unión Europea y un respaldo militar occidental.

El reciente cruce de un misil ruso por sobre territorio moldavo durante otro de los ataques a las ciudades ucranianas incrementó los nervios políticos internos. Queda claro que Moldavia teme convertirse en la próxima Ucrania y la balanza se inclinó hacia los pro europeos.

El cambio interno no resuelve ninguno de los problemas estratégicos que atenazan a Moldavia, pero al menos le dan un rumbo un poco mas claro a lo que ese país pretende para protegerse de la amenaza que reside en Transnistria, la base rusa y el riesgo de una secesión violenta.

Europa ya le envió algunas señales. En junio de 2022 se aceptó a Moldavia como estado candidato a la Unión Europea. En octubre la primer ministro Gavrillita aclaró que no pedirá su ingreso a la OTAN, pero que si incrementará sus planes de cooperación militar con esa alianza.

Moldavia pretende encontrar un equilibrio entre sus necesidades de defensa y el control sobre Transnistria sin ejecutar un acto que le sirva a Rusia como excusa para iniciar otra invasión. Mientras tanto, debe esperar para evaluar como sale parado Putin de la guerra en Ucrania.

En esa zona los residentes de origen ruso apenas son una mayoría con el 54% de la población, seguidos por el 40% de moldavos y ucranianos. No hay una superioridad abrumadora que gatille la cláusula de “defensa paneslava” de Putin, pero aun así Rusia la considera un exclave propio.


Rusia ya tiene un la Resolución 72/282 de la ONU en contra. El organismo multilateral le pidió el 22 de junio de 2018 la “retirada completa e incondicional” de sus fuerzas militares en Moldavia. No hace falta echarle mucha imaginación para deducir el caso que hizo Putin a este requerimiento.

(Fuente: https://twitter.com/; visto en https://www.lisanews.org/)

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