viernes, 29 de abril de 2022

UCRANIA Y LO QUE NOS CUENTAN



Puede que lo que le voy a contar le sorprenda. Es lógico: si normalmente consume televisión y radio no habrá escuchado nada por el estilo. Es lo que tiene vivir en un país alineado con Estados Unidos en una guerra que utiliza los medios de comunicación principales para hacer propaganda. Porque propaganda no hay solamente en los medios de comunicación rusos que se han censurado pasando por encima de nuestra Constitución. Propaganda la tenemos por doquier, y sobre todo, en un lugar donde todos los medios de comunicación de masas nos cuentan lo mismo sin dar opción a conocer qué ocurre más allá de la teoría del “sanguinario Putin que un buen día decidió invadir Ucrania”.

Cualquiera que tenga un mínimo conocimiento sobre conflictos -de cualquier índole- sabrá que al menos hay dos partes y al menos habrá dos versiones sobre los hechos. Cada cual tiene su manera de comprender la realidad, de reaccionar en base a su interpretación y seguirá dando los pasos en la medida en que los hechos se ajusten o no a sus intereses. En una guerra como la que se está dando en Ucrania sucede igual: el problema es que no se nos cuenta lo que viene pasando en este territorio desde hace años, ni se nos aclara por qué razón de pronto Rusia decide introducir sus tropas en territorio ucraniano. Ni cuáles son sus objetivos ni por qué no ha optado por otra vía.

Aquí se nos ha contado que Ucrania es un país soberano que por querer introducirse en la Unión Europea y pasar a formar parte de la OTAN ha sido terriblemente atacado por sus vecinos rusos. Se nos explica que Zelensky es una víctima del terrible Putin y que hay un país siendo destrozado por las bombas y armas rusas que ha causado ya la evacuación de cuatro millones de personas y muertes de civiles inocentes. Esta es la versión “oficial” en esta parte del mapa.


Sin embargo, si queremos entender (que no justificar) lo que está ocurriendo deberíamos tener interés por averiguar qué hechos han generado estas consecuencias. La versión del “loco sanguinario que se despierta un buen día queriendo invadir a su país vecino” puede que no sea suficiente para usted.

Si es así, sería interesante conocer lo sucedido desde la Segunda Guerra Mundial, cuando Bandera organizó un batallón para exterminar a judíos, polacos, rusos y ucranianos que no fueran nacionalistas.

Stephan Bandera era ucraniano, y defendía la supremacía de la raza ucraniana, referente del ultranacionalismo ucraniano que asesinó a unos 200.000 judíos. Fueron entrenados por las SS para llevar a cabo una limpieza étnica que permitiera perpetuar la verdadera raza ucraniana. Es necesario conocer que los nazis ucranianos fueron de los más radicales, de los más sanguinarios y de los más crueles con sus víctimas, una valoración hecha por los propios nazis alemanes.

En 1959 Bandera murió y pasó a ser considerado un héroe, un padre de la actual Ucrania por parte de los nacionalistas. Estatuas y calles en su honor están por todas partes. Los premios dados de manera póstuma han sido, hasta tiempo reciente, un asunto de Estado, puesto que se ha venerado la memoria de Bandera por el propio gobierno. El año 2019 fue oficialmente “el año de Stephan Bandera”. Cada 28 de abril se conmemora al batallón liderado por Bandera, causante del exterminio de judíos, polacos y rusos.

La presencia de grupos nazis en Ucrania es un hecho: siguen exhibiendo banderas con esvásticas, y distintos símbolos que en Europa rechazamos por principios. Estos grupos paramilitares están teniendo una presencia incuestionable en las actuales batallas que se dan en Ucrania y algunos de ellos pasaron a integrar el ejército oficial de Ucrania. Las armas que enviamos en muchos casos van a sus manos. La pregunta que deberíamos hacernos es qué están haciendo con ellas.

Es importante saber que en 2014 se dio un golpe de Estado propiciado por revueltas populares que habrían sido apoyadas por potencias exteriores, como Estados Unidos. Hicieron caer a Yanukovich, el presidente que había ganado las elecciones. Tras forzarle a salir del país, al haber ocupado su vivienda y las instituciones físicamente, las medidas que se abordaron por la junta de gobierno, considerada “fascista” por no pocos expertos, fueron en la línea de perseguir a todas las personas que fueran “pro rusas”, mayormente ubicadas en la región del Este de Ucrania.

Se prohibió la lengua rusa como lengua cooficial, y se comenzó a asediar el territorio -la región del Donbás- cortando suministros de electricidad, gas o agua a sus poblaciones.

Surgió entonces el batallón Azov, ultra nazi, financiado por Igor Kolomoisy, un millonario de nacionalidad ucraniana-israelí y chipriota, que ha financiado también a Zelenskiy como actor y su campaña para ser elegido presidente. Su nombre aparece también vinculado a través de Burisma, la empresa de gas, con la que ha hecho grandes negocios con Hunter Biden. Los líderes del batallón Azov fueron incorporados a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado, lo que supuso críticas al ministro del Interior.


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El golpe de Estado de 2014 en el contexto del “Euro Maidan” y la toma de posesión de grupos nacionalistas apoyados por organizaciones nazis, generó que la parte del territorio más afín a Rusia (que históricamente había sido parte de la URSS, que conservaba pasaporte ruso y que mantenía vínculos culturales y de pertenencia a la cultura rusa) comenzase a ser presionada: sus ciudadanos asediados, asesinados (quemados vivos) y arrebatadas sus propiedades. La situación llegó al punto en el que estos territorios organizaron referéndums para proclamar su independencia respecto de Kiev. La población votó masivamente y mayoritariamente a favor de su independencia. Sucedió en Donestk y en Lugansk. Y desde Rusia no apoyaron estos referendums, considerando que no era el momento ni la vía. Pero se hizo.

En Crimea decidieron anexionarse a Rusia.

El gobierno de Ucrania no reconocía la independencia de estos territorios y mantuvo presencia militar desde entonces. De Crimea se retiró. Pero en Donetk y Lugansk continuaron masacrando a la población “pro rusa” llegando a contabilizarse más de 14.000 víctimas mortales en 2021.

Hay información que señala que Estados Unidos habría estado entrenando a los batallones nazis de Ucrania para actuar en la región del este. La región que precisamente Rusia exige que sea desmilitarizada y “desnazificada”.

Mariupol está en esta región y precisamente lo que denuncian las personas que allí se encuentran es que han sido los batallones ucranianos quienes los han estado utilizando estos últimos días como “escudos humanos”, no dejándoles abandonar la ciudad y atacándoles sistemáticamente dando a entender al exterior que las agresiones eran causadas por tropas rusas. Las múltiples entrevistas que sí pueden verse en redes sociales, no salen en ninguno de nuestros medios de comunicación. Habría que preguntarse por qué esta deliberada falta de noticias al respecto.

La zona del este de Ucrania lleva desde 2014 siendo literalmente asediada por el gobierno de Ucrania: castigada por ser “pro rusa”. Hay personas que allí habitan que han declarado en algunas entrevistas dadas estas semanas que se sentían “liberadas” por la llegada de las tropas rusas, pues llevan años soportando bombardeos, robos, violaciones y asesinatos por parte de las tropas ucranianas y de los grupos paramilitares.

Esta es la parte de la historia que no nos están contando. O que al menos han dejado de contarnos. Porque hay noticias sobre todo esto que se dejan de publicar desde comienzos de esta batalla en febrero de 2022. Incluso ha habido noticias que han sido eliminadas de diarios como ABC, donde se informaba de que responsables de estos batallones militares ucranianos habían sido identificados por violar a mujeres y a niñas en el Donbás.

Una parte de Ucrania lleva padeciendo años de sufrimiento sin que nadie diga nada, sin que ocupe las portadas de los diarios. Y ahora se denuncia que las armas que enviamos caen en manos de las tropas nazis para seguir masacrando a población ucraniana de esta región.

Nada justifica una guerra. Nunca. Ningún muerto puede tener justificación.

Como tampoco se justifica ocultar deliberadamente la masacre de la población ucraniana de la región del Donbáss, ni la financiación y entrega de armas a tropas nazis. Y eso es lo que está pasando en nuestro país, en nuestros medios de comunicación. Denunciar estos hechos, señalar que es atroz seguir enviando armas y permitir lo que se ha permitido contra el pueblo ucraniano, pasa a ubicarnos para algunos “del lado ruso”.

Cuando se trata de informar, no hay bandos. Hay hechos. Hay relatos que deben ser contados. Si usted quiere llamémoslo propaganda: porque en una guerra es muy probable que la mayoría de la información que conocemos sea eso, propaganda. Pero es tan necesario conocer la de un bando como la del otro, porque de lo contrario, estaremos actuando con un silencio cómplice a los crímenes que se están produciendo sin que nadie aquí los denuncie.

Es fundamental que conozcamos las denuncias que el Gobierno de Rusia y de China están haciendo desde que las tropas rusas entraron en Ucrania: denuncian haber encontrado laboratorios biológicos en Ucrania financiados por la administración norteamericana. Denuncian haber encontrado pruebas que señalarían a investigaciones dirigidas a generar infecciones y pandemias entre la población. Exigen que Estados Unidos salga ante la opinión pública a explicar por qué están financiando estos laboratorios en más de treinta países del mundo (entre otros en Wuhan). Una información de la que en España prácticamente nadie habla. Como tampoco se informa del hallazgo en el ordenador del hijo de Joe Biden, Hunter Biden, que estaría desvelando su participación en la financiación de estos laboratorios por parte de departamentos de la administración norteamericana.


Laboratorios que, según ha denunciado el ministerio de Defensa Ruso, habrían estado investigando entre otros virus peligrosos el SARS en murciélagos, como el Instituto Virológico de Wuhan, también financiado en parte por la administración norteamericana. Una cuestión de grandísima relevancia, puesto que todavía a día de hoy ha sido imposible averiguar el origen del virus que ha causado una pandemia mundial con consecuencias para toda la población. Aún hoy se desconoce si el virus pudo salir del laboratorio donde estaban experimentando con quimeras y ganancias de función. Aún hoy se desconoce si lo que venimos sufriendo en realidad ha sido causado por científicos que, con la excusa de querer estar preparados ante lo peor, hubieran podido ser los causantes de lo que se suponía tenían que evitar.

A día de hoy no lo sabemos y muy posiblemente sea porque hay muchos intereses en juego, muchísimos millones de dólares, de euros, que han ido a parar a manos de los que ya amasaban fortunas.

Hablar de esto es una obligación y plantearnos todas las hipótesis es, más que nunca, necesario.

Beatriz Talegón
(Visto en https://diario16.com/)

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