sábado, 30 de abril de 2022

COMUNICACIÓN AULLIDOVISUAL



El punto 1 del manual del disidente es que todo VÍDEO que nos ofrezcan en las TV e incluso en ciertos canales en redes es, por defecto, sospechoso.

Si llega hasta nosotros es porque quieren inducir una determinada emoción en contra o a favor de una idea globalista.

No ha llegado hasta nuestra vista por casualidad.

Como primates visuales, somos muy susceptibles a ser manipulados a través de imágenes. Hay que hacer un esfuerzo consciente para neutralizar esta tendencia genética que tenemos.


Si visionamos un vídeo sin hacer este esfuerzo, después será muy difícil cambiar la cookie ideológica o emocional que nos introduzca.

Hay muchos experimentos de psicobiología y sociobiología sobre ese inmenso poder de nuestros ojos sobre nuestro cerebro.

Este arma la usa el Globalismo cada día para inducirnos tendencias.

Los datos nos cuesta entenderlos; pueden darnos muchos y no nos impresionan tanto como una sola foto o vídeo de un niño o una madre llorando.

Lo malo es que los políticos están cogiendo la mala costumbre de opinar y legislar a partir de imágenes que ven en las TV igual que cualquier ciudadano. Esto es enormemente peligroso pues da un poder a los periodistas vendidos que no les corresponde.

Cada semana se oye a políticos implementar normas y leyes justificándolas con la frase “tras esas imágenes intolerables que hemos visto hemos decidido que ...”

Esto es profundamente grave pues se supone que ellos deben disponer de informes serios realizados por universidades o por servicios de inteligencia civil y militar que les den los datos reales para tomar decisiones correctas. No es concebible que implementen cosas tras ver “imágenes” en la TV como cualquier ciudadano.

Esta costumbre y las ganas de los políticos mediocres de satisfacer a las masas nos llevaron a las medidas absurdas, exageradas e inútiles que vimos en la plandemia.

Solo los políticos valientes, de verdad, de los de antes, de los que ya no quedan, se atreven a tomar decisiones contra la percepción que las “imágenes” inducen en la gente.

Yo personalmente, como profesional analista audiovisual detecto de inmediato las intenciones de cualquier vídeo y no deja de impresionarme la descomunal influencia que ejerce sobre personas a las que considero inteligentes y cultas, pero que se muestran incapaces de hacer el mínimo análisis tras ver vídeos que dan pena. Incluso cuando intento explicar lo que hay detrás de esos planos me miran como si yo hubiera matado al niño; así de difícil es desactivar esas emociones una vez que nos han entrado por los ojos.

Hace años que, incluso en los juicios, se tiene sumo cuidado con que unas imágenes sirvan como prueba.

Engañar con vídeos es enormemente sencillo porque nuestra mente reconstruye un contexto que no ve y lo hace a favor de una idea previa. Un vídeo sin contexto es 99% falso por definición.

En un mundo donde cada persona es un reportero que lo graba todo, elegir y manipular a través de supuestos vídeos “objetivos e inocentes” cuidadosamente seleccionados por los medios comprados para inducir lo que ellos quieran es un arma formidable de propaganda.

Si se fijan, cada vez que un nuevo tema aparece en el candelero, debuta generando opinión pública a través de un vídeo. Si lo vemos sin activar el antiglobalismo mental, caemos hipnotizados y de inmediato generamos exactamente la opción que ellos quieren.

Después, durante una o dos semanas, defenderemos con ahínco esa opción discutiendo acaloradamente con los pocos que traten de discutirla o matizarla.

Y así una y otra vez. Con ataúdes, con chinos enfermos, con refugiados, con guerras promocionadas, con agresiones de policías, con cualquiera de los temas favoritos del globalitarismo.

Primero un vídeo, después una campaña y más tarde una nueva ley. Es decir, los programadores audiovisuales están decidiendo el destino del mundo solo a través de las imágenes.

Nos dicen que muere un niño de hambre cada segundo y bueno, lo escuchamos con pena pero sin más ... pero nos muestran la foto de un solo niño, uno, boca abajo en una playa, y el mundo entero queda conmocionado y empiezan a mandar macarrones a donde haga falta.

Analizando esto con criterio ¿no es una verdadera memez dejarse llevar para decisiones serias por sensaciones audiovisuales dirigidas?

Por eso unas guerras nos las retransmiten cada día y de otras, con miles de muertos más, no sabemos nada y por tanto no nos importan.

Un par de planos y la gente coge el coche y se va a Ucrania creyendo salvar al mundo, pero les dan igual las otras veinte guerras terribles que a menudo llevan años.

Decidimos con los ojos, y los malos lo saben.

Por eso cuando todo esto empezó consideré mi obligación moral tratar de explicarles a mis congéneres que hay que desactivar nuestros ojos de nuestras decisiones, si no lo hacemos nos seguirán manipulando cada vez más.

Fernando López-Mirones
(https://t.me/elaullido)

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