sábado, 11 de marzo de 2023

"CUMPLIR ÓRDENES", LA EXCUSA DE LOS CRIMINALES



El Sr. Gregor vivía en la calle Azcuénaga 1553, Olivos, a cuatro cuadras de mi casa.

Era extranjero, muy reservado y dueño de la fábrica de calefactores Orbis.

Mi amigo Pedro vivía medianera de por medio. Y justamente jugando en esa medianera se cayó, y se lastimó la pierna.

El Sr. Gregor salió a paso firme, portando un maletín de médico. Pensábamos que nos iba a retar. En vez de eso, con movimientos precisos, curó la pierna de mi amigo.

Hasta para dos niños era evidente que Gregor era un doctor, pues no dudó un segundo en qué pasos seguir.

Se lo comenté a Hilda, la empleada doméstica de mi casa.

- El Sr. Gregor es "vitirinario", o algo así, contó Hilda. Lo sé porque mi amiga Gladys me contó que este hombre fue a hablar con sus patrones, que tienen campos, y se ofreció a lograr que las vacas parieran todas mellizos. No sé que les hizo, porque el hombre es como un científico loco, pero lo logró, y les cobró mucho dinero.

A la noche le pregunté a mi papá.

- No te acerques a ese hombre. Se llamaba Dr. Menguele, e hizo experimentos horrendos durante la guerra. Los gobiernos argentinos lo protegen, pero lo está buscando un tal Simón Wisenthal, porque dice que mató a toda su familia.

- ¿Y él sabe dónde vive?

- Si lo sabés vos, te imaginarás que el Mossad lo supo mucho antes.

Efectivamente, Simón Wisenthal llegó a esa casa poco después, pero Gregor y su familia habían desaparecido rumbo a Brasil.

Una cosa notable es que Menguele no era el monstruo que tan brillantemente interpretó Gregory Peck.

Era un médico obediente a la autoridad, en su caso las SS. Probablemente con ciertas características sádicas personales. Junto a otros médicos probaban vacunas contra el tifus, fase tres, en Gitanos, inyectaban glicol en las venas, o bacterias. Cumplían órdenes. Luego volvían a su casa y ayudaban a sus hijos con la tarea.

A la mitad de los médicos compañeros de Menguele los colgaron en Nüremberg, el resto se "fugó" a la Argentina.

El 99% de los médicos de hoy hacen eso, cumplen órdenes. La OMS, el FMI, los Ministerios, las Fundaciones de Soros, Gates, Ford o el gobierno Chino dan las directivas, y ellos son obedientes soldados.

En el otro extremo estaba el Dr. Escardó. La Clínica es Soberana, contestaba a los Ministerios y Laboratorios.

- Dr. mi hijo se enferma mucho.

- Tiene que llevarlo a la plaza, a los juegos, al sol.

- Pero ahí está lleno de gérmenes.

- Por eso mismo, señora, es que debe llevarlo.

Cuando la OMS prohibió la lactancia materna (decía que el pezón de la madre estaba lleno de gérmenes) Escardó demostró que Nestlé le había pagado un millón de dólares a cada directivo de la OMS porque había sacado al mercado la leche maternizada.

Mil veces lo amenazaron, desde despedirlo del hospital hasta matarlo. La izquierda decía que Escardó era un esbirro de la extrema derecha, y la derecha decía que era izquierdista.

Odiado por los poderes que destrozan nuestro mundo y amado por sus pacientes, los niños. Se hubiese dejado matar mil veces antes de permitir que la Farmafia y los gobiernos tocaran a uno solo de sus niños.

Para mí médicos son personas como Escardó, y los médicos por la verdad.

El resto no son médicos, Hipócrates jamás los reconocería como tales. Yo los llamo Trabajadores de la "salud", o sea meros instrumentos. También podemos llamarlos Sicarios con Título, Menguelitos, Soldaditos del NOM.

Estoy seguro que hay otros Escardós, que todavía no fueron despedidos de sus hospitales, atacados por la Asociación de Pediatría, que a escondidas salvan a los niños de la atrocidad del Nuevo Orden Mundial.

Al resto, a los sicarios de guardapolvo blanco y estetoscopio les advierto que no habrá una Argentina refugio para ellos, que gritarán: ¡solo cumplía órdenes! camino al cadalso.

Hasta que llegue ese anhelado día de justicia, seguimos en la lucha.

Horacio Rivara

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