El CEO de Pfizer empieza a desmarcarse de todo lo que ha pasado. Él no sabía nada, se ha guiado por consejos, nunca se había probado una vacuna así... mayores los beneficios que los riesgos. Ven venir un duro revés y no saben por dónde escapar... pic.twitter.com/p6QyjQPwj6
— PabloGabriel (@PaGabrielpoeta) March 13, 2022
El modo en que el máximo responsable de la comercialización de la terapia génica que nos vendieron como "vacuna" echa balones fuera hace presagiar que falta muy poco para que se la verdad salga a la luz. Y la verdad que va a estallarle en la cara a los telecreyentes es la que los medios alternativos llevamos pregonando desde que empezó esta locura: que se ha envenenado a la población con un producto experimental que no había superado la fase de pruebas, y cuyos daños y mortandad multiplican con mucho las del síndrome que decía combatir de un modo más bien curioso, sin inmunizar ni evitar el contagio, fabricado por la empresa farmacéutica que ha tenido que pagar la mayor multa de la historia por fraude; que se ha autorizado su uso de forma fraudulenta, sin completar las fases exigidas a un medicamento y ocultando la increíble cantidad de secuelas dañinas que podía provocar ,y que se ha impuesto su uso mediante unos niveles de coacción rayanos en lo distópico.
Si, como parece que va a ocurrir, se demuestra que hubo fraude por parte de Pfizer al solicitar la autorización para su veneno, los acuerdos de inmunidad con los gobiernos quedarán sin efecto y se abrirá la puerta a una avalancha de reclamaciones billonarias que hundirán a la compañía. Por de pronto, Pfizer ya ha solicitado a los reguladores de la Bolsa de Wall Street retirarse de la cotización, consabida maniobra para "salvar los muebles" mientras se pueda. Solo que no parece que se vaya a poder.
Y recuerde el lector las palabras de Luc Montaigner poco antes de morir: los inoculados deberían irse haciendo el test del SIDA. Les espera todavía una desagradable sorpresa ...
(posesodegerasa)
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