lunes, 10 de mayo de 2021

CUANDO EL KARMA HACE DE LAS SUYAS



El Doctor Thomas Lee Flanigan, cirujano plástico de Ohio, fue en vida lo que por aquí solemos llamar "un cachondo". Le gustaba burlarse de los antivacunas y de los conspiracionistas, y lo hizo con gracia innegable. Cuando el 6 de enero fue inoculado con la primera dosis de la "vacuna" de Moderna subió a sus redes sociales su foto con la cartilla de vacunación en sus manos y el comentario: "Lo hice por el jugo de naranja gratis. Estoy bastante seguro de que la aguja era como de un pie de largo. La buena noticia es que no sentí el microchip entrar, pero ahora puedo escuchar las emisoras de radio locales".


El 3 de febrero publicaba "Segunda dosis. El microchip está trabajando bien. Mi mente está lentamente siendo tomada por la mente colmena. Estamos bien. La resistencia es inútil".


El 27 de abril murió súbitamente, dejando esposa y tres hijos. Tenía 48 años de edad, y gozaba, además de un envidiable sentido del humor, de buena salud. Era querido por sus pacientes, uno de los cuales lo definió como "un médico inteligente, divertido, compasivo y afectuoso". Tuvo como broma final la ocurrencia de dejar escrita su esquela. Pero fue el destino, implacable una vez más, el que convirtió su gesto en actualidad.

La resistencia no es inútil. Es legítima defensa contra una operación de genocidio planificada tan maquiavélicamente que muchos se resisten a creer en ella porque desborda lo que su imaginación está dispuesta a admitir.


Lee Flanigan se burló hasta el último momento de los que luchamos por salvar vidas. Nos han excluído trazando un círculo del que se rodean los que se consideran respaldados por la ciencia -en realidad, por el cientificismo, que no es lo mismo-, la industria farmacéutica y la "filantropía" de los gobiernos. Un círculo trazado adrede para dejarnos fuera. El que los "negacionistas" hemos trazado -de mucho mayor diámetro- no deja fuera a nadie. Estamos dando un aviso a TODA LA HUMANIDAD. Y frente a la mala baba de quienes nos desean "Ojalá te contagies", recreándose en el daño que podamos sufrir, aún no he escuchado a ningún "negacionista" decir "Ojalá la vacuna te enferme". No andamos deseándole a nadie que ninguno de los muchos efectos previsibles de la inyección experimental -incluida la muerte- se cebe con él.


Descansa en paz Thomas Lee Flanigan. Ojalá hubieras escuchado a quienes te querían vivo y con salud.

(posesodegerasa)

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