El desastre de Valencia deja muy claro una vez más la ineficacia, incompetencia e ineptitud de este sistema corrupto y putrefacto dirigido por auténticos psicópatas carentes de humanidad y empatía.
El gobierno, las instituciones, el estado y toda su burocracia irracional y estéril son el peor de los obstáculos a la hora de solucionar los problemas urgentes derivados de cualquier catástrofe o eventualidad que pueda sufrir la población civil.
Marruecos primero. Los valencianos, si quieren algo, que lo pidan. Pues igual va a ser tu cabeza, traidor. |
Bomberos de toda España que han tenido que acudir de forma voluntaria sin poder utilizar sus equipos y material de trabajo por no haber sido convocados oficialmente.
Todo un arco parlamentario repleto de parásitos que el día que se desencadena el desastre en lugar de priorizar las gestiones de ayuda inmediata deciden continuar con la votación de un real decreto que les permita seguir manipulando los medios de comunicación públicos a su antojo.
Ciudadanos de a pie rescatando, curando, limpiando y ayudando a otros ciudadanos de a pie porque al final siempre es el pueblo el que salva al pueblo. Siempre ha sido así y siempre lo será. Esta realidad empírica e imposible de contra argumentar debería llevarnos a la siguiente reflexión y a las siguientes preguntas:
¿Para qué necesitamos realmente un Estado?, ¿Para qué necesitamos los chiringuitos de ese Estado?, ¿Para qué necesitamos políticos, asesores, adjuntos, subalternos y toda esa repugnante pandilla de parásitos institucionales?.
La respuesta es ABSOLUTAMENTE PARA NADA.
Mártin Sánchez
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