martes, 26 de abril de 2022
EL TABÚ
La epidemiología nos dice que el aumento desmesurado de las pericarditis, miocarditis, hepatitis, cáncer y toda clase de morbilidades coinciden en tiempo, espacio y grupos de edad con las vacunaciones.
El repetir una y otra vez en cada caso concreto que no hay relación alguna es una mentira siniestra, malintencionada e interesada.
Los familiares y amigos de las víctimas no ayudan colaborando para ocultar a los causantes de tantas muertes.
No, usted no es un buen amigo cuando carga contra quien dice que podría ser por eso, usted está contribuyendo a que los culpables de esa muerte sigan matando.
Usted, familiar, tampoco hace un acto de amor obviando la relación entre la muerte de su ser querido y el hecho de que se hubiera vacunado.
Ustedes están siendo cómplices, y es su miedo el que les hace reaccionar contra los que decimos lo que, en el fondo, ustedes también saben.
Si en una boda 100 personas que comieron mayonesa enferman de salmonelosis y algunas mueren ¿es honesto o creíble NEGAR que se investigue? ¿Es amor NEGAR la evidencia? ¿Es amistad y cariño permitir que haya ocasión de que mueran más?
Curiosamente, esos “amigos” indignaditos que nos atacan a los que hablamos de repentinitis están todos poli-inoculados.
¿No será que están muertos de miedo por si son los siguientes, y por eso reaccionan así?
¿No será que se sienten culpables por haber presionado al finado a pincharse lo que lo ha matado?
¿No será que todos los insultos y burlas de dos años contra los que lo advertimos les hacen sentirse culpables?
Es conocido en psicología que los responsables de un acto malo al ser pillados suelen buscar un chivo expiatorio a quien culpar.
Alguien que amaba a una persona que ha muerto repentinamente tras haberse vacunado y renuncia a investigar una posible relación causal está actuando como un cobarde, traicionando la memoria del fallecido y contribuyendo a que muera más gente.
Dejen de revestirse de ofensa impostada y falsa defensa del finado. Ustedes no están pensando ni en él ni en su familia, ustedes están actuando por su propio interés y se están escondiendo tras su féretro.
No se escuden en el dolor ajeno para tapar su colaboracionismo. Si ustedes no hubieran agobiado a los que dudábamos negándonos nuestros derechos y discriminándonos, puede que su amigo, hermano, hijo o padre estuviera todavía vivo.
No es una afrenta pedir autopsias, no es un insulto comentar que antes de los pinchazos estaba perfectamente.
Les hemos informado una y otra vez de los peligros letales de estas terapias génicas sintéticas experimentales que no están aprobadas; por tanto, cuando ocurre lo que ya sabíamos muchos, pida usted perdón, únase a nosotros para salvar vidas, y salga de la hipnosis colectiva que le ha costado la vida a su ser querido.
Los que así actúan están negando una verdad incómoda que los atemoriza; se sienten mejor pensando que no murió por haberse vacunado, que fue la mala suerte, el destino o cualquier otra causa.
Sus médicos no se atreven a decirlo tampoco, serían culpabilizados, serían perseguidos por sus jefes, serían acusados de haberle aconsejado que se vacunara solo por mantener sus trabajos y por obedecer protocolos sanitarios que saben que no vienen de evidencias científicas sino de intereses económicos.
Allá cada cual con su conciencia, pero les aseguro que la depresión que padecen muchos biosanitarios no es por haber trabajado mucho sino porque tienen sentimientos de culpabilidad internos, algo que es la principal causa de suicidios y depresiones. Alguien que de verdad ha trabajado salvando vidas hasta la extenuación se siente fuerte, optimista y contento. Pero quien ha descubierto haber formado parte de un entramado que ha matado a miles de personas es el ser más atormentado de la tierra.
Fernando López-Mirones
(https://t.me/elaullido)
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