Se oye mucho lo de “no murió por la vacuna, ya tenía cáncer antes” como justificación, pero resulta que ya van varios estudios que evidencian que estas inyecciones probablemente despiertan el cáncer preexistente o incluso inician el proceso en gente que no lo tenía.
Una nueva evidencia muestra que las “vacunas” de ARNm pueden reprogramar el sistema inmunológico de manera que permitan el crecimiento del cáncer.
Como siempre, el estudio habla de la proteína SPIKE de SARS-CoV-2, pero podemos inferir que si las inyecciones lo que hacen precisamente es que se generen spikes, el efecto será el mismo.
Estos datos muestran que es probable que la proteína SPIKE (producida por las inyecciones) pueda unirse e INACTIVAR estos genes supresores de tumores en el cuerpo.
p53 es quizás el gen cuya actividad es más importante en el organismo humano para prevenir el cáncer.
Su función es asegurarse de que todos los daños al ADN se hayan reparado adecuadamente antes de la división celular.
Si el daño es demasiado extenso para ser reparado, le indica a la célula que se suicide.
La inactivación de estos genes conducirá a que las células con mutaciones de ADN continúen dividiéndose y prosperando, uno de los pasos más importantes en el desarrollo del cáncer.
Se necesita con urgencia más investigación para determinar si estas interacciones están teniendo lugar realmente en las células de las personas que han sido “vacunadas”.
Fernando López-Mirones
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