martes, 21 de diciembre de 2021

LA LÓGICA DEL "BIG PHARMA"



Las palabras las pronuncia Harry Lime (un miserable que se enriquece destruyendo la vida y la salud de sus semejantes vendiendo penicilina adulterada en la Viena de la postguerra) desde lo alto de la noria del Prater. El filme lo dirigió Carol Reed en 1949 sobre la novela de Graham Greene, y el villano está interpretado por un hipnótico Orson Welles en plenitud de su genio:

"¿De verdad sentirías compasión por alguno de esos puntitos si dejara de moverse para siempre? (señala a la muchedumbre que deambula por la feria) Si te ofreciera veinte mil libras por cada puntito que se parara, ¿realmente me dirías que me guardase mi dinero, muchacho, o empezarías a calcular cuántos puntitos podrías permitirte dejar con vida?"



El CINE con mayúsculas, una vez más, no resulta ser una mera evasión, sino el señalamiento de una verdad incómoda de asumir: jugar con nuestra vida y con nuestra salud es un negocio. Es más: es EL NEGOCIO.

Pero más allá de la enseñanza profunda de una obra maestra absoluta como la que hoy traigo al blog, resultado de una inusual suma de talentos individuales, queda el gozoso placer de asistir al festín cinematográfico que supone este hito de un modo irrepetible de hacer cine. Enlazo la única copia que he podido encontrar doblada en castellano en la red. No tiene la mejor calidad, pero pese a ello sirve para recordar -o para encarar por primera vez- esta singular fábula moral. Que la disfruten:



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