viernes, 18 de octubre de 2024

ORWELL VUELVE A ACERTAR: EMPIEZAN LAS CONDENAS JUDICIALES POR "CRÍMENES DE PENSAMIENTO"



La mente debe desarrollar un punto ciego cada vez que se presente un pensamiento peligroso. El proceso debe ser automático, instintivo. Paracrimen, lo llamaron en neolengua ...

(George Orwell: "1984")

Si bien el disparate era previsible, dado que los sistemas legales occidentales han empezado a aplicar sanciones contra las emociones, los "delitos de odio", como si lo grave no fueran determinadas acciones, sino los estados subjetivos que las acompañan, o ese tipo delictivo tan peculiar de "ofensa a los sentimientos religiosos" (como si lo susceptible de ofenderse no fuera un sujeto en su integridad, sino alguna extraña estructura psíquica en que se dieran cita las creencias y la emotividad), asistimos ahora a un punto de inflexión que- ¿cómo no?- se ha dado en el mismo Reino Unido donde el británico Orwell publicó su profética novela "1984", y que materializa su intuición del "crimen mental" ("thoughtcrime"), en el que el Estado se arroga el decidir qué puede pensar y qué no un individuo, qué acciones puramente intelectuales e internas son admisibles y cuáles condenables, cuándo está desafiando la ortodoxia del pensamiento único y obligatorio, aún cuando lo haga en silencio e inmovilidad ...


Justamente ése ha sido el caso del veterano del ejército Adam Smith-Connor, declarado culpable anteayer de ejercer "pensamientos de oración" en las inmediaciones de la clínica de abortos BPAS en Ophir Road, Bournemouth. Dicha clínica había sido designada como "zona segura" por el Ayuntamiento de la localidad, lo que significa que quedaba exenta de toda manifestación y toda protesta pública contraria a su actividad (como se ve, las "zonas seguras" solo lo son para según qué actividades).


Durante casi dos años Smith-Connor había desafiado la prohibición de las autoridades quedándose de pie, en silencio e inmóvil ante la clínica, en actitud de recogimiento, de espaldas a la entrada, sin interrumpir la circulación de personas ni vehículos, ni interpelar a personal ni usuarios del establecimiento. Una conducta evidentemente vandálica y criminal, a los ojos de la justicia, que condena ahora su "crimen mental".

Hace tan solo dos años todavía un súbdito de la corona inglesa podía hacer valer su derecho a la privacidad intelectual, como hizo la trabajadora benéfica Isabel Vaughan-Spruce, de 45 años, arrestada por la policía por estar parada en silencio en una acera, lo que la hacía sospechosa de "rezo no autorizado". Ni portaba pancarta alguna ni realizaba ninguna forma visible de protesta, solo permanecía de pie en la calle en las proximidades de una clínica de abortos, sin que su presencia pudiera resultar mínimamente intimidatoria para nadie. Pese a ello la policía la interrogó sobre sus intenciones, y sobre si estaba rezando en su fuero interno. Cuando reconoció de forma genérica que "podría estar rezando mentalmente" fue detenida por incumplir la dichosa Orden de Protección del Espacio Público. 34.000 firmas se movilizaron en su apoyo, y la Corte de Justicia acabo dándole la razón, en atención a que ejercía pacíficamente derechos constitucionalmente protegidos. La policía de West Midlands tuvo que disculparse y fue condenada a pagarle una indemnización por haber vulnerado tales derechos.



En vez de sentar un precedente al que pudiera acogerse Adam Smith-Connor, las tornas han cambiado y los jueces parecen haber optado por la represión pura y dura, aplicada al ex-veterano en forma de condena a libertad condicional de dos años más una ingente multa.

Si se faculta a la policía para exigir a los ciudadanos puntualizaciones inquisitoriales sobre sus pensamientos, y a los jueces para condenar sobre dicha base, entramos en un terreno que va más allá de la distopía, para incurrir en algo tan retorcido que solo se había planteado hasta ahora en términos de ciencia-ficción.

Lo singular es que en la misma ciudad de Birmingham donde Isabel Vaughan-Spruce fue ilegal y abusivamente arrestada, la oración de "otras religiones" es fomentada por los mismos poderes que reprimen a los cristianos tradicionalistas.


De uniforme y en tiempo de servicio. Y nos lo venden como un encomiable
esfuerzo de tolerancia y acogida. Estos mamarrachos merecen una sanción.

La "diversidad" que reconocen los poderes públicos resulta ser siempre la que sirve a su Agenda. Dentro de la absurda política de favorecer la inmigración procedente de países de cultura radicalmente incompatible con los valores de occidente nos encontramos con la paradoja de que el rezo católico es perseguido en espacios públicos, incluso en el atrio de una parroquia, mientras la invasión del espacio público para el rezo islámico se promueve y protege.

Tal vez rezar no sea delito, pero si ocurre cerca de la sede del
PSOE molesta... ellos sabran por qué. Y ya se sabe a quién
va a complacer la policía (spoiler: no al ciudadano)
... pero como no todos cabían bajo el puente, desparrámense

El mismo espacio público que le es negado a los fieles de un credo le es facilitado a los de otro ... que además es ajeno a nuestra tradición, machista, misógino y belicoso. Con el agravante de las cargas policiales, multas y detenciones practicadas contra quienes rezan el Rosario, con un empecinamiento entre fanático y admirable, en la capital del Reino de España. El por qué de este proceder pregúnteselo el lector, que yo no quiero dar más cuerda a quienes prohibirán tarde o temprano esta bitácora en que me expreso con relativa libertad.

(posesodegerasa)

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