sábado, 11 de noviembre de 2023

EL DESPERTAR DE LA HUMANIDAD NO SÓLO ES POSIBLE, SINO DESEABLE



Llegar a conocer cómo funciona realmente el mundo en que vivimos puede ser tan traumático para algunas personas que prefieran seguir en el engaño. De eso se encarga la disonancia cognitiva, ya que descubrir la realidad entra en conflicto con las creencias que nos han acompañado toda la vida.

Sin embargo, aunque es pronto para lanzar las campanas al vuelo, el despertar de la humanidad empieza a vislumbrar un atisbo de esperanza.

Gracias a la contra información la gente está empezando a descubrir la verdad. Evidentemente, esto es sólo el principio y lo deseable sería que tuviera continuidad.

Millones de personas han comenzado a comprender que la mayoría de sus gobiernos son meros títeres manejados por entidades supranacionales. Estas entidades son a su vez controladas por una élite de maniacos criminales mega ricos, que tienen a los pueblos idiotizados, esclavizados y controlados.

Si todavía la gran mayoría de la población no es consciente de ello, es porque estas estructuras de poder operan entre bastidores, asegurándose de que nadie sepa de sus conspiraciones. Por eso se les denomina “gobierno en la sombra” o “estado profundo”.

El hecho de que esta situación se esté revelando a escala global es un hito en la historia de la humanidad y significa que algo está cambiando.

Si hasta ahora el poder ha conseguido sus objetivos con relativa facilidad, gracias, entre otras cosas, a la ignorancia de la gente, cuando la gente se entere de lo que realmente está pasando, dejará de someterse a este estúpido juego de “pan y circo” y empezará a tomar el control sobre sus propias vidas.

Estamos actualmente viendo cómo millones de personas en todo el mundo comienzan a hacerse preguntas que hasta ahora le eran incómodas. Se preguntan, por ejemplo, si verdaderamente viven en una democracia, si la constitución y las leyes de su país realmente garantizan sus derechos o si las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado están ahí para protegerles.

Estás y otras cuestiones empiezan a ser sometidas a un riguroso juicio imparcial por gran parte de la población, que vio cómo durante la falsa pandemia todos sus derechos fueron suprimidos de un plumazo y como las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado se pasaron siete pueblos en sus competencias. Por lo tanto, no te quepa la menor duda de que el día en que una mayoría significativa de personas se dé cuenta de quién ostenta el verdadero poder en el mundo, cambiará sus opiniones y actitudes hacia los gobiernos, corporaciones, medios de comunicación, instituciones financieras y otros actores poderosos. Esto dará lugar a movimientos de cambio social y político, donde los pueblos se unirán para cambiar las estructuras de poder y la distribución de la riqueza.

Es importante señalar que la toma de conciencia del verdadero poder que controla el mundo es un proceso que puede llevar a una variedad de resultados. Las consecuencias específicas dependerán de la forma en que se desarrolle este proceso, de la respuesta de los actores implicados y de cómo la sociedad elija actuar en consecuencia.

Pero desmontar todo este tinglado es imposible sin antes anular a las fuerzas y cuerpos de seguridad del Estado que actúan de barrera de contención entre el poder y nosotros (lo acabamos de ver una vez más ante la sede del PSOE en Madrid). Para ello, lo primero es hacerles ver que ellos también son el pueblo y deben estar del lado del pueblo. Evidentemente, esto no será posible sin antes construir sociedades informadas, bien educadas, cultas y pacíficas que sean capaces de resolver los conflictos mediante el diálogo y no a través de la violencia.

El día en que los pueblos se den cuenta de que para vivir sólo es necesario aire, agua, comida y un entorno adecuado, dejarán de dar importancia a todas esas cosas banales y materiales con las que son esclavizados.

¿Cuándo vamos a entender de una vez por todas que no nos pueden obligar a hacer nada que nosotros no queramos? Si nosotros no nos hubiésemos sometido voluntariamente a las disruptivas medidas de la falsa pandemia, nada habría pasado y nos habríamos ahorrado un sufrimiento inútil. Del mismo modo, si no hubiese soldaditos dispuestos a morir en una guerra, que ni les va ni les viene, no existiría ningún conflicto bélico en el mundo. Tan sencillo como eso.

Pero lo importante no es sólo darse cuenta del engaño al que estamos siendo sometidos. La cuestión es qué estamos dispuestos a hacer para cambiarlo.

Podríamos empezar por deshacernos del miedo y atrevernos a decir NO tantas veces como sea necesario. Y hablar, sobre todo hablar, aunque sepas que no le va a gustar lo que dices a tu interlocutor.

Hay que sacudirse la pereza y pasar a la acción. Con pequeños actos podemos cambiarlo todo. No votar, sacar el dinero de los bancos y pagar en efectivo, comprar en pequeños comercios o no utilizar códigos QR son sólo algunas cosas muy sencillas de hacer que, sin embargo, tienen consecuencias. De lo contrario, seguiremos como estamos o peor. No tienes más que ver lo que está ocurriendo en España: un gobierno en funciones negociando con terroristas y prófugos de la justicia, para poder seguir gobernando España otros cuatro años más a cambio de una amnistía ilegal. Bajo mi punto de vista, si esto llegara a producirse simplemente hay que dejar de reconocer a ese gobierno de inmediato y punto. Pero no sólo hay que decirlo. Hay que hacerlo. Eso sí, nunca utilizando la violencia, eso nos descalificaría.

Estamos gobernados por memos patológicos ignorantes, lameculos del verdadero poder psicópata. Cuanto antes prescindamos de estos imbéciles, antes acabaremos con el verdadero poder y antes podremos alcanzar una libertad que, aunque nunca será completa, será infinitamente superior a la que tenemos actualmente. Y se puede, claro que se puede.

(Visto en http://pepeluengo.blogspot.com/)

No hay comentarios:

Publicar un comentario