martes, 8 de febrero de 2022

COMIENZAN LAS SESIONES DEL TRIBUNAL INTERNACIONAL CONTRA LOS RESPONSABLES DE LA PLANDEMIA



Desde hace varias semanas, Reiner Fuellmich, un abogado alemán, había anunciado que el procedimiento legal contra los responsables de la plandemia, basado en la ley natural, comenzaría el 5 de febrero de 2022. Y el sábado 5 de febrero, a las 18.00 horas, el Gran Jurado comenzó con los discursos de apertura de los distintos abogados y una nota de prensa que compartimos a continuación:



COMUNICADO:

Nosotros, un grupo de abogados internacionales y un juez, por la presente anunciamos que llevaremos a cabo una investigación criminal siguiendo el modelo de los procedimientos del gran jurado de los Estados Unidos. Este procedimiento del Gran Jurado sirve como procedimiento legal modelo para presentar a un jurado (compuesto por ciudadanos del mundo) todas las pruebas disponibles hasta la fecha de los crímenes de lesa humanidad en torno al Covid-19 contra «líderes, organizadores, instigadores y cómplices» que ayudaron, instigaron o participó activamente en la formulación y ejecución de un plan común para una pandemia. Los crímenes que se investigan abarcan todos los actos cometidos por una persona con el propósito compartido de cometer crímenes de lesa humanidad y todos esos actos criminales serán condenados en las diversas comunidades de jurados de todo el mundo.

Este procedimiento se trata de la gente, por la gente y para la gente. Se le llama el “tribunal popular, de la opinión pública”.


Habiendo sido incapaces de encontrar un tribunal para escuchar la evidencia real vista en los tribunales del sistema actual, estamos llevando a cabo este procedimiento fuera del sistema actual, confiando en la ley natural. Esto, a su vez, se basa en la firme creencia de que cada persona puede distinguir fácilmente entre el bien y el mal, y entre el mal y el bien.

El alegato principal se basa en el hecho de que: “Los gobiernos de todo el mundo están bajo la influencia de estructuras corruptas y poderes criminales. Se ha establecido un acuerdo para escenificar una pandemia que se ha planeado durante años. Para este propósito, se ha creado deliberadamente un pánico masivo, apoyado por declaraciones de hechos falsas. También se diseñó una operación social psicológica «psy-ops» cuyos mensajes fueron transmitidos y retransmitidos a través de los medios corporativos.

El propósito de este pánico masivo era persuadir a la población para que aceptara las llamadas «vacunas», que mientras tanto han demostrado no solo no ser efectivas ni seguras, sino extremadamente peligrosas, incluso fatales.

Los daños económicos, sociales y de salud que estos crímenes de lesa humanidad han causado a la población mundial se pueden medir en cuatrillones de dólares .


Este procedimiento del Gran Jurado estará a cargo de los abogados más abajo mencionados, con la asistencia de un gran número de científicos y expertos muy respetados de todo el mundo y bajo los auspicios de un juez de Portugal.

Proporcionarán así al jurado (los ciudadanos del mundo) una imagen completa de estos crímenes contra la humanidad.

La investigación del Tribunal Popular de Opinión Pública tiene una doble finalidad: por un lado, servir de modelo procesal y obtener imputaciones, contra algunos de los principales responsables penal y civilmente de estos crímenes de lesa humanidad. Por otro lado, al mostrar una imagen completa de lo que estamos enfrentando, incluido el contexto geopolítico e histórico, es crear conciencia sobre:


El colapso fáctico del actual sistema secuestrado y sus instituciones, y, por lo tanto,
La necesidad de que el propio pueblo recupere su soberanía, y
La necesidad de detener primero las medidas de esta “pandemia” negándose a cumplirlas, y
La necesidad de reactivar un nuevo sistema propio de salud, educación, economía y justicia, para que se restablezca la democracia y el estado de derecho basado en nuestras constituciones.
El Tribunal Popular de Opinión Pública funciona independientemente de cualquier gobierno y de cualquier organización no gubernamental. El apoyo logístico es proporcionado por el Comité de Investigación Corona de Berlín:
www.corona-ausschuss.de


Los expertos del Gran Jurado son:

Virginie de Araujo Recchia, abogada, Francia
Juez Rui Fonseca E Castro, abogado en Portugal
Claire Deeks, abogada en Nueva Zelanda
Viviane Fischer, abogada en Alemania
Dr. Reiner Fuellmich, abogado en Alemania
N. Ana Garner, Abogada, Estados Unidos
Dra. Renate Holzeisen, abogada, Italia
Tony Nikolic, abogado, Australia
Dipali Ojha, abogado, India
Dexter L.J. Ryneveldt (Adv.), abogado, Sudáfrica
Deana Sacks, abogada Estados Unidos
Michael Swinwood, abogado, Canadá

Hay muchos motivos para seguir con atención -mas no de forma pasiva, como desearía la mafia global- el procedimiento legal que, al margen del sistema jurídico internacional y siguiendo el modelo del gran jurado de los Estados Unidos, está formado por destacados abogados disidentes de todo el planeta y desarrollará una investigación criminal para señalar con nombres y apellidos a los autores, instigadores y cómplices de la plandemia de covid-19 (incluyendo las inoculaciones tóxicas masivas con las llamadas «vacunas covid»), por los más graves delitos que un tribunal pueda contemplar: crímenes de lesa humanidad como son genocidio, segregación y, en resumen, toda quiebra y ataque a los derechos más básicos y fundamentales de los seres humanos.

Hasta aquí todo suena bastante o muy bien, pero es preciso dejar en claro desde el principio las incertidumbres, limitaciones y zonas grises de este proceso. Porque el tiempo de los salvadores, titanes e intercesores de la Humanidad ha terminado y, de lo aprendido desde 2020 y mucho más atrás, cada persona ha de responsabilizarse de escrutar, indagar y contrastar cualquier evento o dinámica que afecte al interés general, así como precisa hacerse cargo de sus decisiones y actos al respecto. Justamente para dejar de ser embaucados, abusados y ultrajados, como siempre ha sucedido durante y tras cada uno de los grandes acontecimientos mundiales de este u otros tipos (recordemos el más reciente e importante evento plandémico, ensayo del actual, es decir, la gripe A o gripe porcina de 2009).

Pues este Gran Jurado -en principio una osada y loable iniciativa en la buena dirección– bien podría ser el comprensible pero controvertido intento, por parte de -también en principio– sinceros y recios disidentes (como el irreductible juez portugués Rui Fonseca), de plasmar y certificar ante la opinión pública un «arreglo extrajudicial realista» con la otra parte, es decir, con la mafia global.

Arreglo al que tal vez ya se habría llegado en lo sustancial (y de ahí el «aflojamiento» o progresiva cancelación de las medidas covid en varios países), para detener la plandemia y sus medidas draconianas a cambio de, por ejemplo, dejar impunes a la mayoría de responsables y cómplices (incluídos los de mayor peso), mientras se siguen ocultando a la población las verdaderas dimensiones y las más graves pruebas y evidencias de esta plandemia; algunas de las cuales (documentos muy comprometedores hackeados a Pfizer, por ejemplo), pueden haber sido ya usadas como arma de presión y moneda de cambio, para que ambas partes se hayan -supuestamente- sentado a negociar a puerta cerrada. Este tipo de asuntos, como es lógico, nunca trascienden y, si muy rara vez lo hacen, caen inmediatamente al saco roto de la elucubración «conspiranoica», conforme a la terminología de ingeniería social que se jacta de utilizar la mafia global y sus medios de desinformación, «periodistas», «expertos» y «autoridades» a sueldo.

Pero la Humanidad ya no admite más componendas, tapaderas ni paños calientes, a riesgo de extinguirse en su genética actual, perdiendo en el proceso sus restantes (muy exiguos ya) derechos y libertades, así como todos los atributos y cualidades de la conciencia, propios de nuestra especie.

Así que me van a permitir ahora ser muy claro, directo y sintético: toda aquella resolución, dictamen, sentencia o conclusión, por parte de este «Gran Jurado», que no pusiese explicitamente de manifiesto las pruebas y hechos consumados acerca de la naturaleza de arma biológica -deliberadamente lanzada contra la población mundial- de las llamadas «vacunas covid», con su altísima y microscópica tecnología no declarada (nanotecnología) con base en grafeno (detectado en los viales por diversos equipos de investigación independientes alrededor del mundo), destinada al paulatino y solapado exterminio de gran parte de la Humanidad y del control sistemático (totalitario, transhumanista, distópico) de los supervivientes, no sería más que un cierre en falso (y solo aparente) de esta guerra híbrida; un parche (como el de nicotina) para calmar la ansiedad y confusión de la población alienada (la que llegue siquiera a saber de este proceso), con una versión light de los hechos que pudiese asumir, en su atemorizada estrechez de miras. En suma, sería una nueva ocasión en la que los psicópatas globalistas y sus cómplices se irian de rositas, cosa que ha de impedirse a toda costa, ya que esta vez el precio a pagar es, literalmente, TODO, incluyendo la supervivencia de la misma raza humana tal como hoy la conocemos.

Ya el propio Reiner Fuellmich, el combativo y prestigioso abogado alemán que capitanea esta iniciativa, recientemente señaló -y avisó- que en cualquier caso este procedimiento no terminará con el corrupto sistema actual y que hemos de ser nosotros mismos -la gente consciente- quienes lo echemos abajo y lo acabemos antes de que ello acabe con nosotros.


Estemos entonces atentos y, mientras este proceso tiene lugar, continuemos nosotros enfocados en lo que queremos, manos a la obra para construir de buen ánimo (inasequibles al terrorismo mediático-institucional) entre los afines -la población consciente que quiere vivir en armonía y con plena responsabilidad, integridad y soberanía- la sociedad más saludable y sensata que sabemos que es posible, implementando modos alternativos, más humanos y eficientes, de relacionarnos, interactuar y convivir; aunque sea formando en paralelo -por ahora- el nuevo tejido social que es hoy el germen de la civilización que emergerá de las cenizas de la actual, en no mucho tiempo y si todo sale lo bastante bien. Porque la vida sigue, mientras que quienes van contra ella (los lunáticos de la agenda 2030) siguen su curso de autodestrucción. Los demás, afortunadamente, hemos tomado conciencia y decidimos vivir íntegros y en paz.

(Fuente: https://liberacionahora.wordpress.com/)

Comentario del blog:

Poco hay que añadir al editorial de Liberación ahora que apunta a cómo esta iniciativa puede quedarse a medio camino de lo que debería ser, en la medida en que la Ley Natural necesita del respaldo de fuerzas coactivas que den curso a sus conclusiones, requisito sin el cual lo actuado queda como un mero brindis al sol.

No está de más recordar el precedente histórico de este proceso, que no es precisamente el macro-juicio de Nüremberg -en el que el respaldo de la fuerza a las decisiones del tribunal estaba garantizado por ser las potencias vencedoras de la Guerra Mundial quienes juzgaban los crímenes de los nazis-, sino más bien el Tribunal Internacional sobre Crímenes de Guerra, o Tribunal Russell-Sartre, que se constituyó en 1966 para evaluar la intervención de EE.UU. en Vietnam y que fue luego replicado en los varios "Tribunales Russell" que se pronunciarían sobre conflictos armados habidos en Hispanoamérica, Congo, Palestina, Irak o Ucrania.

Al tratarse de tribunales de opinión su valor fue más testimonial y moral que práctico, influyendo sobre la sensibilidad internacional hacia los crímenes denunciados.

Lo que sería de desear es la traslación de las acusaciones formuladas a los tribunales de justicia de los distintos países concernidos, pues la depuración y castigo de los crímenes cometidos exige una tarea de limpieza digna de un Hércules con toga que se enfrentara de nuevo a la podredumbre de los establos del rey Augias.

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