miércoles, 25 de enero de 2023

PARA DESTERRAR EL MALTRATO




Para lograr una sociedad psíquicamente sana, necesariamente hay que volver la mirada a la gestación, al nacimiento y a la crianza. Pues solo si conseguimos sanar ese primer trauma que cada ser humano arrastra podremos ser más empáticos, vivir con más confianza en nosotros mismos y ser en definitiva, más libres y menos manipulables.

En este 2023 espero un renacimiento de cada ser humano. ¿Será esto posible?

Solo es posible si tenemos la conciencia de que lo necesitamos para seguir avanzando.

Cuando un bebé nace se consolida o se quiebra el fundamento principal de una psique sana: la confianza.

Es muy fácil quebrar ese fundamento, a través del miedo, la intervención innecesaria, la medicalización y la separación del cuerpo de la madre.

En el momento del nacimiento y las primeras 6 horas de vida, ocurren una serie de cambios epigenéticos en el cerebro del recién nacido que perdurarán durante años y que determinarán en gran medida cómo será psicológicamente ese ser humano. En un nacimiento inalterado en el que se respeta la fisiología del parto, en el que la madres se siente segura y confiada, en el que se conecta amorosamente con su bebé, y en el que se respeta el contacto piel con piel inmediato, se desarrollan las áreas del cerebro que tienen que ver con la empatía y la calma. Esos bebés serán más resilientes al estrés. Sabrán encontrar más fácilmente el camino hacia la tranquilidad, serán más estables psíquicamente y tendrán más confianza en sí mismos para vincularse con los demás.

Sin embargo, cuando no se respeta ese proceso y el parto es traumático, vivido con miedo por parte de la madre y con separación, el bebé experimenta un estrés que modificará su cerebro y hará que sea más inestable, más miedoso y desconfiado y que le cueste vincularse consigo mismo y con los demás, incluso que experimente rabietas y sea más irascible. Esto no solo afecta a la infancia, sino toda la vida del ser humano.

Este hecho se conoce desde antiguo. Los espartanos maltrataban a sus hijos desde el nacimiento para que tuvieran más miedo y más rabia. De este modo serían perfectos guerreros.


En la sociedad actual al poder le interesa que vivamos en el miedo porque somos más manipulables, más infelices, perfectos consumidores (especialmente de fármacos) más rabiosos, más susceptibles de enfrentarnos a los demás, por cualquier motivo (raza, religión, equipo de fútbol al que siguen, partido político al que votan, por las elecciones que toma respecto a su propia salud…).

Hemos visto cómo han usado la manipulación muchas veces contra nosotros, especialmente en los últimos años. Merece la pena estudiar cómo ha sido el nacimiento y la infancia de los grandes líderes políticos. Si lo buscáis, entre los anglosajones hay una larga tradición de niños separados de sus madres nada más nacer, criados por «nannies», educados en internados. Separados del amor materno y de la familia. Lo hemos visto en las películas americanas cientos de veces en las que el bullying parece ser lo más normal. ¿Cómo van a gobernarnos estos seres carentes de amor?

Tenemos que dejar de ser víctimas de nuestro propio trauma y del trauma de los demás. Es hora de tomar nuestro propia responsabilidad. De ver el origen de la manipulación y el miedo en el que nos quieren hacer vivir y romper con ello.

El primer paso está mirarse hacia dentro, desterrar el miedo y vivir con amor. Parece una noñería, pero no lo es en absoluto. Porque cuando nos amamos no permitimos el maltrato ni propio ni ajeno.

El segundo paso es no permitir más que los seres humanos lleguen a este mundo con sufrimiento. Cuidar el momento del nacimiento como algo verdaderamente sagrado.

Dejemos de seguir al rebaño y pongamos límites. Necesitamos crear una nueva Humanidad, generar y elegir líderes que no actúen desde la codicia sino desde la conciencia.

(Visto en https://www.noentiendonada.es/)

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