sábado, 9 de julio de 2022
FIESTA DEL ORGULLO GAY
Nunca he sentido ningún interés por conocer o juzgar las intimidades sexuales de mis semejantes, la forma en que un ser humano adulto usa sus genitales debería permanecer estrictamente en el ámbito de la privacidad.
Dicho esto, quiero manifestar mi hartazgo absoluto frente a esa horterada insufrible a la que llaman “fiesta del orgullo gay” por las razones que paso a exponer.
En primer lugar, están utilizando el dinero de mis impuestos para cerrar durante 10 días las principales calles del centro de mi ciudad y montar una fiesta diseñada para ensalzar la opción sexual de una minoría, a la que siempre he respetado, pero con la que no me siento identificado en absoluto.
En segundo lugar, se está publicitando esa “fiesta”, que debería ser privada, con dinero público, desde la televisión que pagamos todos, a través de las propias insignias de los cuerpos de seguridad del estado, y hasta en pasos de peatones, semáforos y todo tipo de señalización vial, por lo que esta fiesta, lejos de ser una opción, se está convirtiendo en una imposición.
En tercer lugar, creo que se están vulnerando derechos fundamentales al permitir que participen menores en una celebración donde una serie de hombres y mujeres adultos travestidos, se pasean y bailan semidesnudos, emulando posturas sexuales e incluso introduciendose objetos por el ano en plena vía pública, como todos hemos visto.
En cuarto lugar, todas las personas homosexuales que conozco abominan de esa fiesta e insisten en que no se sienten representados, lo que me lleva a pensar que ni siquiera es la fiesta de ese colectivo, sino de un sector dentro de ese colectivo, cuyo objetivo es el de conseguir réditos políticos y económicos utilizando el chantaje emocional y el victimísmo como moneda de cambio.
Cualquiera que me conozca sabe que no siento la más mínima simpatía hacia ningúna ideología o partido político, de hecho insulto constantemente por igual a eso que llaman “derecha” e “izquierda” y a los payasos que la representan, tampoco tengo inclinaciones religiosas de ninguna clase, así que en mi caso no sirve de nada esa retórica barata que se utiliza siempre para desacreditar a todo aquel que no comulga con el dogmatismo post moderno y los cánones oficiales.
Mi mensaje para los ideólogos de todo este folklore sería el siguiente: meta usted su cipote donde le apetezca, incluso córteselo, y haga un colgante con él si eso le estimula, pero deje de dar el coñazo con su puñetera fiesta y, sobre todo, invierta su capital privado en un espacio privado y con publicidad privada, donde pueda usted dar rienda suelta a sus fantasías más recónditas, en compañía de otros como usted, sin necesidad de entrar en conflicto y respetando a todos aquellos a los que nos importan una mierda su orientación sexual y sus banderitas de colores.
Feliz semana a todos los pura sangre, trabuqueros, desobedientes, e insumisos fiscales del planeta, energía y Rock and roll, la cabeza alta y la cara descubierta siempre!!!
Mártin Sánchez
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