El Doctor Adam Kenji Yamamoto publicaba recientemente en PubMed.gov y en el Virology Journal un artículo, que tituló «Efectos adversos de las vacunas contra el COVID-19 y las medidas para prevenirlos» en el que solicita que se dejen de inocular dosis de refuerzo ante el descenso de la función inmune detectada tras los ocho meses en pacientes con dos dosis.
Concretamente, la carta hace referencia a la información dada por estudios publicados en The Lancet y ha señalado que «la función inmune entre los individuos vacunados, después de ocho meses tras la administración de las dos dosis de la vacuna Covid, fue menor que entre los no vacunados». Además, ha añadido a su comentario la referencia a la Agencia Europea del Medicamento, donde señala: «Las inyecciones de refuerzo frecuentes podrían afectar negativamente a la respuesta inmunitaria».
“immune function among vaccinated individuals 8mo. after the administration of two doses of COVID vaccine was lower than that among the unvaccinated”.
— Marty Makary MD, MPH (@MartyMakary) July 20, 2022
According to European Med Agency, “frequent booster shots could adversely affect the immune response” https://t.co/NoVN4PdSi3
El estudio también señala que «La disminución de la inmunidad puede deberse a varios factores, como la N1-metilpseudouridina, la proteína espiga, las nanopartículas lipídicas, la mejora dependiente de anticuerpos y el estímulo antigénico original. Estas alteraciones clínicas pueden explicar la asociación informada entre la vacunación contra la COVID-19 y el herpes zóster.»
El Doctor Kenji Yamamoto propone en su artículo que, como medida de seguridad «se deben suspender las vacunas de refuerzo adicionales. Además, la fecha de vacunación debe registrarse en la historia clínica de los pacientes.»
Explica en su estudio que se ha informado de varias medidas prácticas para prevenir una disminución de la inmunidad: «limitar el uso de medicamentos antiinflamatorios no esteroideos, incluido el paracetamol para mantener la temperatura corporal baja, el uso adecuado de antibióticos, dejar de fumar, controlar el estrés y limitar el uso de preparados de lípidos, inluído el propofl, que puede causar inmunosupresión perioperatoria».
El doctor advierte en su artículo de que «la vacunación contra la COVID-19 es un importante factor de riesgo de infecciones en pacientes críticos».
«Los anticuerpos recién generados de la proteína espiga dañan las células y los tejidos que están preparados para producir proteínas espiga, y las células endoteliales vasculares son dañadas por las proteínas espiga en el torrente sanguíneo; esto puede dañar los órganos del sistema inmunitario, como la glándula suprarrenal. Además, puede ocurrir una potenciación de la infección dependiente de anticuerpos (A.D.E.), en la que los anticuerpos que aumentan la infección atenúan el efecto de los anticuerpos neutralizantes en la prevención de la infección. El pecado antigénico original, es decir, la memoria inmune residual de la vacuna de tipo Wuhan puede impedir que la vacuna sea lo suficientemente eficaz contra las cepas variantes. Estos mecanismos también pueden estar involucrados en la exacerbación de COVID-19».
(Visto en https://diario16.com/)
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