miércoles, 13 de febrero de 2019

EL COMISARIO VILLAREJO RECONOCE SER LA "MANO NEGRA" DETRÁS DEL INCENDIO DEL EDIFICIO WINDSOR



Parece que solo ha habido que esperar 14 años para que la versión "conspiranoica" -ya se sabe, la actitud de sospecha constante de quienes no creemos en casualidades- se vea confirmada por pruebas abrumadoras: un incendio se inicia JUSTO en el despacho donde se guardaban las pruebas del que dicen era el mayor fraude financiero de la historia de España, fraude que involucraba al ex-presidente del Banco BBVA Francisco Gónzalez, y que, en plena era de la información se encontraban -oh, fatalidad- SOLO en soporte papel, que el juez había requerido 24 horas antes y que, merced al oportuno incidente quedaron reducidas a cenizas y por tanto evaporadas, todo ello junto a un cúmulo de desdichadas contingencias y azares inexplicables: los guardias de seguridad no dieron el aviso hasta que no vieron la "chasca" bien crecida, los bomberos, cuyo cuartel se encuentra a dos minutos, que tardaron en llegar media hora, ... . Se grabaron siluetas humanas avivando el incendio y un juez "despistadizo" sentenció que eran reflejos de otro edificio. Finalmente, la familia Reyzabal, propietaria del edificio, apareció ante los medios más feliz que una perdiz por un suceso que les permitía el "pelotazo" de la venta del solar para la reedificación de la actual ampliación de El Corte Inglés, el edificio "Titania".

Solo consta otro caso de un coloso cuya destrucción haya
resultado tan lucrativa a su dueño: las Torres Gemelas de
Nueva York, cuyo propietario, Larry Silverstein aseguró a
tiempo
 de hacer negocio con su "inesperado" derribo. 
En su momento, los que calificaron de intencional el incendio del edificio fueron ridiculizados bajo la acusación de que una ocultación de pruebas bajo el manto de un incendio tan espectacular suponía algo así como ponerse a "matar moscas a cañonazos". La información publicada por Moncloa.com aclara que "las moscas" eran de mayor calibre de lo que uno podía suponer: Merrill Lynch acusaba a González -entonces presidente de Argentaria- de haber ocultado un descubierto contable de 757 millones de la antiguas pesetas (4,5 millones de euros). Al final, las partes cerraron el tema por un precio de 2.000 millones de pesetas (12 millones de euros), pero la Comisión Nacional del Mercado de Valores quiso aclararlo y la auditoría de Deloitte se estrelló contra la desparición física de las pruebas al quedar sus oficinas y archivos carbonizados en el Windsor.

Lo que no se sabía entonces es que el BBVA de González había contratado al comisario José Manuel Villarejo para cubrirle las espaldas, cosa que el siniestro mercenario parece que hizo, a lo bruto, pero eficazmente. Villarejo reportó al banco semanas más tarde "la eliminación física de los papeles de FG Valores" con la aclaración, ahora más que clara, de que "el objetivo se ha cumplido TOTALMENTE".

Una de las enigmáticas sombras "reflejadas" en las venta-
nas del edificio Windsor mientras este ardía ...  de arriba
hacia abajo, contra lo que toda lógica prescribe.
Un comisario de policía, miembro del CNI, con acceso a información reservada, pinchazos telefónicos -teóricamente, un servidor del estado- al servicio del mejor postor.

Esto es España, señores, un desafío a la imaginación de los simples que no tiene nada que envidiar a la Florencia de los Médicis.

Y si la fuente de la filtración a Moncloa.com es, como parece, el propio Villarejo, ¿qué otra operación puede pretender ocultar tras la revelación de una maniobra de esta magnitud?

Este bloguero tiene su teoría, por supuesto: Villarejo está mostrando a sus acusadores que no le temblaría el pulso a la hora de poner cartas arriba otro asunto del cuál posee las claves, y que sucedió con anterioridad, esta vez con una cifra elevadísima de víctimas, y que supuso un giro político y geoestratégico del rumbo de la España del momento. Un caso del que en un mes se celebrará el décimoquinto aniversario, y del que ya ha declarado que "se cerró en falso". Un suceso tan terrible que su aclaración supondría un terremoto social para una España que prefiere ignorar la verdad antes que encararla.

(posesodegerasa)

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