EL SILENCIO DE LOS PEDIATRAS

«De entre todas las fuerzas que mueven la pandemia, la primera es la mentira».

No se puede decir más claro.

Pero no solo miente quien proclama lo que sabe que no es cierto, también lo hace quien colabora a ocultar la verdad.

Y no otra cosa han estado haciendo los pediatras que durante todo este tiempo no han puesto el grito en el cielo por el monstruoso sometimiento de los niños a una prenda que les impedía no solo respirar, sino también adquirir las habilidades sociales que conlleva la interacción con el rostro del otro, no digamos ya toda actividad que implica oxigenación adecuada de su organismo en formación: aprendizaje, juego, etc.

El experimento global ha trazado una nítida línea entre quienes han servido a la salud y a la dignidad de las personas y quienes han preferido su plato de lentejas y han colaborado, por activa o por pasiva, en esta indignidad. Y cuando el daño ya está hecho pretender subirse al tren de las rectificaciones solo confirma el cinismo y la cobardía previos.