CAMBIO CLIMÁTICO

Después de la telenovela del covid 19, la opereta de la guerra de Ucrania, y el intento fallido de la viruela del mono, es el turno ahora para el “Cambio Climático”, una estafa cocinada a fuego lento, desde hace décadas, con la intención de sembrar el pánico una vez más entre una población de subnormales profundos que se tragarán sin pestañear lo que digan los expertos, Papá estado y el telediario.

Dicen los climatólogos que se avecina una serie de catástrofes naturales, fruto de nuestro afán por emitir co2 indiscriminadamente y contaminar el planeta. Es curioso, porque nos llevan amenazando desde hace más de 30 años con la destrucción de los bosques por la lluvia acida, la fulminación de la capa de ozono, o la desaparición de los casquetes polares … pero nada de esto ha ocurrido.

Conviene aclarar que el co2, al que culpan de todos los males, es un componente natural del aire, que no puede acumular calor, ni provocar el “efecto invernadero” que se le atribuye, debido a su baja densidad en la atmósfera.

Conviene aclarar también, que los indices de temperatura, a penas han variado en los últimos 200 años, solo hay que revisar las hemerotécas y observar lo que marcaban los termómetros en épocas pasadas, aunque resulte una obviedad, en verano hace calor y en invierno sigue haciendo frío.

Lo que produce realmente ese “efecto lupa” que puede ocasionar subidas de temperatura puntuales en épocas del año inusuales, son las “fumigaciones” de yoduro de plata, aerosoles, aluminio y cadmio en nuestros cielos, creando una membrana artificial que impide que las corrientes cálidas asciendan y las frías desciendan, esto se llama “manipulación climática”, pero bien podría llamarse terrorismo de estado.

Es evidente que nos encontramos ante un nuevo fraude de este sistema podrido, pero al igual que desmontamos la payasada del covid 19, con el cambio climático no tenemos ni para empezar.

Señores climatólogos, la masa de borregos se tragará cualquier cosa, pero nosotros no, por eso vamos a darle la vuelta a todas y cada una de sus magufadas, exponiendo la verdad, y ridiculizándoles, hasta que quede bien claro que son ustedes unos auténticos, despreciables y acreditados farsantes.

Martin Sánchez