El objetivo nunca fue sanitario, el objetivo es convertir el mundo en una gran empresa donde todos seamos tan obedientes y estemos tan desprovistos de derechos básicos como lo están los ciudadanos chinos actualmente. Un nuevo orden mundial unipolar que en lugar de separar a sus integrantes mediante fronteras lo haga mediante su clase social. Un golpe de estado global de las élites de cada país contra sus propios ciudadanos.
Sabemos que el certificado Covid no tiene ninguna validez práctica en la lucha contra la supuesta pandemia global. De hecho, parece más un permiso para infectar concedido a los que pasan por el aro que otra cosa. Y, no nos engañemos, su imposición generalizada es el verdadero objetivo de toda la Plandemia: la obligación universal de una identificación en la que primero constarán datos sanitarios, pero que acabará recopilando datos bancarios, administrativos y de todo orden, sustituyendo al DNI, a la tarjeta de crédito, a la agenda, etc., unificando toda la información sobre cada ciudadano y poniéndola a disposición de los agentes de fiscalización y represión de un estado distópico y totalitario.
Para entonces no será, por supuesto, un documento en papel o un mero código QR, sino que la propaganda de los medios habrá presentado como inevitable la "única alternativa" a la pérdida, robo, extravío o falsificación del certificado: el marcaje corporal, ya sea en forma de chip RFDI, tatuaje cuántico o algún otro dispositivo nanotecnológico que, una vez impuesto, acompañe al huésped de la niñez a la tumba.
Recordemos que en septiembre de 2019, tres meses antes del lanzamiento de la "psy-opp" "Covid-19" la Alianza ID2020 anunció su programa de identidad digital en su cumbre anual en Nueva York.
La identidad digital es un registro computarizado de quién es una persona, almacenado en un registro. Un registro que, de momento, dejará constancia de quién ha recibido las vacunas que periódicamente se impondrán (y que facilitarán la actualización del sistema operativo insertado en cada ser humano).
Con ello se solucionará el "problema" que tanto trae de cabeza al infame Bill Gates: la existencia de cerca de 1000 millones de seres humanos ausentes de los registros de identidad, al fin sometidos a censo, jurisdicción y control: “Estamos entusiasmados con el impacto potencial de este programa ... como algo que podemos replicar en los países elegibles para Gavi, proporcionando una ruta viable para cerrar la brecha de identidad”, declaraba el director ejecutivo de Gavi, Seth Berkley, consciente de que el 89 por ciento de los niños y adolescentes que no tienen identificación viven en países donde la organización está activa.
Muchos de los absurdos que hemos visto operativos durante la Plandemia son meras operaciones psicológicas para acostumbrar a la población a ser controlados, escaneados y monitoreados: toma de temperatura, lectura de códigos QR, exigencia de certificados inoperantes, etc., para que al final la lectura de un registro subcutáneo de datos, que ya no serán solo biométricos, resulte psicológicamente aceptable. Nos lo están metiendo, como dice un amigo, "con paciencia y salivilla".
Como es habitual, los cínicos ingenieros sociales que están planificando la implementación de la ID Digital nos venderán su mecanismo de control total como un progreso lleno de bondades, desde la posibilidad de geolocalizar a niños extraviados hasta el empoderamiento de personas sin hogar (la ciudad de Austin ya ha puesto operativa una plataforma de identidad digital habilitada para blockchain llamada MyPass que conecta a los "homeless" locales con los proveedores de servicios que se relacionan con ellos). Por supuesto, ni una palabra sobre rastreo de personas, criptomoneda funcionando con datos de actividad corporal o patentes sobre la biología genéticamente modificada de los cada vez menos humanos.
Los ciegos vocacionales llamarán a este aviso, creo que absolutamente coherente con los sucesos a los que asistimos, "teoría de la conspiración". Es lo que corresponde a quienes interpretamos lo que sucede mientras la "práctica de la conspiración" es ejercida por las élites. También fueron "teorías de la conspiración" las advertencias sobre que la "vacuna" no inmunizaría, que incluiría tóxicos y nanotecnología, que se convertiría en periódica, que acarrearía innumerables daños y que dividiría a la humanidad en inoculados y "no vacunados". Todo ello se ha cumplido, pero los que prefieren etiquetar a entender seguirán haciendo el juego que conviene a "los de arriba".
Y ante la ceguera de la masa, tal vez solo quede esperar que el karma nos ponga a todos en nuestro sitio.
(posesodegerasa)
Muchos de los absurdos que hemos visto operativos durante la Plandemia son meras operaciones psicológicas para acostumbrar a la población a ser controlados, escaneados y monitoreados: toma de temperatura, lectura de códigos QR, exigencia de certificados inoperantes, etc., para que al final la lectura de un registro subcutáneo de datos, que ya no serán solo biométricos, resulte psicológicamente aceptable. Nos lo están metiendo, como dice un amigo, "con paciencia y salivilla".
Como es habitual, los cínicos ingenieros sociales que están planificando la implementación de la ID Digital nos venderán su mecanismo de control total como un progreso lleno de bondades, desde la posibilidad de geolocalizar a niños extraviados hasta el empoderamiento de personas sin hogar (la ciudad de Austin ya ha puesto operativa una plataforma de identidad digital habilitada para blockchain llamada MyPass que conecta a los "homeless" locales con los proveedores de servicios que se relacionan con ellos). Por supuesto, ni una palabra sobre rastreo de personas, criptomoneda funcionando con datos de actividad corporal o patentes sobre la biología genéticamente modificada de los cada vez menos humanos.
Los ciegos vocacionales llamarán a este aviso, creo que absolutamente coherente con los sucesos a los que asistimos, "teoría de la conspiración". Es lo que corresponde a quienes interpretamos lo que sucede mientras la "práctica de la conspiración" es ejercida por las élites. También fueron "teorías de la conspiración" las advertencias sobre que la "vacuna" no inmunizaría, que incluiría tóxicos y nanotecnología, que se convertiría en periódica, que acarrearía innumerables daños y que dividiría a la humanidad en inoculados y "no vacunados". Todo ello se ha cumplido, pero los que prefieren etiquetar a entender seguirán haciendo el juego que conviene a "los de arriba".
Y ante la ceguera de la masa, tal vez solo quede esperar que el karma nos ponga a todos en nuestro sitio.
(posesodegerasa)
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