domingo, 29 de diciembre de 2019
LAS LEYES QUE NOS ESCLAVIZAN AL IMPERIO ROMANO Y A LA CORONA BRITÁNICA (1ª parte)
El traslado de la Nobleza Negra Veneciana a Londres marcó el momento en que la Corona británica asumió la gestión administrativa del poder reservado al Papado a través de la Ley Divina y diversas bulas papales a lo largo de la historia, como Unam Sanctam, Romanus Pontifex, Aeterni Regis y las disposiciones del Concilio de Trento. Ese poder fue complementado con el Cestui Que Vie Act y la Ley del Mar o Almirantazgo que hoy en día definen el sistema vigente para la organización de la propiedad, el derecho, el dinero y por tanto la política; y para el cual los seres humanos somos meras corporaciones o vehículos del poder papal y de la Corona.
Vaticano y la Corona Británica posseen tu cuerpo físico a través de la banca internacional
Ley Divina, Unam Sanctam, Romanus Pontifex, Aeterni Regis, Concilio de Trento y Cestui Que Vie
El sistema actual que se basa en el concepto de propiedad y en la filosofía de Aristóteles fue creado por los antiguos romanos. Aquel sistema sostiene que todos los seres humanos somos bestias susceptibles de ser gobernadas y esclavizadas.
Una bula pontificia es un documento escrito en latín sobre asuntos políticos y religiosos que para evitar falsificaciones lleva un sello de plomo con una serie de validaciones internas y externas que consiguen el nombre del papá que la promulga y el año de su publicación.
La leyenda negra asevera que las bulas papales originales habían sido escritas sobre piel de niños sacrificados o de personas de mente brillante opuestas a la iglesia católica y que se archivaron en las bóvedas del Vaticano. Sin embargo, las que hoy pueden verse allí son copias escritas en piel animal. Las copias originales de estas bulas no están visibles al público general, y esto se debe a que hasta el siglo XVIII el Vaticano no escribió sus bulas en papel, pue se considera un medio carente de vida y que por lo tanto no tiene valor. En ese momento, hace solo un par de siglos, un documento para ser válido tenía que ser escrito en un material vivo. Por lo tanto se firmó con sangre y fue escrito en un pergamino de piel humana. La firma reciente del tratado de Lisboa por la Reina Elizabeth se llevó a cabo en un pergamino de piel de niño puesto que la reina como beneficiaria de una ley divina no puede firmar un documento muerto. Esto no es todo. La notificación de la historia de que las bulas papales fueron escritas en pergamino de piel de niño explicaría por qué sería tan embarazoso para el Vaticano mostrar el original.
En la segunda mitad de la Edad Media, el imperio romano que gobernó bajo el derecho romano estaba de nuevo en pleno poder debido a la alianza entre los linajes papales provenientes del aquel imperio romano y la incipiente burguesía veneciana. Fue por entonces cuando sentaron las bases para su nuevo y actual imperio.
Para hacerlo sencillo y comprensible, este sistema inicia cuando el papado decide registrar a su nombre cualquier propiedad sobre la Tierra, aunque esta esté poblada por seres humanos.
El sistema vigente hoy en día para la organización de la propiedad, el derecho, el dinero, y por tanto la política, nació el 18 de noviembre de 1302, que es la fecha en que se publicó la bula papal escrita por el papa Bonifacio XVIII que se denominó como la Unam Sanctam Ecclesiam.
"Unam Sanctam" y la metáfora del Almirantazgo y el Derecho Marítimo
En esta bula el papa afirma la absoluta supremacía del poder espiritual sobre el poder terrenal y determina que es de absoluta necesidad para la salvación el estar sometido al pontífice romano.
Unam Sanctam creó el concepto de fideicomiso por primera vez en la historia. Un fideicomiso es un contrato o convenio en virtud del cual una persona llamada fideicomitente o también fiduciante transmite bienes, cantidades de dinero o derechos presentes o futuros de su propiedad a otra persona. Esto determina el régimen de administración fiduciaria de la primera bula que hoy sigue vigente.
Bonifacio XVIII afirmó que Dios le había confiado todos los títulos y propiedades de la Tierra al Vaticano. El Vaticano por lo tanto designa al albacea administrador y depositario beneficiario de este sistema en el que vivimos hoy.
En la práctica y traducido en otras palabras, la bula papal de 1302 usa la metáfora del almirantazgo y el derecho marítimo. Es decir, de la Biblia, que indica que la Unam Sanctam Ecclesiam y luego la primera iglesia santa es el Arca de Noé, porque mientras todo el mundo estaba cubierto por el agua lo único que se elevó por encima era el arca, así que todos los seres humanos a partir de ese día certificados por la Biblia como la ley del código náutico se pierden en el mar y el papa por lo tanto reclama todo el poder, toda la propiedad tanto espiritual como temporal, hasta que el interesado reclame, es decir, hasta que nosotros, cada uno de nosotros, volvamos a reclamar nuestro derecho.
Romanus Pontifex
Una segunda bula, denominada Romanus Pontifex, emitida por el papa Nicolás V en 1455, se convirtió en la base para la apropiación de las tierras en el “nuevo mundo” en América con el argumento de que sus actividades servían para difundir el cristianismo.
Dicha bula tuvo el efecto de transmitir a perpetuidad el derecho de uso de la tierra como de bienes inmuebles del expreso fideicomiso Unam Sanctam al control del pontífice y de sus sucesores. Así que —en pocas palabras— Dios le dio al mundo el mundo al Papa y el Papa da trozos de este mundo a los reyes.
Por lo tanto, toda la Tierra se reivindica como tierras de la corona. Esta primera corona representa el primer fideicomiso creado cuando un niño nace, cuando todos nosotros nacemos, privándonos de todos nuestros derechos naturales y derechos sobre la Tierra en el nacimiento.
Aeternis Regis
Una tercera bula denominada Aeterni Regis, o del rey eterno, fue publicada en 1481 por el papa Sixto XIV. Esta confirmaba las bulas Romanus Pontifex (Nicolás V, 1455) e Inter Caetera (Calixto III, 1456).
La bula Aeterni Regis fue la base legal para que Cristóbal Colón actuará como agente virreinal de la corona española en América porque fue el papado (la nobleza veneciana) quien concedió permiso a la corona española para el re-descubrimiento -descubrimiento público, porque ya se sabía de la existencia de estas tierras- de América.
Esta bula papal creó lo que se conoce como la Corona de Aragón (más tarde la Corona de España) que a su vez perdió en 1604 cuando el papa Pablo V se le concedió al rey y se la concedió al rey Jaime I de Inglaterra debido a la ruptura ocurrida entre los Giovanni de Paolo Serpi y los Vecchio, aliados con los linajes papales.
La bula Aeterni Regis determina que al nacer un bebé, su partida de nacimiento cuenta como un bono de valor al banco central privado de la nación, quitándole la propiedad de su carne y condenándolo a la servidumbre perpetua como persona romana o esclavo.
De hecho, en esta bula de Sixto IV, se da cuenta de la visión ilustrada de Bonifacio XVIII para que los seres humanos se perdieran en el mar de modo que nada les pertenecen. Y estamos en quiebra porque nunca hemos vuelto a reclamar nuestros derechos o bienes. De modo que el estado debe tener cuidado de nosotros y velar por nuestro propio bien.
Concilio de Trento
Un cuarto acontecimiento tuvo lugar en el Concilio de Trento, en 1537, convocado por una bula del Papa Pablo III. Este concilio representa el tercer acto testamentario y final de un fideicomiso creado para la reivindicación de todas las almas perdidas.
Este tercer acto testamentario fue creado para cuando un niño es bautizado, siendo el poder sobre el título del alma del bautizado una concesión del certificado de bautismo por parte de la iglesia.
Así, sin título jurídico sobre la propia alma, un hombre o una mujer puede tener legalmente negado el derecho a presentarse como una persona, y el poder legitimado por el Papa puede tratarle como a una cosa.
Las leyes pontificas además son obligatorias incluso sin haber sido aceptadas o confirmadas por los gobernantes seculares, y por lo tanto cualquier ley nacional puede ser abolida en cualquier momento por el sumo pontífice. El papa, el vicario de Cristo, reclama así la propiedad última de todo cuanto hay en el planeta Tierra.
En 1540, Venecia ayudó a la creación de la primera ley para usar esta bula papal como la base de la autoridad eclesiástica de Enrique VIII. Esta corona fue concedida en secreto a Inglaterra para la recogida y la cosecha de las almas perdidas.
Desde entonces, los colegios de abogados han sido responsables en la administración de la cosecha de las almas de los perdidos y condenados incluyendo el registro y la recogida de los certificados de bautismo que representan las almas cooptadas por el Vaticano y almacenadas en su bóveda.
(Visto en https://www.mentealternativa.com/)
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