La imagen más -bizarra, tronada, dadaísta, elija el lector- de estos días |
El lector habitual del blog ya sabe que cada primero de mes, a modo de acto psicomágico que exorcize algo de la pesadumbre y la preocupación en que nos suelen sumir las noticias de un mundo convulso y violento, esta bitácora solo da cabida a entradas positivas, humorísticas o esperanzadoras. He dudado en incluir en alguna de estas categorías el siguiente hecho, pero dado su feliz desenlace, creo que bien puede ser un ejemplo de que algunos, ya sea por sangre fría o por una inconsciencia absoluta, no se dejan sobrepasar por las circunstancias:
La cosa, más o menos, fue así: el pasado martes un vuelo de la compañía Egyptair con 55 pasajeros y 7 tripulantes a bordo, y que acababa de despegar de Alejandría con dirección al Cairo fue secuestrado y obligado a aterrizar en el aeropuerto de Lárnaca, en Chipre, por un tal Mustafa Seifedeen, un hombre "psicológicamente inestable" abrumado por su reciente separación de una chipriota. Al parecer el secuestrador pretendía que se hiciera llegar una carta a su ex-esposa. Luego exigió la liberación de varias mujeres encarceladas en Egipto, pidió hablar con algún representante de la U.E., y probablemente hasta en algún momento de lucidez empezara a preguntarse qué demonios estaba haciendo.
En el origen del susto estaba, afortanadamente, el mero desa- mor, no el fanatismo, el odio, la yihad o el afán de notoriedad |
En su twitter, nuestro héroe relata el momento afirmando que el secuestrador se limitó a encogerse de hombros ante su extraña pretensión, por lo que se situó a su lado, hombro con hombro, y compuso la mejor sonrisa que pudo, dadas las circunstancias. No pasó su mano por el hombro de Seifedeen, pero tal vez incluso pudo haberlo deseado.
El autor del secuestro, tras ser detenido |
Por imaginar, que no quede.
(posesodegerasa)
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