¿Bajo qué autoridad Usted está usando ese nombre para identificarme?
En principio nadie tiene nombre. Todos los nombres son falsos y carecen de significado porque uno llega al mundo sin nombre, y cuando lo deja lo hace anónimamente. Tu eres una realidad sin nombre, pues éste es un mero rótulo que se te pone con propósitos utilitarios. No hay nada en un nombre.
Sólo hay dos ámbitos en el planeta: tierra y agua. La gente vive en la tierra, por lo cual la ley de la tierra o ley nacional, es la ley de la gente que vive en la tierra, siendo diferente de acuerdo a cada país, porque es la ley de la gente que vive en ese país.
Pero la ley del agua es la ley del dinero, el flujo de fondos y los activos líquidos circulantes. No obstante, en la actualidad el dinero no tiene respaldo en metales preciosos, se basa en la mano de obra de los pueblos, que son la única fuente de crédito ante la deuda pública.
´Corona de la Tierra´ es un artificio milenario no incorporado mediante el cual la Tierra es reclamada por la Corona a ser de propiedad privada suya, también conocida como el Crown Estate, la Compañía, Corona de la Corporación, Commonwealth, también conocido como dominio público y todos los demás derivados. Aún más, la Corona afirma que la Tierra le fue concedida legalmente y que nunca puede enajenarse de ella.
Aquí ´Corona´ se entiende como una compleja disposición de fideicomisos y sub-fideicomisos que reclaman la propiedad de la Tierra, en última instancia, derivada de la triple corona de la adoración al dios sumerio Baal, representada por la tiara papal del culto romano, que en la práctica enarbola la ley de supremacía marítima del Almirantazgo del mar de la cultura cananita-fenicia, raza aria del clan Barats que se convirtió en la élite anglo-sajona de las islas británicas.
El derecho romano llama a la ´ley del hombre´ IUS, de ahí viene el término Justicia, y a la ´ley de los dioses´ FAS, de donde viene la palabra fascismo. La ´ley de los dioses´ es la Ley del Mar del Almirantazgo, el control fascista de las corporaciones con el capitalismo del monopolio.
El lenguaje jurídico es distinto y específico. Esto se ha mantenido para facilitar el control de quienes no lo entienden, pero están sujetos igualmente por contratos, tratados, constituciones, o leyes a la letra impresa en ellos, y que los vincula de por vida a esa jerga incomprensible de tecnicismos.
Desde que nacemos o ´rompemos aguas´ tenemos un certificado de nacimiento, al igual que los barcos que navegan llevando productos y atracan cargados de bienes en un muelle, por lo que todas las embarcaciones por ley deben ser ´hembras´, debido a que es ´ella´ la que genera el producto. Así es que todo lo que salga de una nave debe tener un certificado de manifiesto.
De la misma forma, cuando una persona nace sale del agua de su madre, obtiene un certificado de nacimiento escrito con letras mayúsculas, y un cuerpo que es de hecho un bien valor cotizable, mientras su padre y madre son engañados el momento de registrar al nacido vivo, el nuevo artículo de dos corporaciones. Todo lo que estas produzcan es de quien otorga el certificado de negocios para crear el producto, para el caso un recurso humano.
Existe el malentendido que la Constitución de cualquier país otorga al individuo ciertos derechos. Eso es falso, puesto que nacemos con derechos inalienables por el sólo hecho de existir como seres humanos, nadie nos los da, y por lo tanto nadie nos los puede quitar, o en su defecto, lo que si puede hacer cada persona es escoger si los va o no a ejercer.
Una Constitución ni siquiera puede garantizarlos, ya que es un mero propósito declarado por escrito. Un texto por más que se le llame ´Constitución´, no puede garantizar esos derechos inalienables. Los únicos que podemos escoger si lo vamos a ejercer o no somos nosotros como individuos.
Las leyes que existen hoy en día tienen su origen en el Derecho del Mar, que es una rama del derecho internacional que define las obligaciones y los espacios marítimos de los estados, aunque solo se aplica a quien acepta someterse a ella. Pues bien, esa ley que fue creada para gobernar corporaciones y navíos nos ha sido impuesta para gobernar sociedades.
¿Como lo hicieron? Una simple distorsión del lenguaje es suficiente para hacer creer a todo el mundo que esta ley alternativa marítima se aplica para la gente sobre la ley civil.
Una creencia predominante en la cultura moderna es que las licencias, permisos, registros, estipulaciones, certificados y otros documentos, son esenciales para cualquier actividad empresarial, comunitaria y civil, aún siendo falsas creencias perpetuadas por la ´Ley Marítima´. Sin embargo, ¿cuántas son aplicables para uno?
Un malentendido común entre las personas es que cualquier texto o regulación que las gobierna forma parte de una sola categoría: ´La Ley´. Hay muchas otras formas legales que son acatadas por las personas sin darse cuenta que simplemente no son aplicables a una persona nacida con derechos inalienables.
Esta ´ley del mar´ fue originalmente creada para controlar navíos que atracaban en el extranjero en busca de recursos y productos para importar y exportar, adaptada para los asuntos financieros y mercantiles, pero no los civiles. Esta ley sólo se aplica a quien acepte someterse a ella.
La definición de Ley Marítima de Comercio la explica como una ley privada internacional que gobierna las relaciones entre las entidades privadas que comercian en los océanos. Pero a través de una sagaz manipulacióndel lenguaje, una forma de ley que fue creada para gobernar corporaciones, negocios y navíos, ha sido impuesta para prevalecer como tal sobre las personas naturales.
Cuando un producto sale de un barco y es llevado a tierra extranjera, esa nación toma custodia del producto y lo reconoce con un certificado que constata la fecha de ingreso o ´nacimiento´ del producto en la nación respectiva. Un certificado es definido como un documento que establece una declaración de propiedad, y entonces la pregunta que surge es ¿por qué los seres humanos necesitan un certificado de nacimiento? Porque son propiedad del país donde nacen, que los usa como valor de intercambio internacional.
Por tanto, cada persona con un certificado de nacimiento es definida como una propiedad, un simple recibo legal, y todo lo que por ley hace son negocios bajo una licencia específica. Por ejemplo, cuando contrae matrimonio con alguien es una corporación haciendo negocios con otra corporación, y obtienen una certificado de matrimonio o licencia de negocios.
Es cuando del niño nacido vivo crean una segunda entidad que llaman ´persona´, con un padre y una madre que actúan como socios de un matrimonio o unión libre, que en realidad han concebido un ´personaje´ que detenta un título de propiedad o partida de nacimiento, que se registra en letras mayúsculas para dominio público a favor de una corporación marítima, y así el estado se apodera del personaje, por lo menos hasta que cumpla la mayoría de edad, cuando el individuo afectado puede reclamar para sí su ´doble tú´.
Este legalismo digno de un libro de hechizos se inicia en con otra faceta en Estados Unidos, cuando en marzo de 1933 se declaró en bancarrota y comenzó a aceptar los préstamos de la ´Reserva Federal´, una corporación privada afiliada al gobierno. El país, sin dinero para pagar los préstamos, empezaba a usar a sus ciudadanos como un valor negociable en garantía de respaldo. Ello quita a la persona sus derechos naturales inalienables, y en cambio pasa a tener ´privilegios, deberes y beneficios´, o sea, un esclavo en toda regla que pertenece al estado.
Esta ley alternativa marítima trucó el sentido de la palabra ´persona´, de ser una persona natural a convertirse en una ´corporación´, de corp en inglés que significa cadáver. Los impuestos, un permiso de circulación, de trabajo, de residencia, para establecer un negocio, de construcción, un certificado de nacimiento o matrimonio, multas de tráfico, seguros, y otras formas de documentación que una vez se creyó eran absolutamente necesarias, solo se aplican a la ´persona´ si entendida como ´corporación o persona jurídica´.
Cuando una persona firma cualquiera documento legal, está cediendo indirectamente los derechos de nacimiento citados en la constitución, y la persona se convierte en una corporación, que se crea con el mismo nombre que la persona natural.
La única manera para distinguir el nombre natural del nombre corporativo es diferenciarlo mediante el uso de letras mayúsculas o minúsculas, ya que el nombre corporativo siempre estará en letras mayúsculas.
Esto se conoce como Capitis Diminutio Maxima, que en derecho romano refiere la pérdida o disminución de derechos, sean la libertad, la ciudadanía o la capacidad civil.
Bajo tal concepto, la libertad se obtiene como permiso condicionado por un superior, lo que no otorga liberación. Una persona puede tener "libertad", pero no "liberación". La libertad requiere pedir permiso, obtener un pase, o una licencia que es un acuerdo dentro de la ley de quien lo emite. Por eso es que hay policías para respaldar la política de los políticos, que a su vez trabajan para los amos de las corporaciones
Al comprobar el nombre en un documento de identidad, pasaporte, seguridad social, tarjeta de crédito, y cualquier otro documento oficial, éste sólo aparece en letras mayúsculas para representar la corporación que tiene el nombre de la persona, pero que no es tal.
La corporación es conocida como una ´persona artificial´, mientras que el ser humano es una ´persona natural´, gobernada por su propia consciencia.
La sociedad que creó las leyes que son aplicadas se llama ´sociedad legal´. Aún así, la parte medular de este completo engaño es el hecho que no somos por naturaleza miembros de la sociedad legal.
Las leyes creadas para el control de la sociedad son aplicadas con lo que se llama ´la sociedad de la ley´. La clave de este engaño es el hecho de que no somos por naturaleza miembros de esta sociedad de la ley, por lo tanto sus leyes no se aplican a personas naturales.
Los jueces, abogados, procuradores, intendentes, o lo que sea, son servidores de esta sociedad, que a su arbitrio ha creado su propio lenguaje o jerga que es perversa y engañosamente aplicado para formar creencias y conceptos. De modo que básicamente todas exigencias de edad, infracciones y cualquier tipo de regla arbitraria, exceptuando el daño a otra persona o su propiedad, son normas que no aplican a la persona natural.
El juego de la ley es sólo una ilusión, por lo que es posible reclamar la libertad con que se nace, la cual sólo tiene los límites que impone el libre albedrío.
(Fuente: StopSecrets)
En principio nadie tiene nombre. Todos los nombres son falsos y carecen de significado porque uno llega al mundo sin nombre, y cuando lo deja lo hace anónimamente. Tu eres una realidad sin nombre, pues éste es un mero rótulo que se te pone con propósitos utilitarios. No hay nada en un nombre.
Sólo hay dos ámbitos en el planeta: tierra y agua. La gente vive en la tierra, por lo cual la ley de la tierra o ley nacional, es la ley de la gente que vive en la tierra, siendo diferente de acuerdo a cada país, porque es la ley de la gente que vive en ese país.
Pero la ley del agua es la ley del dinero, el flujo de fondos y los activos líquidos circulantes. No obstante, en la actualidad el dinero no tiene respaldo en metales preciosos, se basa en la mano de obra de los pueblos, que son la única fuente de crédito ante la deuda pública.
´Corona de la Tierra´ es un artificio milenario no incorporado mediante el cual la Tierra es reclamada por la Corona a ser de propiedad privada suya, también conocida como el Crown Estate, la Compañía, Corona de la Corporación, Commonwealth, también conocido como dominio público y todos los demás derivados. Aún más, la Corona afirma que la Tierra le fue concedida legalmente y que nunca puede enajenarse de ella.
Aquí ´Corona´ se entiende como una compleja disposición de fideicomisos y sub-fideicomisos que reclaman la propiedad de la Tierra, en última instancia, derivada de la triple corona de la adoración al dios sumerio Baal, representada por la tiara papal del culto romano, que en la práctica enarbola la ley de supremacía marítima del Almirantazgo del mar de la cultura cananita-fenicia, raza aria del clan Barats que se convirtió en la élite anglo-sajona de las islas británicas.
El derecho romano llama a la ´ley del hombre´ IUS, de ahí viene el término Justicia, y a la ´ley de los dioses´ FAS, de donde viene la palabra fascismo. La ´ley de los dioses´ es la Ley del Mar del Almirantazgo, el control fascista de las corporaciones con el capitalismo del monopolio.
El lenguaje jurídico es distinto y específico. Esto se ha mantenido para facilitar el control de quienes no lo entienden, pero están sujetos igualmente por contratos, tratados, constituciones, o leyes a la letra impresa en ellos, y que los vincula de por vida a esa jerga incomprensible de tecnicismos.
Desde que nacemos o ´rompemos aguas´ tenemos un certificado de nacimiento, al igual que los barcos que navegan llevando productos y atracan cargados de bienes en un muelle, por lo que todas las embarcaciones por ley deben ser ´hembras´, debido a que es ´ella´ la que genera el producto. Así es que todo lo que salga de una nave debe tener un certificado de manifiesto.
De la misma forma, cuando una persona nace sale del agua de su madre, obtiene un certificado de nacimiento escrito con letras mayúsculas, y un cuerpo que es de hecho un bien valor cotizable, mientras su padre y madre son engañados el momento de registrar al nacido vivo, el nuevo artículo de dos corporaciones. Todo lo que estas produzcan es de quien otorga el certificado de negocios para crear el producto, para el caso un recurso humano.
Existe el malentendido que la Constitución de cualquier país otorga al individuo ciertos derechos. Eso es falso, puesto que nacemos con derechos inalienables por el sólo hecho de existir como seres humanos, nadie nos los da, y por lo tanto nadie nos los puede quitar, o en su defecto, lo que si puede hacer cada persona es escoger si los va o no a ejercer.
Una Constitución ni siquiera puede garantizarlos, ya que es un mero propósito declarado por escrito. Un texto por más que se le llame ´Constitución´, no puede garantizar esos derechos inalienables. Los únicos que podemos escoger si lo vamos a ejercer o no somos nosotros como individuos.
Las leyes que existen hoy en día tienen su origen en el Derecho del Mar, que es una rama del derecho internacional que define las obligaciones y los espacios marítimos de los estados, aunque solo se aplica a quien acepta someterse a ella. Pues bien, esa ley que fue creada para gobernar corporaciones y navíos nos ha sido impuesta para gobernar sociedades.
¿Como lo hicieron? Una simple distorsión del lenguaje es suficiente para hacer creer a todo el mundo que esta ley alternativa marítima se aplica para la gente sobre la ley civil.
Una creencia predominante en la cultura moderna es que las licencias, permisos, registros, estipulaciones, certificados y otros documentos, son esenciales para cualquier actividad empresarial, comunitaria y civil, aún siendo falsas creencias perpetuadas por la ´Ley Marítima´. Sin embargo, ¿cuántas son aplicables para uno?
Un malentendido común entre las personas es que cualquier texto o regulación que las gobierna forma parte de una sola categoría: ´La Ley´. Hay muchas otras formas legales que son acatadas por las personas sin darse cuenta que simplemente no son aplicables a una persona nacida con derechos inalienables.
Esta ´ley del mar´ fue originalmente creada para controlar navíos que atracaban en el extranjero en busca de recursos y productos para importar y exportar, adaptada para los asuntos financieros y mercantiles, pero no los civiles. Esta ley sólo se aplica a quien acepte someterse a ella.
La definición de Ley Marítima de Comercio la explica como una ley privada internacional que gobierna las relaciones entre las entidades privadas que comercian en los océanos. Pero a través de una sagaz manipulacióndel lenguaje, una forma de ley que fue creada para gobernar corporaciones, negocios y navíos, ha sido impuesta para prevalecer como tal sobre las personas naturales.
Cuando un producto sale de un barco y es llevado a tierra extranjera, esa nación toma custodia del producto y lo reconoce con un certificado que constata la fecha de ingreso o ´nacimiento´ del producto en la nación respectiva. Un certificado es definido como un documento que establece una declaración de propiedad, y entonces la pregunta que surge es ¿por qué los seres humanos necesitan un certificado de nacimiento? Porque son propiedad del país donde nacen, que los usa como valor de intercambio internacional.
Por tanto, cada persona con un certificado de nacimiento es definida como una propiedad, un simple recibo legal, y todo lo que por ley hace son negocios bajo una licencia específica. Por ejemplo, cuando contrae matrimonio con alguien es una corporación haciendo negocios con otra corporación, y obtienen una certificado de matrimonio o licencia de negocios.
Es cuando del niño nacido vivo crean una segunda entidad que llaman ´persona´, con un padre y una madre que actúan como socios de un matrimonio o unión libre, que en realidad han concebido un ´personaje´ que detenta un título de propiedad o partida de nacimiento, que se registra en letras mayúsculas para dominio público a favor de una corporación marítima, y así el estado se apodera del personaje, por lo menos hasta que cumpla la mayoría de edad, cuando el individuo afectado puede reclamar para sí su ´doble tú´.
Este legalismo digno de un libro de hechizos se inicia en con otra faceta en Estados Unidos, cuando en marzo de 1933 se declaró en bancarrota y comenzó a aceptar los préstamos de la ´Reserva Federal´, una corporación privada afiliada al gobierno. El país, sin dinero para pagar los préstamos, empezaba a usar a sus ciudadanos como un valor negociable en garantía de respaldo. Ello quita a la persona sus derechos naturales inalienables, y en cambio pasa a tener ´privilegios, deberes y beneficios´, o sea, un esclavo en toda regla que pertenece al estado.
Esta ley alternativa marítima trucó el sentido de la palabra ´persona´, de ser una persona natural a convertirse en una ´corporación´, de corp en inglés que significa cadáver. Los impuestos, un permiso de circulación, de trabajo, de residencia, para establecer un negocio, de construcción, un certificado de nacimiento o matrimonio, multas de tráfico, seguros, y otras formas de documentación que una vez se creyó eran absolutamente necesarias, solo se aplican a la ´persona´ si entendida como ´corporación o persona jurídica´.
Cuando una persona firma cualquiera documento legal, está cediendo indirectamente los derechos de nacimiento citados en la constitución, y la persona se convierte en una corporación, que se crea con el mismo nombre que la persona natural.
La única manera para distinguir el nombre natural del nombre corporativo es diferenciarlo mediante el uso de letras mayúsculas o minúsculas, ya que el nombre corporativo siempre estará en letras mayúsculas.
Esto se conoce como Capitis Diminutio Maxima, que en derecho romano refiere la pérdida o disminución de derechos, sean la libertad, la ciudadanía o la capacidad civil.
Bajo tal concepto, la libertad se obtiene como permiso condicionado por un superior, lo que no otorga liberación. Una persona puede tener "libertad", pero no "liberación". La libertad requiere pedir permiso, obtener un pase, o una licencia que es un acuerdo dentro de la ley de quien lo emite. Por eso es que hay policías para respaldar la política de los políticos, que a su vez trabajan para los amos de las corporaciones
Al comprobar el nombre en un documento de identidad, pasaporte, seguridad social, tarjeta de crédito, y cualquier otro documento oficial, éste sólo aparece en letras mayúsculas para representar la corporación que tiene el nombre de la persona, pero que no es tal.
La corporación es conocida como una ´persona artificial´, mientras que el ser humano es una ´persona natural´, gobernada por su propia consciencia.
La sociedad que creó las leyes que son aplicadas se llama ´sociedad legal´. Aún así, la parte medular de este completo engaño es el hecho que no somos por naturaleza miembros de la sociedad legal.
Las leyes creadas para el control de la sociedad son aplicadas con lo que se llama ´la sociedad de la ley´. La clave de este engaño es el hecho de que no somos por naturaleza miembros de esta sociedad de la ley, por lo tanto sus leyes no se aplican a personas naturales.
Los jueces, abogados, procuradores, intendentes, o lo que sea, son servidores de esta sociedad, que a su arbitrio ha creado su propio lenguaje o jerga que es perversa y engañosamente aplicado para formar creencias y conceptos. De modo que básicamente todas exigencias de edad, infracciones y cualquier tipo de regla arbitraria, exceptuando el daño a otra persona o su propiedad, son normas que no aplican a la persona natural.
El juego de la ley es sólo una ilusión, por lo que es posible reclamar la libertad con que se nace, la cual sólo tiene los límites que impone el libre albedrío.
(Fuente: StopSecrets)
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