miércoles, 4 de diciembre de 2024
ENCUENTRAN 55 ELEMENTOS NO DECLARADOS E INEXPLICABLES EN LAS VACUNAS COVID
Dos estudios recientes debieran estar dando la vuelta al mundo por ser de enorme interés para la salud mundial, sobre todo para los que cedieron ante la enorme presión de “vacunación”.
1.- El estudio titulado: «Análisis por ICP-MS de “vacunas” contra “COVID-19” de AstraZeneca, CanSino, Moderna, Pfizer, Sinopharm y Sputnik: 55 elementos químicos no declarados«, fue publicado en la Revista Internacional de Teoría, Práctica e Investigación de Vacunas (International Journal of Vaccine Theory, Practice, and Research). Vol 3 N°2 (2024). Página 1367. Está fechado el 11 de octubre de 2024.
Sus autores son:
– Lorena Diblasi. Biotecnóloga, Universidad Nacional de Tucumán, Argentina.
– Martín Monteverde. Médico, Colegio Médico de Santa Fe, Argentina.
– David Nonis. Biólogo, California, EE.UU.
– Marcela Sangorrín. Bióloga, CONICET-UNCO, Neuquén, Argentina.
Resumen del estudio:
Las vacunas experimentales supuestamente diseñadas para combatir el COVID-19 fueron impuestas coercitivamente a la población mundial a partir de finales de 2020. Provocaron numerosas y variadas enfermedades que van desde leves hasta letales. Este aumento de trastornos de salud y muertes súbitas comenzó a manifestarse de manera concomitante con el número de personas inoculadas y de dosis administradas por persona.
A finales de 2023, varios grupos de investigación de diferentes países del mundo detectaron 24 elementos químicos no declarados mediante microscopía electrónica de barrido acoplada a espectroscopia de rayos X de energía dispersiva (SEM-EDX), en vacunas COVID-19 de diferentes marcas alrededor del mundo. En este artículo, informamos resultados de laboratorio de espectrometría de masas con plasma acoplado inductivamente (ICP-MS) de alta precisión que confirman y amplían los resultados anteriores de SEM-EDX.
Para ello se analizó el contenido de viales de diferentes lotes de las marcas AstraZeneca/Oxford, CanSino Biologics, Pfizer/BioNTech, Sinopharm, Moderna y Sputnik V. Entre los elementos químicos no declarados se detectaron 11 de los 15 lantánidos citotóxicos utilizados en dispositivos electrónicos y optogenéticos. Además, entre los elementos no declarados se encontraban los 11 metales pesados: se encontró cromo en el 100% de las muestras; arsénico 82%; níquel 59%; cobalto y cobre 47%; estaño 35%; cadmio, plomo y manganeso en un 18%; y mercurio en un 6%. Se encontraron un total de 55 elementos químicos no declarados y se cuantificaron con ICP-MS, encontramos que el contenido de las muestras es heterogéneo, la composición elemental varía en diferentes alícuotas extraídas de un mismo vial. Combinando estos hallazgos con los resultados de SEM-EDX, se encontraron un total de 62 elementos químicos no declarados en los distintos productos. En todas las marcas encontramos boro, calcio, titanio, aluminio, arsénico, níquel, cromo, cobre, galio, estroncio, niobio, molibdeno, bario y hafnio.
Fuente: https://doi.org/10.56098/mt1njj52
2.- El segundo estudio foco de este artículo es de los doctores Young Mi Lee y Daniel Broudy, quienes tras la publicación de su estudio alertaron: “Es necesaria una PROHIBICIÓN GLOBAL INMEDIATA» de las inoculaciones Covid.
Su estudio se titula: «Autoensamblaje en tiempo real de construcciones artificiales visibles mediante microscopía estereoscópica en muestras incubadas de productos de ARNm principalmente de Pfizer y Moderna: un estudio longitudinal exhaustivo«.
Fue publicado el 18 de julio de 2024 también en el International Journal of Vaccine Theory, Practice, and Research. (IJVTPR).
Resumen del estudio:
En este artículo se documentan por primera vez las lesiones observables en tiempo real a nivel celular en los receptores de los inyectables “seguros y eficaces” contra la COVID-19, con la presentación de una descripción y un análisis exhaustivos de los fenómenos observados. La administración global de estos productos, cuya administración se ha impuesto con frecuencia desde finales de 2020, desencadenó una plétora de estudios de investigación independientes sobre las terapias génicas inyectables de ARN modificado, en particular las fabricadas por Pfizer y Moderna. Los análisis que se presentan aquí consisten en una “ciencia de laboratorio” precisa que apunta a comprender por qué se produjeron cada vez más lesiones graves, debilitantes y prolongadas (y muchas muertes) sin ningún efecto protector mensurable de los productos comercializados agresivamente. El contenido de los inyectables contra la COVID-19 se examinó con un estereomicroscopio con un aumento de hasta 400X. Se cultivaron muestras cuidadosamente conservadas en una variedad de medios distintos para observar las relaciones de causa y efecto inmediatas y a largo plazo entre los inyectables y las células vivas en condiciones cuidadosamente controladas.
A partir de esta investigación, se pueden extraer inferencias razonables sobre las lesiones observadas en todo el mundo que se han producido desde que se administraron los inyectables a miles de millones de personas. Además de la toxicidad celular, nuestros hallazgos revelan numerosas entidades artificiales autoensamblables visibles (del orden de 3~4 x 106 por mililitro del inyectable) que van desde aproximadamente 1 a 100 µm, o más, de muchas formas diferentes. Había entidades animadas similares a gusanos, discos, cadenas, espirales, tubos, estructuras en ángulo recto que contenían otras entidades artificiales en su interior, etc. Todos estos están muy por encima de cualquier nivel esperado y aceptable de contaminación de los inyectables de COVID-19, y los estudios de incubación revelaron el autoensamblaje progresivo de muchas estructuras artificiales. A medida que transcurría el tiempo durante la incubación, las estructuras simples unidimensionales y bidimensionales durante dos o tres semanas se volvieron más complejas en forma y tamaño, convirtiéndose en entidades estereoscópicamente visibles en tres dimensiones. Parecían filamentos, cintas y listones de nanotubos de carbono; algunos parecían membranas transparentes, delgadas y planas, y otros, espirales tridimensionales y cadenas de cuentas. Algunos de ellos parecían aparecer y luego desaparecer con el tiempo. Nuestras observaciones sugieren la presencia de algún tipo de nanotecnología en los inyectables contra la COVID-19.
Conclusión:
“(…) Los robots magnéticos biohíbridos, en particular, representan una preocupación importante para los investigadores que intentan dar sentido a la capacidad de respuesta de estos ‘biológicos’ a las fuentes de energía. Nos hacemos eco de los llamados de otros investigadores que participan en estudios similares: hasta que se puedan verificar los componentes y comprender sus efectos a largo plazo, una necesidad burlada por los llamamientos de la Autorización de Uso de Emergencia, es necesaria una prohibición global inmediata”.
Estos estudios solo vienen a confirmar que estas inoculaciones no pasaron ni pasan por ningún control sanitario, que ningún país del mundo las estudió ni las estudia, que no existe ninguna organización mundial que esté de verdad preocupada por la salud de todos los ciudadanos porque si fuera así estas inoculaciones no habría sido jamás inoculadas a nadie.
¿Por qué estos estudios no salen en los medios de comunicación? ¿Por qué ningún ministerio de Sanidad toma medidas sobre un asunto tan relevante? ¿Por qué se siguen y promoviendo estas inoculaciones tóxicas?
Estos dos nuevos estudios se suman a una larga lista de estudios e investigaciones independientes que están dando la voz de alarma
Inmaculada Fernández
(Fuente: https://www.actuall.com/)
Posiblemente todo es subcontratado
ResponderEliminar¿Por qué?
El que paga manda... y también porque están implicados... donde decía el vademécum "no se sabe" los publicadores decían "no"