miércoles, 24 de enero de 2024

PALOMARES: EL ACCIDENTE NUCLEAR QUE PUDO HABER DEJADO MEDIA ESPAÑA INHABITABLE (1ª PARTE)



El 17 de enero de 1966, un avión cisterna KC-135 estadounidense que había salido de la base aérea de Morón de la Frontera (Sevilla) colisionó con un bombardero estratégico B-52 que regresaba de patrulla mientras sobrevolaban el pequeño pueblo almeriense de Palomares. No se trataba de un simple accidente aéreo, sino de un broken arrow (flecha rota), la palabra en clave utilizada por el Pentágono para definir un accidente que involucrara bombas atómicas. Uno de los secretos mejor guardados a los ojos y oídos de los espías de Moscú en plena Guerra Fría.

Se trataba del vigesimonoveno incidente de este tipo, pero este era (y sigue siendo) único. Nunca antes ni después han caído cuatro bombas termonucleares sobre zonas habitadas. Afortunadamente, no detonaron y se evitó repetir la aterradora experiencia de Hiroshima y Nagasaki. Los únicos muertos directos fueron siete tripulantes de los aviones estadounidenses. Pero no hubo fallecidos ni heridos en tierra.

A pesar de la trascendencia del acontecimiento y de los 58 años transcurridos, los sucesivos gobiernos españoles han tratado el accidente como materia reservada y no han desclasificado prácticamente ningún documento sobre el incidente, del que conocemos la mayoría de los detalles por los informes estadounidenses.

Pese a este secretismo, El Confidencial encontró en el Archivo del Ejército del Aire español centenares de informes oficiales, telegramas, mensajes cifrados, mapas y fotografías que permiten reconstruir, por primera vez, la versión española de esos primeros días y confirmar que los científicos, militares y políticos españoles sabían exactamente lo que ocurría y lo que hacían los militares estadounidenses.

Lo primera conclusión al leerlos es que la versión de que el Pentágono "manipuló" todo lo relacionado con el accidente es incompleta.

Los documentos confirman que las autoridades españolas tuvieron mucho que ver con la censura informativa, la limitada limpieza de las tierras contaminadas y el proyecto para supervisar la salud de los lugareños, -bautizado como programa "Indalo"- para no estigmatizar a Palomares y sus habitantes.

PALOMARES. 17 ENERO. 1966.

10:20 am

Colisiona un B-52 con un KC-135 en los cielos de Palomares. La comandancia de Almería llega a la zona 14 minutos después.

Avión

11:35 am

La agencia estadounidense AP informa del accidente.

Bandera USA

11:50 am

Dos generales estadounidenses llegan a Palomares al lugar del suceso, mucho antes que cualquier autoridad de relieve española.

16:00 pm

Dos guardias civiles encuentran la primera bomba (lecho río Almanzora). La custodia un guardia civil toda la noche. Poco después, llega el primer contingente de norteamericanos a la escena.

Teléfono

Hora desconocida

El presidente Lyndon Johnson recibe la noticia del accidente. Su reacción es inmediata, telefonea a su secretario de Defensa con una orden directa: “Haz todo lo necesario para encontrarlas”.

Tricornio

Hora desconocida

La Guardia Civil alerta a sus superiores del accidente. Inmediatamente, se le transmite esta información a Franco. España pide explicaciones a EEUU.


Lo sabían desde el principio

Los documentos oficiales encontrados en los archivos del Ejército del Aire demuestran que las autoridades españolas, fueron perfectamente conscientes de la gravedad de la situación desde el principio, y aceptaron que EEUU no limpiara todo el plutonio, algo que ocultaron sin remordimientos.

Destacan tres informes que envía inmediatamente después del accidente el coronel Emilio Alfaro Aguirre, entonces director de la Academia General del Aire en San Javier (Murcia), a sus superiores. Este incluye los datos recogidos por los enlaces militares españoles que acompañan a los generales Delmar Wilson, jefe de la 16.ª Fuerza Aérea estadounidense en España, y Stanley Donovan, jefe de todas las operaciones militares conjuntas entre EEUU y España. Estos llegan a Palomares escasamente hora y media después del suceso, mucho antes que cualquier autoridad de relieve española.

Los científicos españoles de la Junta de Energía Nuclear (JEN), la institución española especializada desde 1948 en la energía atómica, tanto pacífica como militar, tardan en movilizarse cuatro días. La avanzadilla estuvo compuesta por tres expertos: el coronel médico de la Armada Eduardo Ramos, jefe de la división de Medicina y Protección de la JEN; Manuel Quinteiro Blanco, director de Ingeniería, y un tercero del que no está clara su identidad. En los días siguientes llegarán muchos más, hasta cerca de una treintena, que trasladaron centenares de kilos de material -e incluso un laboratorio móvil en una furgoneta Volkswagen- para realizar mediciones de plutonio en el aire.

"Según médicos [de la] JEN -dice el telegrama secreto enviado a Madrid el día 21- la situación sanitaria puede considerarse satisfactoria por resultados poco alarmantes".

Desde su llegada, todos los días se toman muestras de orina de la población -hasta 100 diarias en los primeros días- que se envían rápidamente a Madrid para análisis clínicos mediante un enlace de helicópteros a la Academia de San Javier y, desde allí, en avión a la capital española.

La parte más polémica de su intervención fue la negociación con los científicos estadounidenses sobre las labores de descontaminación, ante la pretensión de los norteamericanos de dejar la mayor cantidad de material posible. El momento culmen tiene lugar a mediados de febrero, una vez fijada la superficie contaminada (algo que también fue polémico en sí mismo).


Al final, se llegó a un compromiso, forzado al máximo nivel político en Madrid, que implicaba que los suelos con contaminación radiológica superior a 60.000 CPM —frente a los 7.000 CPM que pedían los científicos españoles— debían ser raspados hasta una profundidad de 10 centímetros y removidos de España. En total se llevaron unos 1.000 m³. Los que tenían niveles de entre 700 y 60.000 CPM serían regados y enterrados a unos 20 centímetros de profundidad. Por debajo de 700 CPM, simplemente serían regados. Además, los españoles admiten que no se limpien los suelos por debajo de 10.000 CPM cuando sea una zona de difícil acceso, como partes montañosas. Eso explica que hoy queden restos de plutonio y contaminación atómica en aquellas zonas donde se rebajó la limpieza, y sea necesaria una segunda limpieza de Palomares

PALOMARES. 18 ENERO. 1966.

09:30 am

Se halla la bomba dos detrás del cementerio.

11:35 am

Se halla la bomba tres en la Sierra de la Algarrobina. Una cuarta bomba sigue en paradero desconocido.

Bidones radiactivos

17:00 pm

Dos de las tres bombas caídas han esparcido el combustible nuclear. Se detectan altos niveles de radiactividad en los alrededores. Soplan fuertes vientos del SO con rachas de 83 km/h.

PALOMARES. 19 ENERO. 1966.

Tricornio

03:00 am

El director de AGA informa de que se han recogido siete cadáveres y cuatro heridos que han sido evacuados a Torrejón. Se movilizan efectivos españoles y estadounidenses para peinar la zona.


Rafael Moreno Izquierdo
(Fuente: https://www.elconfidencial.com/)

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