lunes, 22 de enero de 2024

ES UNA GUERRA, Y LA VAMOS A GANAR



Paul Linebarger fue un niño prodigio. A los 14 años publicó su primer cuento de Ciencia Ficción.

La Ciencia Ficción no estaba bien vista entonces por la intelectualidad, aunque ya aparecían grandes autores como Asimov y Bradbury. Así que en su vida de escritor usó muchos seudónimos, el más conocido, el de Cordwainer Smith.

A los 16 años fue representante diplomático de su padrino, el Presidente Chino Sun Yat Sen. Para entonces hablaba seis idiomas.

Pronto recaló en el Pentágono, su especialidad: la guerra psicológica. Aunque escondía con cierta verguenza ser el gran Cordwainer Smith, en el Pentágono lo sabían, y le jugó a favor. La Guerra Psicológica requiere imaginación.

Sun Tzú, el gran estratega chino, decía que no se combate contra las armas enemigas, sinó contra sus mentes.

Algo parecido pensaba su contemporáneo, Alejandro Magno.

A los 30 años Lineberger había visto demasiada muerte en la guerras en las que participó.

Y ahí nació una obsesión. Sabía lo suficiente de historia para entender que la guerra es invitable, y todo intento por eliminarla iba a fracasar.

Así que planificó un futuro donde las guerras fueran totalmente psicológicas, sin sangre.

El camino al infierno está pavimentado con buenas intenciones.

La idea era simple, en vez de disparar balas, se dispararían escenarios. Y así se dominarían las mentes.

Linebarger murió sin saber el monstruo que creó, aunque ya lo intuía.

¿Les suena la lluvia ácida, la "epidemia" del SIDA, el Agujero de Ozono, la Plandemia del 2020/22, el Calentamiento Global?

Escenarios creados en laboratorios de guerra psicológica.

Engaños.

Solo en Argentina la plandemia provocó 24.000 suicidios de adolescentes.

El niño genio no la vió, pero es la mitad de los jovenes norteamericanos muertos en Vietnam en diez años de guerra.

¿Que hacer? Darse cuenta.

En esta guerra no hay tanques ni cañones, sino programas televisivos, expertos, médicos con caras de circunstancia.

Es una guerra, y la vamos a ganar.

Horacio Rivara

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