jueves, 9 de noviembre de 2023
EL ÚLTIMO ZARPAZO (POR AHORA) DEL ESTADO PROFUNDO
El atentado perpetrado contra el que fuera máximo responsable del PP en Cataluña y luego fundador de Vox, Alejo Vidal Quadras, tiene todas las características de una maniobra de distracción: va dirigido contra un actor secundario en los graves acontecimientos que agitan a España en estos momentos, retirado de la política hace bastante tiempo sin haber concitado nunca grandes odios ni rechazo, como es el caso de otras figuras políticas.
Las dos preguntas más obvias que hacerse ante este caso son ¿para quién suponía una amenaza un personaje de tan escasa proyección pública en el presente? y ¿quién se hubiera beneficiado de su muerte (posibilidad que parece descartada pese a la gravedad de su estado)?
Salvo alguna razón opaca que tenga que ver con su vida, actividades o negocios privados, la hipótesis más razonable nos lleva a suponer que la finalidad del intento de asesinato en plena jornada festiva en Madrid es más simbólica que otra cosa. Se ha buscado crear crispación, incrementando la tensión generada por la ruptura de la convivencia que supone una amnistía sin fundamento jurídico ni moral a quienes han querido romper Cataluña y, por ende, España. La sincronía con el anuncio de la consumación de esta aberración legislativa que permitiría a Pedro Sánchez una investidura exitosa es obvia.
En una fecha como el 9/11, simétrica respecto a lo que todos tenemos en mente, la ejecución de un hombre de 78 años vinculado al orden político que conocemos como "régimen del 78" adquiere resonancias numerológicas y metafóricas extremadamente sutiles, pero, precisamente por ello, muy eficaces a nivel inconsciente. El hombre de 78 años caído representa que el régimen del 78 ha caído. Todo lector de Borges encontrará extrañamente familiar este modo de lanzar un mensaje si relee "El jardín de los senderos que se bifurcan".
Estando tan reciente el intento de asesinato lo que no deberíamos es caer en interpretar lo sucedido como una reedición de los sucesos de julio de 1936, pese a las numerosas simetrías con dicho periodo: proclamación previa del estado catalán, amnistía del gobierno de izquierda a los secesionistas, pucherazo electoral y magnicidio del jefe de la oposición, entonces José Calvo Sotelo. Si bien una reedición de los hechos hubiera exigido que el político objeto del atentado hubiera sido Feijoo, dudo que ningún Frente Popular en ningún multiverso quisiera prescindir de un contrincante tan fácil, el adversario sin sangre ni reflejos que todo ambicioso querría enfrente.
Es tiempo de serenidad y de no perder la calma ante lo que podría ser el inicio de una espiral que acabara por romper una convivencia que pudiera ser mucho más precaria de lo que parece, y que hace temer un contra-atentado de signo contrario que tenga las características externas de una venganza partidista, pero que, de producirse (y nada me gustaría más que fallar estrepitosamente en mi previsión), sería dirigido y financiado por la misma "mano negra" que se halla detrás de este crimen afortunadamente no consumado.
(posesodegerasa)
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