La fecha de hoy, 7 de octubre de 2023 (momento en que escribo esta entradilla) está ya inscrita en la sangrienta historia de Oriente Medio como un momento que va a marcar un antes y un después. Justamente en el aniversario de la sorprendente victoria relámpago de Israel en la guerra del Yom Kippur (1973) Hamas ha cogido -aparentemente- por sorpresa a su enemigo eterno infiltrando fuerzas que están causando un gran daño. La reacción del gabinete de Netanyahu es la previsible: bombardear a la población palestina, siendo en ambos bandos civiles inocentes los que sufren la barbarie desatada. Agotado, al parecer, el conflicto ucraniano, la industria de las armas y la muerte tiene ya su nuevo conflicto con el que medrar. La paz no es rentable, y la guerra es un negocio muy lucrativo.
En un momento en que es fácil adoptar posturas partidistas que solo significan cerrar los ojos a los excesos de unos u otros, el blog propone como artículo "fuerte" del día la traducción del publicado en noviembre de 2018 por la abogada israelí Lynda Burstein Brayer, quien ha defendido a numerosos palestinos en los tribunales y que, desde la disidencia activa, denuncia el sistema de racismo y supremacismo étnico en que se basa todo el sistema legal israelita.
El pensamiento y el esfuerzo intelectual occidentales se caracterizan en gran medida por la formalidad, la racionalidad, y los límites o fronteras claros. Estas cualidades, sin duda, se derivan de la base filosófica y analítica aristotélica de la Cristiandad Occidental, en la que el excluido término medio de la lógica aristotélica reina en la formulación de una tesis o argumento. La lógica aristotélica postula una división binaria absoluta entre los opuestos. Su fórmula básica es un contraste de uno u otro. La verdad y la falsedad son opuestos: no hay media verdad ni media falsedad. Esta división binaria impregna todos los otros campos del esfuerzo intelectual cuantificable y encuentra expresión en opuestos como el bien/mal, lo correcto/incorrecto, el amigo/enemigo, lo legal/ilegal, etc. Existen beneficios obvios para tal claridad de pensamiento, y sin duda es esta metodología la que ha contribuido a los logros científicos de Occidente. Si bien tales divisiones absolutas no siempre se pueden imponer a las contingencias reales, porque son situacionales y circunstanciales más que absolutas, cuando este principio aristotélico es violado por la ley, el resultado no es sólo o simplemente grave, sino que desafía la comprensión humana ordinaria, y contribuye a una visión inexacta, cuando no corrupta, de la realidad.
LA RELIGIÓN JUDÍA COMO BASE DE LA CULTURA Y POLÍTICA ISRAELÍ
El principio de separación está en el corazón de la religión judía y el sionismo es la expresión política de la religión judía. El judaísmo legalista en Israel es el judaísmo rabínico o el judaísmo talmúdico, que históricamente ha sido normativo durante casi 2.000 años. Este es el judaísmo desarrollado por los rabinos después de la destrucción del Segundo Templo en 70 d.C., los conocidos como fariseos. Este judaísmo no es una religión bíblica: más bien es una religión basada en la interpretación de la Torá, las partes relevantes de los primeros cinco libros de la Biblia desde el Génesis hasta el Deuteronomio, por una sucesión de intérpretes de la Torá constitutiva de la clase sacerdotal rabínica.
Me gustaría enfatizar que la Biblia no es normativa en el judaísmo, es decir, no es vinculante ni es obligatoria para los judíos: SÓLO LAS REGLAS TALMÚDICAS SON VINCULANTES. Es por esta razón que la herencia "judeo-cristiana" de composición política no se sostiene. El Cristianismo ve en la Biblia, tanto en el Antiguo como en el Nuevo Testamento, sus textos de establecimiento de normas. No es así para el judaísmo. El Judaísmo y el Cristianismo no comparten una relación padre/hijo ni una relación hermano mayor/hermano menor.
El principio de separación judío/gentil o judío/no-judío, se deriva del "kadosh", que se traduce como sagrado, pero cuyo significado literal es "puesto a un lado" o "separado de". La separación que existe y se exige a los judíos es la separación de lo "impuro". Dios es kadosh y su pueblo debe ser kadosh también. Este es el significado de la "elección", elegido por Dios para tener la cualidad existencial de la pureza. El judío es puro porque posee un alma, nefesh en hebreo. El propósito de todo ritual judío es mantener su estado de pureza. A los judíos se les ordena hacer todo lo posible para evitar ser contaminados por lo que se considera impuro. A diferencia de los judíos, los goys, goyim o gentium entran en la categoría de los impuros porque NO nacen con alma y, por lo tanto, están separados existencialmente de Dios y sin ninguna posibilidad de "salvar esa brecha". Esta es la razón fundamental por la que el judío no está obligado a tratar al goy como a un igual porque, según el judaísmo, NO es igual. De hecho, el goy es considerado como una mercancía y una propiedad: no tiene alma y no es completamente humano.
Esta distinción existencial entre el judío y el goy se refleja en la ausencia de un código moral universal judío, una ausencia que no se encuentra ni en el Cristianismo ni en el Islam. El código moral del Judaísmo se caracteriza por su particularidad: solo vincula a los judíos frente a los judíos, no a los judíos frente a los goys. El ejemplo más destacado de este sistema es que un judío no está obligado a salvar la vida de un goy en sabbath (sábado, día sagrado) si hacerlo requiere el uso de electricidad o viajar en un vehículo motorizado como una ambulancia, por ser todas ellas consideradas formas de trabajo (un judío no puede trabajar en el día de reposo). Sin embargo, un judío puede (y debe) hacerlo por otro judío, de acuerdo con la ley conocida como "pikuah nefesh", que se traduce como salvar un alma. Como los goys no tienen alma, no se puede aplicar a ellos. Otro fenómeno excepcional del código moral judío es que tampoco hace que la verdad sea vinculante para el judío con respecto al goy, y sólo se "recomienda" en dos casos: cuando existe un peligro para su vida (la del judío), o si es en su interés o el de la comunidad judía.
Todo lo descrito no está dentro de las leyes escritas aprobadas por el cuerpo legislativo de Israel, la Knesset, pero sirve como matriz en la que se incrustan y de donde dimanan las leyes. Una vez que las vidas de los goys no tienen más valor que el capital, el sistema legal judío israelí no puede proporcionar valor a lo que no lo tiene "per se". Desde el primer minuto en que surja un conflicto entre un judío y un goy, todo lo que se considera como moralidad universal NO se aplica.
EL SISTEMA LEGAL ISRAELÍ
El Estado de Israel no reconoce el Cuarto Convenio de Ginebra, relativo a la protección de los civiles y a los no combatientes, como legalmente vinculante, aunque esté reconocido como ley internacional (y no sólo como un tratado) que lo hace vinculante para todos los estados. No es que el estado judío niegue su estatus legal, sino que "alega" que el preámbulo se refiere a las "Altas Partes Contratantes", y dado que los palestinos no lo son, o al menos no lo fueron, no se considera aludido a su respecto. Éste es un ejemplo perfecto de la lógica talmúdica: captar un punto particular irrelevante para evitar el contenido y los fundamentos generales. Por lo tanto, el estado judío niega a los palestinos (que son civiles y están fuera de combate) protección legal, mientras se vive bajo una brutal ocupación militar que la denominación judía califica "de naturaleza benigna”, otro de los muchos oxímoron del pensamiento judío. Por tanto, el Tribunal Superior nunca puede evocar este Cuarto Convenio de Ginebra para proteger a los palestinos en los territorios ocupados por el ejército israelí, y se refiere, en cambio, a consideraciones "humanitarias" que nunca explica. Pero, ¿cómo podrían las consideraciones "humanitarias" aplicarse a los palestinos? Después de todo, son goys, los goys no tienen alma y, por lo tanto, son como bienes muebles. No merecen consideraciones humanitarias. Este término, por lo tanto, en este contexto, no es más que un brindis al sol, sin conexión alguna con la realidad.
Si el apartheid sudafricano estuvo motivado por presupuestos culturales, por no decir económicos y políticos, no se basó en que los negros y los blancos constituyeran especies diferentes. De hecho, el gobierno sudafricano tuvo que legislar penalmente para prevenir el "mestizaje", a pesar de lo cual toda una nueva categoría de "raza" o "color" floreció en Sudáfrica, sumando cientos de miles, si no millones, de los que se llamaron "coloreds". En contraste con esa situación, la proporción matrimonial de judíos y árabes en Israel es ínfima sin necesidad de que ninguna ley la prohíba ...
Israel ha preservado el sistema de comunidad religiosa de los otomanos, según el cual las personas sólo pueden casarse legalmente dentro de su propio grupo religioso. Los "matrimonios mixtos" entre judíos y goys israelíes tienen que tener lugar en el extranjero, o en el extranjero por poderes. Cualquier mujer judía que quiera divorciarse de un hombre no judío y volver a casarse con un judío, tiene que obtener un divorcio judío o, de lo contrario, sus hijos y descendientes serán bastardos judíos a los que se les prohibirá casarse dentro de la comunidad judía normal durante diez generaciones. El Rabinato mantiene una lista de los nombres de los bastardos ...
Las leyes discriminatorias más graves se legislaron poco después del establecimiento del estado judío en Palestina. Una de las primeras y más cruciales para el estado judío es la Ley de Retorno de 1950, otra manifestación oximorónica del "genio" judío. Esta ley dice que los judíos que no nacieron en Israel pueden emigrar a él porque es su "tierra de nacimiento". Lo que hace la ley es ignorar el hecho del nacimiento fuera de Israel de un judío, a la vez que le asigna un derecho legal de nacimiento en el estado judío. El derecho legal supera al hecho real. Cualquier judío no nacido en Israel puede instalarse allí donde no nació. Un refugiado árabe palestino, NACIDO EN PALESTINA, NO tiene derecho a regresar al país de su nacimiento. Así se explica la llegada gratuita de los judíos de la diáspora a Israel. Esta es la ley, además, que prohíbe el regreso de los refugiados de 1948 y sus descendientes, crucial para tener un estado judío en Palestina: tienes que mantener alejados a los palestinos para mantener a Israel judío.
La segunda ley crucial, también de 1950, es la Ley de la Propiedad de Ausentes, relacionada con el despojo de la propiedad privada árabe dentro del Estado judío. Mediante ésta, el estado inventó una nueva categoría de personas que, a pesar de gozar de derechos de propiedad anteriores a la creación del estado judío, se vieron repentinamente privados de ellos, un estatus desconocido en cualquier otra parte del mundo, ya que el alcance del derecho de propiedad se considera "erga omnes", inviolable "frente a todos". El genio judío no solo logró sortear este factor de exclusión, sino que lo transformó de un plumazo en un asunto de contingencia fáctica vía hechos acaecidos. Lo que esta ley judía creó fue un nuevo estatus de "actualmente ausente" para los dueños árabes de las propiedades, otro salto mortal que desafía el mismísimo punto medio de Aristóteles sin absolutamente dificultad alguna.
¿Qué es un “actualmente ausente”? Sólo un árabe nacido en Palestina o en el Imperio Otomano antes de que Palestina fuera sacada de la Gran Siria puede ser un "ausente". Nunca se aplica a un judío nacido en Palestina, ni a un inmigrante judío en Palestina, ni a los judíos que viven en el extranjero pero que tienen propiedades en Israel. La “ausencia” de esta ley, a través de sus giros laberínticos, se refiere única y exclusivamente a los árabes dueños de una propiedad en Palestina o Israel, pero que estaban ausentes de sus hogares, aunque fuera por un sólo día, desde el 29 de Noviembre de 1947, incluso antes de que existiera el estado judío. Atañe a aquellas personas que huyeron de la guerra, a aquellas que se encontraron en "territorio enemigo" en Palestina, y a aquellas que fueron expulsadas de Palestina o a las que las fuerzas judías les ordenaron abandonar sus hogares. Incluso aquel que estuviera "ausente" de su hogar, pero que lograra permanecer en el estado judío de Israel, perdió sus derechos de propiedad. Calculo que los palestinos han perdido más del 90% de sus tierras de propiedad privada.
ADMINISTRACIÓN DISCRIMINATORIA de leyes no discriminatorias
De lo que me gustaría llamar la atención del lector ahora, es dónde se siente la repugnante discriminación, humillación y privación a diario. Debe entenderse que los resultados de las decisiones administrativas son deliberados, y que la destrucción que causan es previsible. El derecho administrativo, es decir, las normas que rigen la administración o las leyes actuales, se basa en la equidad, en tratar a los iguales con igualdad, justicia, juego limpio, honestidad y en hacer un uso de la ley para los fines establecidos en sí misma. Estos valores se incluyen en lo que se llama "poder discrecional". La discreción es uno de los temas difíciles o "espinosos" de las leyes, porque es un poder, pero es un poder que se ejerce en función de las circunstancias y del juicio de la persona o personas que lo ejercen. El mayor peligro del poder discrecional es que puede desviarse hacia lo contrario muy rápidamente, esto es, hacia un poder ARBITRARIO. Es en esta coyuntura de la ley y la equidad donde se encuentra la intrusión de esas normas características del judaísmo. En comparación con el número total de leyes israelitas, el número real de leyes discriminatorias no es muy grande, aunque es clave con respecto a ciertos temas, como el uso de la tierra, la propiedad, y la disposición y los derechos de familia. Donde las fuerzas reales, inmisericordes y anti-árabes entran en acción, es en la aplicación discrecional o arbitraria de leyes que, en sí mismas, no hacen ninguna referencia al judío o al árabe.
El presupuesto gubernamental es descaradamente discriminatorio y los fondos no se distribuyen proporcionalmente entre judíos y árabes. Naturalmente, ha habido un debate ininterrumpido en torno a esa situación, pero los árabes no tienen poder alguno para cambiar nada. Es importante tener en cuenta el hecho de que ningún gobierno judío ha entrado nunca en coalición con un partido árabe para formar un gobierno mayoritario. Esto es, o sería, considerado traición, por decirlo suavemente. Por lo tanto, no tienen manera de influir en las decisiones gubernamentales. Aunque los árabes constituyen aproximadamente una quinta parte, es decir, el 20,9% de la población, su fracción del pastel nacional, por así decirlo, no es en absoluto proporcional a su número.
USO DE LA TIERRA ÁRABE
La propiedad de la tierra árabe ha disminuido exponencialmente en el Estado judío. Su uso real sigue siendo el principal instrumento de privación financiera y social, así como la principal causa de sufrimiento emocional real que afecta al bienestar de una persona que se encuentre bajo el apartheid de Israel. La principal arma de esta guerra en curso contra los ciudadanos árabes israelíes es la Ley de construcción y planificación de 1965. Es anticuada (se remonta a la época del mandato británico en su enfoque), totalmente antidemocrática, cargada de burocracia, si bien ello no ha impedido ser de utilidad para la población judía. Israel ha establecido nuevas ciudades en todo Israel, así como en los territorios ocupados, con una infraestructura y espacios públicos admirables y modernos. La importancia de esta ley radica en el hecho de que se utiliza como la principal herramienta administrativa de control sobre la población árabe. La planificación es la principal herramienta utilizada para la urbanización y, por lo tanto, para la modernización, la industrialización, la socialización y el desarrollo económico, habiéndose hecho en función de las necesidades percibidas para la sociedad judía.
En contraste, la comunidad árabe no ha tenido planificación urbana alguna, en el significado moderno de la palabra, ya que NO tienen derechos de planificación, y tampoco se les consulta sobre las necesidades de sus comunidades. Los urbanistas son en un 90% judíos, con un árabe ocasional para guardar las apariencias, y cuya "planificación" se dedica a la inhibición del crecimiento de los "pueblos" árabes. Las "ciudades" árabes son en realidad equivalentes a los "ghettos" negros de Sudáfrica. Como ejemplo sorprendente, en tierras tomadas de propietarios árabes en Galilea para construir un asentamiento judío como parte de la "judaización de Galilea", los derechos de construcción en parcelas judías pueden rondar perfectamente el 100%, mientras que en tierras árabes de la misma vecindad era sólo del 20%. Esto se repite en todo el país. En los municipios árabes no se han erigido viviendas públicas en ninguno de ellos, no se han desarrollado instalaciones públicas, no hay parques, ni aceras adecuadas, ni arreglos de estacionamiento. Todo es una gran caos. Y esto no es porque los árabes no sepan cómo planear o construir. En contraste con los municipios sudafricanos donde las viviendas son a menudo de tipo cobertizo, las viviendas privadas árabes se construyen según los estándares más modernos y pueden ser excepcionalmente elaboradas con atención a los detalles estéticos. Pero la construcción está en niveles de estrangulación. El principal efecto que se busca con la falta de planificación es que sea casi imposible obtener una licencia de construcción, así que la gran mayoría se construyen sin licencias, y de acuerdo con la ley, pueden ser destruidas por una simple decisión administrativa; y muchas lo son. Muchas organizaciones se han pronunciado en contra de la demolición de casas, pero no han cuestionado la causa básica de tales demoliciones. La planificación de la ciudad judía se basa en un principio, según ellos, de "aumento natural". Este principio está totalmente ausente de la planificación urbana para los árabes, y se podría decir que su opuesto es el que gobierna las consideraciones de planificación para ellos: en lugar de expansión, el objetivo es más y más restricción.
Los tribunales municipales están llenos de casos árabes por casas construidas sin permisos de construcción. La lista de casos en el tribunal municipal de Jerusalén, por ejemplo, apenas menciona a los judíos, y cuando lo hace es por construir un porche sin licencia, o por casos igualmente insignificantes.
En resumen, cada decisión individual relacionada con la planificación de una ciudad árabe en Israel se basa en un intento de hacer la vida lo más difícil e incómoda posible a los árabes. También es completamente arbitraria y, por lo tanto, no hay argumentos lógicos o coherentes que se puedan usar y que sean persuasivos dentro del sistema. Fuera del sistema, el razonamiento es obvio, pero no dentro de él, y no hay funcionarios a los que se pueda acudir para obtener amparo.
Otra peculiaridad de todo este "sistema" es que no existe una inspección de construcción de viviendas porque, si no hay edificios permitidos, ¿para qué necesitamos inspectores? Sin embargo, nada se deja al azar: en lugar de inspectores para mejorar las condiciones de vida, hay una vigilancia de edificios ilegales, no con fines de seguridad, eficiencia de uso, funcionalidad o estética, sino con el fin de imponer multas de decenas de miles de dólares por edificio. El estado demanda a la persona que construyó ilegalmente y, como consecuencia, después del juicio-espectáculo, el propietario tiene que pagar una multa de aproximadamente 10 o 20 veces sus ingresos mensuales. Naturalmente, esto es deliberado. El árabe no sólo NO tendrá su casa, sino que NO tendrá medios para vivir cómodamente, y mucho menos holgadamente. Después de haber estado presente en muchas de estas audiencias judiciales, son tan ostensiblemente malvadas que se vuelve insoportable.
Citando mi propia experiencia personal en el tribunal municipal de Jerusalén, en un intento de evitar la demolición de una casa construida sin licencia, el juez era un judío americano que había llegado a Israel en la aliya. En defensa de mi cliente cité una decisión judicial de Sudáfrica. El caso fue llevado a la Corte Suprema, donde mi argumento fue desestimado porque "no era del sistema legal de Israel". Naturalmente, los valores morales y existenciales incluidos en la defensa no jugaron ningún papel en la decisión del tribunal rechazando mi argumento. Pero hubo un resultado bastante inesperado. El juez del caso, poco después, me contó que dejaba la corte municipal y que se marchaba a la corte de familia. Cuando le pregunté el motivo, me miró y dijo: "¿Cuánto tiempo puede un hombre firmar órdenes de demolición de hogares familiares?"
Quería llorar, y todavía lo hago, incluso mientras escribo estas líneas. ¿Por qué? Creo que este principio judío de separación, que determina que los judíos no son de la misma especie que los goys, impone una PSICOPATÍA a sus seguidores. El juez no pudo soportar lo que estaba haciendo, así que simplemente se escapó. No se detuvo. No se levantó y preguntó: ¿Qué demonios está pasando? ¿Qué demonios es un estado que destruye la vivienda de los seres humanos? Sin embargo, él sabía que estaba mal. Él sabía que era una decisión malvada.
Parece que se van relajando las estrictas medidas anti-Covid |
Esta dureza de corazón encuentra su máxima expresión con respecto al matrimonio de los árabes, tanto de Cristianos como de Musulmanes. No existe una protección general del matrimonio no judío ni en el estado judío ni en los territorios militarmente ocupados de Cisjordania y Gaza. Israel controla todos los puertos y puntos de entrada y existe en el territorio palestino al este del río Jordán. El Estado judío considera que algunos matrimonios no judíos ni son sagrados ni constituyen el componente básico de una sociedad. Al contrario. Desde hace 12 años, el matrimonio entre árabes con ciudadanía israelí, que vive en Israel propiamente dicho, con cónyuges de Cisjordania y Gaza ocupados por el ejército, o incluso del extranjero, no recibe derechos conyugales en el Estado judío de Israel. Por lo tanto, un árabe israelí no tiene derecho a crear una familia en Israel si su cónyuge es de territorios palestinos o del extranjero. A los árabes de Cisjordania no se les permite traer cónyuges de Jordania u otros lugares. En otras palabras, Israel hace todo lo posible para limitar el crecimiento demográfico de los árabes bajo su control. Las dificultades son insoportables en la mayoría de los casos: algunas parejas tienen que separarse, otras pierden sus hogares y/o sus medios de subsistencia, se separan de las familias, etc. El muro de contención construido en tierras palestinas para proteger a Israel ha dividido pueblos, aldeas, familias y hogares en una medida atroz. Puede llevar hasta una o dos horas viajar, sólo de ida, al otro lado del muro.
Es claro, por lo tanto, que existe una profunda crueldad e inhumanidad en la base del sistema israelí, que se limita a los árabes en el 99% de los casos. El régimen judío en Palestina ha hecho y continúa privando a los palestinos de muchos de sus derechos "legales", así como de aquellos como seres humanos. ¿Es irrazonable sospechar que el régimen judío no ha dejado de esforzarse en limpiar étnicamente a Palestina de sus residentes no judíos, tras el enorme éxito de la Naqba o la Catástrofe, como lo llaman los árabes, cuando en 1948 el 90% de la población árabe palestina fue expulsada de la Palestina controlada por los judíos?
(Fuente: http://thesaker.is/, traducción: https://t.me/tirachinass)
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