El 45,2% de los asesinos de mujeres por violencia de género son extranjeros. Estas cifras llaman la atención teniendo en cuenta que la población extranjera en España no supera el 14%. Esos datos son objetivos y comprobables, y difícilmente puede considerarse "delito de odio" el constatar una realidad. Al margen de que el otro 55% -los nominalmente españoles- pudiera incluir un impreciso porcentaje de inmigrantes nacionalizados, es obvio que en términos relativos son los inmigrantes cuya cultura de origen es machista los que mayor daño están causando a las mujeres.
Combatir algo tan arraigado como una mentalidad anclada en generaciones y generaciones precedentes es una tarea ímproba. Y no encarar la patata caliente de una inmigración de barra libre, que amenaza con desestabilizar la convivencia en toda Europa, es creer que el proceder del avestruz va a servir para algo. Y los problemas no se solucionan negándolos.
Ministerio de Igual-dá. Perjudicando a la mujer desde 2008 |
Por mucho que los medios de propaganda insistan en la enorme preocupación sororística de la cuchipandi de la cajera, la asalta capillas y su corte de enchufadas, los datos demuestran incontestablemente que la situación general de la mujer en España ha empeorado, y que tanta abnegación parece haber resultado contraproducente. Claro, que no para la cuchipandi, que se ha montado en la subvención, el uso de los recursos del Estado y el postureo. Tanta inversión y energía en sostener la falacia de que existe una "violencia machista" (trasmutando por arte de birli-birloque el primitivismo instintivo y/o pasional en ideológico, sin que ningún estudio riguroso respalde la mágica maniobra) merecían haber sido mejor empleadas. Pero como de lo que se trata es de perpetuar el problema del que viven muy regaladamente, toda sugerencia de abordar otros enfoques, ensayar otras medidas o moderar el discurso de odio en que se ha convertido el feminismo institucional será furibundamente descalificado.
Otro día hablamos de "les" "niñes" |
Y ahí seguimos. En un cenagal que destruye vidas y dignidades, porque si proponemos racionalizar la inmigración, endurecer las penas a los delincuentes sexuales o abordar estudios rigurosos sobre la motivación que los guía puede acarrearnos el insufrible sanbenito de fachas por parte de quienes necesitan perpetuar el problema para que no se les acabe el chollo.
Así que a las mujeres que a partir de ahora sean asaltadas sexualmente, como estuvo a punto de serlo la que en la localidad sevillana de Dos Hermanas tuvo el infortunio de toparse con un violador reincidente de alto riesgo, excarcelado antes de tiempo por obra y gracia de la Ley del "solo sí es sí", siempre se les podrá consolar recordándoles que, pese a su desgracia, al menos no nos gobierna la derecha.
¡Ah!, y que el Ministerio de Igualdad también cosecha "éxitos", como lo demuestra la dimisión de Rubiales.
(posesodegerasa)
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