domingo, 23 de abril de 2023
PLAN DE ESTERILIZACIÓN MUNDIAL MASIVO ENCUBIERTO TRAS LA “VACUNA” CONTRA EL COVID-19
Los políticos, medios de comunicación, médicos y Fact-Checkings, todos ellos bien sea por pura ignorancia o por hallarse vendidos al corporativismo mundial, se han pasado los últimos dos años y medio tratando de convencernos de que las vacunas contra la COVID-19 no eran experimentales y de que, por ende, las personas que fueron inoculadas no estaban siendo utilizada como conejillos de indias arriesgando su vida y su salud.
Bastaba, sin embargo, con entrar en la página oficial de la Pfizer para comprobar que esto no era cierto. En esta plataforma podía leerse 1) que estas vacunas se hallaban en la fase 3 de su ensayo clínico y 2) que habían sido autorizadas solo para uso de emergencia. Ambos puntos evidenciaban que estas vacunas sí eran experimentales.
Por si esto fuese poco, en el mes de octubre del 2022, los portavoces de la compañía Pfizer reconocerían que ni siquiera tuvieron tiempo de testar sus vacunas para verificar si impedían el contagio y que, por cuestiones de urgencia, las sacaron al mercado asumiendo los riesgos correspondientes. Aunque tampoco creo que haga falta ser muy inteligente para deducir que, si un nuevo virus fue descubierto y, tan solo un año después, las vacunas para evitar su contagio ya estaban listas para ser inoculadas a la población, nadie tuvo tiempo para estudiar y comprobar sus efectos adversos a, cuanto menos, medio y largo plazo.
Todo esto significa que, si las llamadas vacunas contra la COVID-19 fueron creadas para, efectivamente, evitar la transmisión del Sars-Cov-2, estas vacunas solo podrían ser experimentales.
¿Pero realmente resulta creíble que, por el bien de la humanidad, estas vacunas fuesen desarrolladas deprisa y corriendo e inoculadas a modo experimental en la población mundial, solo para combatir el contagio de un virus que para aquel entonces, según las cuentas oficiales, había matado en el transcurso de un año a menos personas de las que la neumonía mata anualmente?
Esto habría carecido de todo sentido. Más aún sabiendo como ya se sabe que estas cuentas oficiales de muertos por COVID-19 fueron creadas artificiosamente al contabilizar como muertos por COVID a quienes murieron por causa de los protocolos asesinos implementados en residencias de ancianos y hospitales, así como a quienes lo hicieron por las mismas causas de toda la vida diagnosticadas como COVID mediante el fraudulento empleo de los PCR.
Dicho esto, la pregunta que cabría hacerse es la siguiente: ¿Por qué los poderes que gobiernan el mundo se tomaron tantas molestias para hacernos creer en la inexistente peligrosidad de una pandemia?
La respuesta, a día de hoy, debiera resultar obvia: para conseguir que nos inoculásemos la vacuna que habría de liberar a la humanidad del yugo de tal presunta pandemia. Solo que, si tal pandemia, no era real, ¿qué sentido tenía el desarrollo de una vacuna para frenarla?
La respuesta a esta pregunta es simple: ningún sentido.
Si bien lo que resulta innegable, es que algún sentido debe tener el hecho de que se tomasen tantas molestias en elaborar la planificación de un engaño genocida de tales dimensiones solo para conseguir que un elevado porcentaje de la población se inoculase el contenido de esos viales. Con lo que quiero dar a entender que las llamadas vacunas contra la presunta enfermedad de la COVID-19, no pueden ni ser experimentales ni ser vacunas porque no existe razón lógica alguna para que fuesen desarrolladas a contra reloj para inmunizar rápido y corriendo, además de ilegalmente, a la población mundial.
Los poderes fácticos que gobiernan el mundo, nunca hubiesen invertido tanto tiempo y trabajo en planificar el gran circo del terror de esta falsa pandemia, de no tener muy claro y bien estudiado su objetivo final; el cual, vuelvo a insistir en ello, pasaba por conseguir que un elevado porcentaje de la población se inoculase su falsa vacuna contra la COVID-19.
Llegados a este punto, la pregunta que ahora cabría formularse es la siguiente: ¿Con qué fin pudo ser desarrollado el contenido de esta no-vacuna contra la COVID-19?
Dar una respuesta lo más coherente posible a esta pregunta, es el objetivo de este artículo. Y para ello vamos a 1) tratar de meternos en la piel de quienes gobiernan el mundo, empezando por centrarnos en cuáles son sus principales planes de futuro, y a, 2), hablar de la que, con mucha diferencia, es la parcela, el organismo humano que más daños y alteraciones ha sufrido por causa del influjo de las falsas vacunas contra la COVID-19.
Quienes mueven los hilos de las piezas del gran tablero de ajedrez donde se juega el devenir de la humanidad, tienen actualmente un único objetivo en la punta de mira: la implantación de la IA (Inteligencia artificial). Si bien la implantación de la IA y la robótica trae consigo un problema de enormes dimensiones para los dirigentes del mundo. Pues se calcula que, solo para el año 2030, habrá hecho desaparecer en el mundo alrededor de 400 millones de puestos de trabajo. Y que el progresivo desplazamiento de la mano de obra humana por causa de estas innovadoras tecnologías será a cada momento que pase más acelerado.
Un elevadísimo porcentaje de mano de obra humana será desplazada por la IA en las próximas décadas y el gran problema que actualmente los gobernantes del mundo debieran estar tratando de resolver es obvio: ¿Qué hacer para conseguir que el conjunto de la humanidad sufra una progresiva y cada vez más acelerada reducción poblacional?
¿Sabéis dónde se calcula que se producirá la mayor parte de la desaparición de esos 400 millones de puestos de trabajo para el 2030?
En Europa y EE.UU.
En cambio, ahora voy a decir dónde apenas desaparecerán puestos de trabajo para el 2030: en el África pobre y negra, lugar en el que, casualmente, apenas un pequeño porcentaje residual de la población ha sido inoculado con el líquido misterioso que tanto se han empecinado en hacernos creer que es una vacuna.
¿Realmente os parece casual que, en su obsesión por “vacunar” a todo hijo de vecino, por lo civil o por lo criminal, se dejasen a la población del continente africano, donde la llegada de la IA no es una cuestión inminente, prácticamente sin inocular?
A mí, desde luego, no me lo parece. Como tampoco me parece casual que el efecto adverso causado por estas falsas vacunas que, con una diferencia abismal respecto al resto, más se ha producido, ha sido el de las graves alteraciones en la menstruación de las mujeres, ya que el 50% de las mismas vieron a su menstruación realizar toda clase de inquietantes piruetas tras la inoculación. Por lo que resulta bastante difícil de negar que, desde que comenzó la inoculación masiva de la no-vacuna contra la COVID-19, algo realmente extraordinario pudiera estar sucediendo en, como poco, los órganos reproductores de las mujeres que fueron inoculadas. A fin de cuentas, los hombres carecen del ciclo de la menstruación y nada de lo que pudiera estar sucediendo en sus respectivos órganos reproductores tendría por qué estar manifestándose de un modo tan ostensible.
No dejo de pensar en lo bien que a los gobernantes de este mundo les vendría, de cara a sus planes de futuro, que se produjese un proceso espontáneo de esterilización masivo precisamente en aquellas partes del mundo donde planean implantar la IA a marchas forzadas. Y, si no espontáneo, al menos sí justificable a modo de indeseado accidente causado por unas “vacunas” que tuvieron que ser utilizadas todavía en fase experimental para frenar una presunta pandemia apocalíptica.
Porque, ¿de qué otras opciones disponían para conseguir que, en el paso de una sola generación humana, la población en el planeta se redujese a la mitad de la mitad, o incluso a menos de eso?
¿Pedir amablemente a los ciudadanos que dejasen de procrearse y esperar a que les obedecieran?
Me temo que dedujeron de antemano que no se les hubiera hecho el más mínimo caso.
¿Prohibir la procreación bajo pena de muerte a los recién nacidos al viejo estilo Chino?
No termino de verlo claro. Creo que esto bien podría desencadenar el levantamiento de la población que ellos tanto temen.
¿Olvidar sus planes con la IA para no verse obligados de tener que privar a nadie de su derecho natural e instintivo a la procreación?
Ese no es su estilo. Ellos siempre obtienen lo que quieren así sea por las malas, o por las peores. Y lo que ellos quieren es un mundo totalmente digitalizado y controlado por la IA en el que puedan dirigir el destino de cada uno de nosotros apretando un simple botón.
Todo parece indicar que, con este objetivo entre ceja y ceja, elaboraron el plan que consistió en declarar una falsa pandemia -plandemia- para:
1) Justificar el confinamiento de la población
2) Asesinar al mayor número posible de ancianos que se hallaban aislados de sus familiares en geriátricos, metiendo así todavía más miedo a la población al responsabilizar al presunto virus de sus muertes.
3) Imponer el uso obligatorio de unas mascarillas que solo servían como recuerdo de que el peligro continuaba al acecho.
4) Realizar unas pruebas fraudulentas (PCR) para crear una enfermedad ficticia y así justificar las continuas restricciones impuestas.
5) Conseguir que, finalmente, bien fuese por miedo al virus o para la dejasen vivir tranquila nuevamente, la población corriera a inocularse el veneno que permitirá que la próxima generación humana se haya reducido enormemente.
Obviamente, para comprobar si la esterilización masiva teóricamente pretendida con la inoculación de la no-vacuna contra la COVID-19 realmente se está produciendo, se necesitará todavía del paso de algunos años y de la realización de los estudios pertinentes. Aunque, de momento, ya van apareciendo datos realmente esclarecedores a este respecto, como por ejemplo lo son los aportados por la eurodiputada húngara Dóra Dúró, quien el pasado año 2022 denunció lo siguiente en la cámara de diputados de Hungría:
“En enero de este año ocurrió algo que no había sucedido en décadas: la tasa de natalidad se redujo en un 20% en comparación con el mismo periodo del año anterior (2021). Y lo que es más preocupante es que la fertilidad también ha caído, algo que no se veía desde el 2011. Csaba G.Tóth, investigador del instituto de economía KRTK, señala que este drástico descenso se produjo solo nueve meses después del inicio de las vacunas masivas de COVID-19 en Hungría”.
Como ya documenté en mi artículo anterior, la Fundación Bill & Melinda Gates es la que mueve los hilos de la organización que declaró la pandemia del coronavirus: la Organización Mundial de la Salud (OMS). Y se da el caso de que el propio Bill Gates nunca ha ocultado su intención de reducir la natalidad/población mundial mediante la administración de sus adoradas vacunas; habiendo sido denunciado a lo largo de décadas en muchos países del tercer mundo –como Kenia, Haití o la India–, por haber usado sus vacunas para esterilizar a su población usándola fraudulentamente como conejillo de indias. El rastro de estos sucesos resulta muy difícil de documentar porque 1), la prensa oficial lo oculta y, 2), las Fact-Checkings, financiadas por la propia Fundación Bill & Melinda Gates, se esmeran en tachar de bulo cualquier información al respecto. Tal y como estas últimas hacen cuando se denuncia que la Fundación Bill & Melinda Gates fue acusada de haber causado una epidemia de parálisis flácida aguda no poliomielítica en la India mediante la administración de su vacuna contra la polio, con casi medio millón de niños de entre 5 y 15 años afectados. Pero al menos al respecto de este último suceso, sí he encontrado el estudio realizado por varios doctores en el que se concluye la relación de esta campaña de vacunación contra la polio con los ya mencionados cientos de miles de casos de parálisis flácida aguda no poliomielítica en la India.
Fernando Vizcaíno Carles
(Fuente: https://diario16.com/)
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