martes, 4 de abril de 2023
AL FINAL SE DEMUESTRA QUIÉN TENÍA RAZÓN
Después de tres años de relato pandémico, la realidad es que poco a poco sin reconocerlo abiertamente, tanto la profesión sanitaria como los políticos, no tienen más remedio que ver la realidad, y, dar la razón a muchos, que, al menos desde un inicio, planteamos dudas razonables sobre la veracidad de este relato diatópico y con una total carencia de ciencia.
En un inicio los confinamientos y la restricción de la movilidad, eran lo más adecuado para controlar la pandemia, para hoy en día, en foros oficiales, se reconoce, no solo que no han servido para el control de la enfermedad, y si, para debilitar sistemas inmunológicos. Precisamente quienes defendimos la inmunidad natural fuimos denostados, y, sin embargo, ahora parece que esa hubiese sido la mejor solución.
Igualmente, se encarceló a las personas mayores de las residencias, cuando una de las de las medidas que algunos defendimos, fue hacer todo lo contrario, proponiendo el separarlas y no confinarlas en residencias a modo de cárceles. En este momento se empieza a investigar que ocurrió en las mismas para que se dieran tantos fallecimientos.
Luego nos vinieron con los test de PCR, donde desde un principio, se dijo por parte de gente de la ciencia que no servían para diagnosticar una enfermedad, llegando a utilizarlo por el oficialismo como herramienta social y de control de la población. Lo que ocurre hoy, en día, todavía con pandemia, da la razón a quienes decíamos que esos test no eran válidos para el propósito científico que se pretendía, ya que, en este momento, prácticamente no se hacen test de PCR, aunque todavía nos tengan con el estado pandémico activo. Si seguimos en pandemia, ¿cuál es la razón para que no se sigan haciendo tantos test como se hacían antes?, ¿no significa esta bajada de test el que lo que realmente deberían de terminar es con la pandemia?
Otro elemento de esta distopía fueron las mascarillas, elemento que ya se dijo no sirve para evitar el contagio, y, sin embargo si ha servido para ser un nuevo elemento de distorsión social, llegando el oficialismo a decirnos que gracias a la mascarilla había desaparecido la gripe, lo cual como lo demuestran los hechos fue una afirmación acientífica, ya que ahora tenemos más gripe que covid. Si hubiese desaparecido la gripe, ¿cuál es la razón para haber continuado con la vacuna gripal?. Si un virus desaparece como ocurrió con la viruela ¿cuál es la razón para continuar con la vacuna de un virus desaparecido?
También podemos hablar de la falta de conocimiento de los profesionales sanitarios al ver un peligro en un virus de personas fallecidas y aplicarles como si su fallecimiento fuese por un escape radiactivo, de manera que no se realizaron autopsias, una de las mejores herramientas de la sanidad para conocer mejor la enfermedad, y, con ello, aplicar los tratamientos adecuados. Eso si, los profesionales sanitarios tuvieron un incentivo crematístico por positivos de covid, hospitalizaciones y ucis.
Igualmente podemos hablar de las inoculaciones, defendiendo el oficialismo su utilidad científica, cuando la realidad se impone al ir poco a poco reconociendo, lo que se dijo al menos desde un inicio, como el que la vacuna era experimental y, que había tenido poco tiempo de estudio, y, como hemos visto el tiempo nos da la razón no solo por los efectos adversos acontecidos, sino, por algo tan básico como que los fallecidos por/con covid representan un mayor porcentaje respecto a los fallecidos totales en 2022, con cuarta dosis, frente al año 2020 sin inoculaciones y con una supuesta cepa mucho más letal. Si un medicamento para una enfermedad, se saca al mercado, es para que dicho medicamento sea efectivo y cada vez haya menos fallecidos por esa enfermedad, por lo que si el resultado es que no ha sido así, ¿cuál es la razón para continuar con ese medicamento?, si era un medicamento experimental, ¿cuál es la razón para no aplicar lo que en ciencia es lo más aconsejable como es el parar de utilizar dicho medicamento, y, con ello, estudiar los datos que se tienen de su efectividad y de sus efectos adversos?
Con todos estos errores científicos y también políticos, porque ello ha supuesto el que a la población se nos restrinjan derechos y libertades, elemento esencial de lo que debe ser una convivencia democrática, y, ante la callada por respuesta de sanitarios y políticos, hasta el punto de decirnos en foros parlamentarios, por una parte, que la Constitución es un elemento a cumplir, cuando ellos no la han cumplido al haberse declarado los estados de alarma anticonstitucionales, y, por otra, que el pueblo es soberano, cuando la restricción de derechos y libertades ha sido el elemento imperante durante toda la pandemia, de manera que eso que dicen de defender no cumple con un requisito esencial para ser soberano, ya que una verdadera soberanía como pueblo, requiere de una aceptación de la soberanía individual y colectiva , circunstancia que no se ha dado durante el relato pandémico.
Visto todo esto, es necesario, más que nunca, aunque solo sea porque no se vuelva a repetir, el que el pueblo rompa con la política, tal como la entienden los partidos políticos profesionales, y, se empoderen a nivel local y municipal como batzarres (asambleas), con el fin de autogestionarse por sí mismos y conseguir que los plenos municipales sean los batzarres municipales, de manera que exista un nexo de unión fuerte entre los representantes municipales y las asambleas locales y comarcales, con el fin de que esos representantes sean meramente unos portavoces de lo que su asamblea decida libremente autogestionándose a si misma.
Jon Ander Etxebarria
(Fuente: https://jonanderetxebarria.wordpress.com/)
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