miércoles, 8 de febrero de 2023

EXPERIMENTOS BIOLÓGICO-MILITARES DE EE.UU. PREPARARON EL COVID-19 (1ª PARTE)



El jefe de las Tropas de Defensa Radiológica, Química y Biológica de las Fuerzas Armadas rusas, Ígor Kirílov, explicó el papel que desempeñó en la realización de los programas biológico-militares de EE.UU. la organización EcoHealth Alliance, en base a documentos que militares rusos obtuvieron de la “Agencia de Reducción de Amenazas de Defensa” (DTRA, por sus siglas en inglés), perteneciente al Departamento de Defensa de EE.UU. Allí se confirma que especialistas de EcoHealth Alliance investigaban desde 2015 poblaciones de murciélagos, buscando nuevas cepas de coronavirus y sus formas de transmisión de animales a seres humanos, llegando a experimentar y estudiar a más de 2.500 especímenes, para “aumentar las capacidades de contagio”.

La información hallada en los documentos muestra una de las instrucciones que indica que, si como resultado de “cualquier experimento” se obtuviera un virus “con las propiedades de transmisión o patogenicidad mejoradas más de 10 veces en comparación con una cepa de origen natural”, se debería “dejar de trabajar inmediatamente e informar al Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de EE.UU. y el Consejo de Bioseguridad correspondiente”.

El general destacó que el alto grado de preparación de las inoculaciones de ARN mensajero contra el covid-19 a comienzos de 2020 plantea interrogantes sobre los verdaderos objetivos de los programas destinados a “mejorar” las propiedades de los patógenos peligrosos.

Kirílov expresó además lo sugestivo de que la pandemia se desarrolló tal como tenía previsto el experimento llamado Evento 201 meses antes de su comienzo, llevado a cabo por la Universidad John Hopkins y la Fundación de Bill y Melinda Gates. En ese experimento se puso a prueba la respuesta a una posible epidemia de un coronavirus previamente desconocido, que, según la hipótesis del experimento, había sido transferido de murciélagos a humanos a través de un huésped intermediario, el cuerpo de un cerdo.

El Ministerio de Defensa ruso denunció en varias ocasiones que EE.UU. lleva a cabo fuera de su territorio nacional sus investigaciones más controvertidas desde el punto de vista del derecho internacional. En varias ocasiones se agravó la situación epidémica por infecciones muy peligrosas en las zonas que albergaban o albergan tales laboratorios y se registraron brotes insólitos. Se cita el caso de la fiebre del Valle del Rift de 1977 en El Cairo (Egipto), donde se había instalado el Laboratorio Biológico No. 3 de la Marina de EE.UU.

A su vez, el alto cargo militar ruso afirmó que los organismos de orden público de EE.UU. están al tanto de la práctica de sobornos a empleados de los medios de comunicación y redes sociales para censurar las exposiciones de las causas del brote de covid-19, como se ha visto recientemente en los documentos del llamado #TwitterGate.

En los últimos meses, los esfuerzos del Ministerio de Defensa de Rusia han detenido la realización de los programas biológico-militares de EE.UU. en Ucrania, pero el Pentágono está transfiriendo las investigaciones inconclusas a los países de Asia Central y Europa del Este, declaró Kirílov. Los equipos que se encontraban en los laboratorios de Ucrania pasaron a las empresas químicas y farmacológicas de Polonia y los países bálticos. A su vez, los expertos ucranianos implicados fueron reubicados en 2022 ante el “temor” de que puedan entregar “pruebas adicionales de actividades ilegales que violaban los compromisos internacionales”, añadió el militar.

Ya en marzo del año pasado, Kirílov había expresado: “Los patógenos que se estudiaban en los laboratorios ucranianos en el marco de un proyecto de EE.UU. eran autóctonos y su propagación podría hacerse pasar por un brote surgido de manera natural. Seis familias de virus, incluidos los coronavirus, y tres tipos de bacterias patógenas han sido obtenidos durante los proyectos de Estados Unidos en Ucrania”.


Según él, los laboratorios ucranianos fueron los principales ejecutores del proyecto P-782 que consiste en estudio de transmisión de enfermedades a través de murciélagos. La investigación era sistemática y se llevaba a cabo desde al menos 2009 bajo la supervisión directa de especialistas estadounidenses en el marco de los proyectos P-382, P-444 y P-568, precisó. “En el curso de estos proyectos se identificaron seis familias de virus [incluidos los coronavirus] y tres tipos de bacterias patógenas [peste, brucelosis y leptospirosis]. Esto se debe a las principales características de estos agentes patógenos que los hacen atractivos para la infección: resistencia a los medicamentos, rapidez de propagación de los animales a los humanos, etc.”, dijo Kirílov en la sesión informativa.

El acceso a la nota de prensa de la sesión informativa de I.Kirílov sobre el análisis de los documentos relacionados con las actividades biológico-militar de los Estados Unidos, está bloqueado en algunos países, por lo que la transcribimos a continuación. Los documentos analizados pueden descargarse aquí. El esquema de la exposición puede descargarse aquí.


El Ministerio de Defensa de la Federación de Rusia dio varias veces las muestras de que los Estados Unidos y sus aliados realizaban los “programas de doble destinación” fuera del territorio nacional, incluso en el marco del trabajo de los biolaboratorios financiados por el Pentágono y sus contratistas.

En la 9ª Conferencia de revisión de los estados miembros de la Convención sobre armas biológicas los Estados Unidos bloquearon la iniciativa sobre la elaboración del mecanismo de control de la Convención, lo que confirma que Washington tiene algo que ocultar, y la transparencia de las investigaciones biológicas contradice los intereses de los Estados Unidos.

Anteriormente informamos sobre los trabajos de aumentar las propiedades patógenas del COVID-19 realizados en la Universidad de Boston con fondos del presupuesto estatal estadounidense. Asimismo informamos sobre que la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) estara involucrada en el surgimiento del nuevo coronavirus.

La función clave en realizar estos proyectos la desempeñaba la organización intermediaria “EcoHealth Alliance”. Recibimos los documentos del Defense Threat Reduction Agency del Departamento de Defensa de los Estados Unidos (DTRA), los que confirman que desde 2015 los especialistas de la dicha compañía investigaban la diversidad de la población de murciélagos, buscaba las cepas nuevas de coronavirus y los mecanismos de su transmisión de animales a seres humanos. En total fueron investigados más de 25.000 espécimenes.

En el proyecto de la investigación de los virus zoonóticos en Asia sudoriental se presentan los siguientes recomendaciones para los empleados del “EcoHealth Alliance”: CITA: “…si en resultado de cualesquier experimentos se produce el virus con las propiedades de transmisión y patógenas reforzadas 10 veces más que la cepa de origen natural, los especialistas deben suspender inmediatamente los trabajos e informar al Instituto Nacional de Alergias y Enfermedades Infecciosas de los Estados Unidos y al consejo competente de bioseguridad …”.

Plantea preguntas la disponibilidad alta de los fabricantes estadounidenses de las vacunas-ARNm para la pandemia nueva del coronavirus. Parece que las compañías farmacéuticas elaboraron anticipadamente las vacunas, pero no consiguieron llevarlas al mercado debido al carácter específico del virus, lo que se manifestó posteriormente en la eficacia baja de vacunación y en las reacciones numerosas adversas.


Recordemos que el 18 de octubre de 2019, dos meses antes de los informes oficiales sobre la nueva infección por coronavirus en China, la Universidad Johns Hopkins apoyada por la Fundación Bill y Melinda Gates llevó a cabo en Nueva York los ejercicios “Event 201”.

En el transcurso de estas actividades se practicaban las acciones en condiciones de la epidemia de un virus desconocido, el que, según la leyenda, se transmitió de murciélagos a seres humanos a través del huésped intermediario – el organismo de un cerdo.

El desarrollo de la pandemia del COVID-19 por este guión plantea preguntas sobre su carácter premeditado, sobre la participación de los Estados Unidos en este incidente, así como sobre los fines verdaderos de los programas biológicos estadounidenses dirigidos a aumentar las propiedades de patógenos peligrosos.

Señalamos varias veces que las investigaciones más controvertidas desde el punto de vista de la legislación internacional se llevan a cabo por los Estados Unidos fuera del territorio nacional.

El ejemplo de ello son los experimentos relacionados con la infección con el virus VIH, los que se realizaban por especialistas estadounidenses en el territorio de Ucrania desde 2019. Tengan en cuenta que como grupos destinatarios sirven no sólo los “pacientes de alto riesgo de infección” – los condenados o drogadictos, sino los representantes de las Fuerzas Armadas de Ucrania.

En el transcurso de la operación militar especial en el territorio de la República Popular de Lugansk en la localidad de Rubézhnoye fueron examinados los locales del centro médico “Farmbiotest”. En su base se realizaban las pruebas clínicas de los medicamentos que causan efectos secundarios graves: son los remedios para leucemia, trastornos mentales, enfermedades neurológicas, epilepsia y otras enfermedades peligrosas.

Al principio de 2023 en el territorio de Lisichansk la población local reveló un “cementerio” de desechos biológicos pertenecientes a la compañía “Farmbiotest”. Las muestras clínicas y los datos personales de pacientes fueron enterrados en vez de ser incinerados y eliminados con arreglo al procedimiento establecido según las normas. Esto demuestra que estas evidencias se eliminaron apresuradamente.


El Ministerio de Defensa de Rusia recibió la información sobre los numerosos hechos de que los militares ucranianos usan psicoestimulantes y drogas – la metadona y anfetaminas.

Se revelaron los hechos del contrabando de morfina a las zonas de combate. Recordemos que conforme con la ley ucraniana, el transporte y tráfico de dichos medicamentos se castigan con una pena de encarcelamiento por un período de 8 a 12 años.

(Fuente: https://www.mentealternativa.com/)

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