viernes, 10 de febrero de 2023
EXPERIMENTOS BIOLÓGICO-MILITARES DE EE.UU. PREPARARON EL COVID-19 (2ª PARTE)
Creemos que las acciones de los funcionarios que llevaban a cabo las investigaciones en los militares ucranianos, en la sangre de los cuales se encontraban unas concentraciones altas de antibióticos, drogas y anticuerpos contra estimulantes de enfermedades contagiosas, exigen la evaluación jurídica adecuada.
Durante la operación militar especial los militares rusos recibieron más de 20.000 documentos y materiales informativos y analíticos. Fueron entrevistados los testigos y participantes de los programas biológico-militares estadounidenses. Estos materiales confirman el objetivo del Pentágono de crear componentes de armas biológicas y probarlos en la población de Ucrania y otros estados situados a lo largo del perímetro de nuestras fronteras.
El Ministerio de Defensa ruso ya mencionó los nombres de los participantes de los programas biológico-militares, entre los que figuran los representantes del Partido Demócrata de Estados Unidos, los empleados del departamento militar estadounidense y de las organizaciones contratistas del Pentágono.
Los documentos del informe del DTRA nos proporcionan nueva información sobre los principales protagonistas de los llamados proyectos ucranianos, que hasta ahora habían permanecido “en la sombra”.
Entre ellos: Karen Saylors, directora ejecutiva del “Labyrinth Global Health” y ex-directora de los programas “Metabiots” en África Central. Desde 2016, Saylors trabaja en Ucrania como consultor principal del proyecto U-P-10 sobre las vías de la peste porcina africana.
Colin Johnson – funcionario de la Universidad de Tennessee y director del Instituto de Investigación de Sistemas “Huésped-Patógeno”. Fue supervisora del proyecto U-P-8 para estudiar los rangos del patógeno de la fiebre de Crimea-Congo y los hantavirus en Ucrania. Johnson gestionó el proceso de toma de muestras biológicas del personal militar ucraniano y sirvió de enlace con los clientes estadounidenses y el Centro de Salud Pública del Ministerio de Sanidad ucraniano.
Lewis von Thayer – presidente y director ejecutivo de la compañia “Battelle” – uno de los principales contratistas del Pentágono y del Departamento de Energía de Estados Unidos. Desde 2003, la compañía supervisaba los proyectos de investigación relacionados con las infecciones zoonóticas en el territorio de Ucrania.
Otros figurantes de los proyectos ucranianos se muestran en la diapositiva (2ª imagen). El material obtenido se remitirá al Comité de Investigación para que actúe con el fin de llevar a los culpables ante la justicia.
El Ministerio de Defensa ruso consiguió detener la realización de programas de armas biológicas en Ucrania. Por consiguiente, el Pentágono está transfiriendo activamente las investigaciones inconclusas de los proyectos ucranianos a los Estados de Asia Central y Europa del Este. Al mismo tiempo, está aumentando la cooperación con países de África y de la región Asia-Pacífico (Kenia, Singapur y Tailandia).
Bajo la presión de la comunidad internacional, Washington está cambiando su enfoque de la organización de las actividades militares-biológicas, desplazando el papel de cliente a agencias puramente civiles: el Departamento de Salud, el Departamento de Energía, la Agencia para el Desarrollo Internacional. Esto permitirá a la administración estadounidense evitar las críticas en las plataformas internacionales y dejar fuera de juego al Ministerio de Defensa y al DTRA.
En el marco de sus esfuerzos por frenar las actividades relacionadas con las armas biológicas en Ucrania, Estados Unidos está interviniendo activamente las instalaciones de empresas químicas y farmacéuticas de Polonia y los países bálticos, y también se introdujo el material procedente del territorio ucraniano.
La financiación impuesta por el Occidente colectivo obliga a los Estados postsoviéticos a ocultar la verdadera naturaleza del trabajo realizado. Así, la UE promueve activamente una red de centros de “experiencia avanzada” en el ámbito de la protección NBQ, que incluye la creación de laboratorios biológicos financiados por la UE en el territorio de la antigua Unión Soviética. Se insta a los socios potenciales: “…no dar publicidad a esta iniciativa debido a su extrema sensibilidad para la Federación de Rusia…”.
Se subraya que los Estados de Asia Central: “… ya se benefician de la interacción técnica con la UE …”.
En 2022, los Estados Unidos, Canadá y los Estados de la UE iniciaron programas para emplear y reubicar en países occidentales a los especialistas ucranianos anteriormente implicados en actividades biológico-militares. Esto se debe principalmente al temor de que las autoridades policiales rusas puedan obtener de ellos las pruebas adicionales de actividades ilegales en violación de las obligaciones internacionales.
Me gustaría señalar que la estrategia de “expansión militar-biológica” no es fundamentalmente nueva y fue establecida por los Estados Unidos en el conflicto de Corea.
Ya en los años 50 se crearon los laboratorios biológicos militares en África, América Central y del Sur y el Sudeste Asiático, dirigidos por la Fuerzas Navales estadounidenses.
Su principal objetivo era recoger patógenos de infecciones especialmente peligrosas e identificar el nivel de enfermedad en la población local.
En las zonas donde se encontraban estos laboratorios, al igual que hoy, empeoró la situación epidémica con infecciones especialmente peligrosas y se registraron nuevas enfermedades poco característicos para esas regiones. Uno de los ejemplos es el brote de la fiebre del valle del Rift de 1977 en el Cairo, donde se ubicaba el laboratorio biológico-militar nº 3 de las Fuerzas Navales estadounidenses.
Anteriormente, la enfermedad sólo se había presentado al sur del Sáhara y luego apareció de repente en Egipto, donde 18.000 personas se enfermaron al mismo tiempo. El análisis posterior de muestras de la población demostró que el número total de personas infectadas era de unos 2 millones.
Una serie de pruebas indican la naturaleza artificial del brote y la involucración del laboratorio estadounidense.
Primeramente, unos meses antes de la epidemia sus empleados fueron vacunados contra la fiebre del valle del Rift, aunque en esa región no se registraron nunca los brotes de esta infección, y en las regiones endémicas de África desarrollaba como una enfermedad leve similar a la gripe que no causaba víctimas mortales.
En segundo lugar, durante la epidemia en Egipto el estimulante adquirió de repente una patogenicidad alta para seres humanos. La enfermedad se desarrollaba con hemorragias, lesiones graves de ojos y del sistema nervioso. El virus se hizo muy patógeno y casi se igualó en ese sentido con los virus de la viruela y los fiebres de Marburg y de Lassa. Es extremadamente difícil explicar tal aumento de la patogenicidad del virus como la evolución natural.
Un interés especial presenta el análisis de la configuración del foco inicial de la enfermedad, la que se muestra en la diapositiva. La forma de este foco se asemeja a la zona de propagación de una nube de aerosol que puede crearse debido a la dispersión premeditada de biomaterial o a su emisión de emergencia al medio ambiente.
A pesar de la base de evidencia sobre el carácter artificial del brote, las autoridades de los Estados Unidos hicieron todo para ocultar la involucración del laboratorio en este incidente. Sólo en 2019 se tomó la decisión de reubicarlo en la base naval estadounidense en Italia para seguir realizando las investigaciones de patógenos peligrosos, incluso de los coronavirus.
En conclusión, quisiera señalar que la publicación por la Federación de Rusia del contenido de los programas biológico-militares del Pentágono en Ucrania provocó una amplia resonancia pública. Las manifestaciones masivas contra las actividades de los biolaboratorios financiados por los Estados Unidos se efectuaron en los estados del espacio postsoviético. Las organizaciones sociales de la Unión Económica Euroasiática aprobaron la resolución contra los biolaboratorios financiados por el Pentágono.
Una serie de investigaciones se inició también en los Estados Unidos. Las autoridades policiales examinaron los temas relacionados con la corrupción de los empleados de redes sociales y medios de información masiva en la cobertura informativa de las causas de la nueva infección del coronavirus, así como los fraudes y las manipulaciones de la opinión pública en relación con las vacunas estadounidenses contra el COVID-19 realizados por encargo de las corporaciones biotecnológicas y farmacéuticas.
Recordemos que el cabildeo de los intereses de las compañías farmacéuticas grandes es una práctica establecida de los Estados Unidos. Así, en 2010 debido al “conflicto de intereses” y numerosas violaciones se suspendieron las actividades del centro médico-biológico de las Fuerzas Navales estadounidenses en Yakarta.
En ese objeto los estadounidenses llevaban a cabo los trabajos fuera del marco del programa acordado de investigaciones, realizaban la toma no autorizada de muestras biológicas y se negaban a informar al gobierno de Indonesia sobre los fines de los trabajos realizados y los resultados conseguidos.
Al final resultó que los material obtenidos se usaron en interés de la compañía “Gilead” afiliada con el Pentágono, la que llevaba a cabo las pruebas de sus medicamentos, incluso en los territorios de Ucrania y de Georgia.
Malasia siguió el ejemplo de Indonesia y el gobierno de este país tomó la decisión de poner en control especial el trabajo del biolaboratorio financiado por los Estados Unidos.
Así, la preocupación de la comunidad mundial relacionada con las actividades de los biolaboratorios financiados por los Estados Unidos crece progresivamente. Las cuestiones planteadas por la Federación de Rusia en las plataformas internacionales, la 9ª Conferencia de revisión de los estados miembros de la Convención sobre armas biológicas, así como en el Consejo de Seguridad de la ONU, demostraron que los Estados Unidos no quieren mantener un diálogo sustantivo. Consideramos fundamental que la publicación de los hechos de la actividad biológico-militar ilegal hizo a una serie de estados sopesar las posibles consecuencias de su cooperación con los Estados Unidos en la esfera de la bioseguridad y reexaminar la necesidad y utilidad de tal colaboración.
(Fuente: https://www.mentealternativa.com/)
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