lunes, 4 de julio de 2022
Y CANTÓ EL GALLO
Los vacunadictos necesitan su dosis para sentirse bien psicológicamente aunque les maten, como todo toxicómano.
Sus narcos de confianza ya preparan la mandanga de marca.
Un poquito de terror y acudirán una vez más a poner el deltoides para un nuevo viaje.
Los hombres-mosca con bozal y frotándose las manos todo el tiempo desean decir “¿lo veis, no debimos quitarlas?”
Los muertos vacunados, casi todos, no dicen nada ya, sus familias tampoco porque están muy ocupados con el notario, la inmobiliaria y el testamento ¡nos viene fenomenal, cuánto queríamos al abuelo!
Los sanitarios honrados están aterrados por lo que ven, ya no pueden explicárselo ni siquiera a sí mismos. Ya no miran a sus compañeros negacionistas como antes, empiezan a mirarlos como adelantados valientes que lo vieron antes; ya no se burlan.
En el ejército, la Armada, las policias y la Guardia Civil empiezan a escuchar a los bomberos, que fueron los primeros en ser valientes.
La población general es un clamor pronunciándose ya sin rubor la frase “¡NO ME PONGO NI UNA MÁS!”
Algunos periodistas comienzan a sentir vergüenza, no saben como salir de todo lo que han dicho sin auto inmolarse demasiado.
Solo hablamos claro los que no tenemos nada que perder ya, pero la masa crítica, ese 40 % que explico en mi libro y que define eso que se llama opinión pública, se inclina lenta pero indefectiblemente hacia el neonegacionismo, que ya dejó de ser un insulto para ser señal de inteligencia y valentía.
La mayoría de los biólogos oficialistas están callados como meretrices desde hace meses, no saben qué decir para que no se les vea el plumero más. Desean que el público se olvide de ellos, de todo lo que dijeron durante más de dos años, de su superioridad moral, sus burlas, su desprecio hacia los compañeros que usaron su cerebro en lugar de hacer seguidismo interesado en las teles. Todos ellos han enfermado tres o cuatro veces a pesar de ser pautacompletas, todos ellos tienen a sus médicos buscando los motivos de esos análisis tan extraños.
La frase médica más frecuente ahora es “no encontramos la causa”.
Nuestras razones, escritas y recitadas hasta la extenuación, se han cumplido una a una.
Todo el dinero del mundo comprando influyentes no ha podido parar a la verdad científica y a la evidencia empírica de lo que la gente ve a su alrededor, más muertos ahora que hace dos años, y casi todos con tres o cuatro banderillas supuestamente salvadoras.
Dentro de los católicos hay un clamor, crece la disidencia, no se atreven a contradecir al Papa en público pero ven que nada era cierto. Es inevitable preguntarse por qué se mezcló la fe con Pfizer creando una “Feizer” que se desvanece. En las misas, ver a los fieles acudir a comulgar bajándose el bozal y tocando la Sagrada Forma dos personas antes de llegar a su interior es un espectáculo que me espanta, debo apartar la vista para no tener pensamientos inadecuados en la casa de Dios.
El despertar de los cristianos y de los hispanos es lo que más temen los globalicistas, por eso fueron los primeros desactivados.
Se me vienen a la cabeza constantemente las imágenes de los primeros cristianos padeciendo el martirio del Imperio Romano y me cuesta creer que estos sean sus seguidores, tan sumisos, tan rebaño, tan poco en sintonía con el espíritu de Jesús, que dijo siempre que quien se haga “amigo del mundo” se aleja de Dios ¿en qué parte del coliseum están? ¿en la arena o en las gradas aplaudiendo a los leones? Parece que ahora los cristianos quieren ser amigos del mundo.
El otro día en el cine Capitol de Madrid un grupo de unas siete religiosas con mascarillas vieron la película "The big reset movie", me quedé con ganas de hablar con ellas. Ojalá me contacten, quiero preguntarles qué les pareció.
Que la Agenda 2030, el Nuevo Orden Mundial y el Globalitarismo sea tan evidentemente satánicos y los católicos no se opongan en masa me resulta sorprendente.
Se dejaron inyectar sustancias con células de fetos muertos, de forma voluntaria, a pesar de que se lo dijimos.
Deberíamos ser el colectivo más negacionista desde el minuto uno ¿no escuchan en la Santa Misa? ¿No leen La Biblia? ¿No ven lo EVIDENTE?
Cuando la vida nos pide ser valientes como pueblo de Dios, la mayoría se mueren de miedo ¿no se supone que creemos que Él nos protegerá y que la muerte no es sino un paso hacia su compañía?
¿Su conciencia no les sangra al obedecer a Sánchez, Soros, Gates y el resto de demonios EVIDENTES?
Les diré lo que harán, se pasarán este texto de unos a otros para atacarme a mí en lugar de recapacitar.
O yo entendí mal todo o las enseñanzas de Jesús nos llevan a reflexionar sobre nosotros mismos haciendo autocrítica constante, y no a obedecer ciegamente lo que nos digan.
Ahí lo dejo, a sabiendas de que me van a caer por todas partes por escribir esto. Los catolicófobos me atacarán por ser cristiano, y los cristianos por no ser obediente.
Pero al rememorar el pasaje del juicio popular de Jesús ante Pilatos, cuando el mismo San Pedro lo negó tres veces y los creyentes salvaron a Barrabás en lugar de al que se supone que era más cercano a ellos, veo exactamente lo que ahora está pasando. Mis hermanos están salvando a Barrabás de nuevo por miedo al Imperio, a perder sus cómodas vidas y no ser “amigos del mundo”
- “Yo te conozco ¿no estabas tú en el Cine Capitol el otro día con los negacionistas?
- No, yo no era, yo no les conozco ...
Y cantó el gallo.
Fernando López-Mirones
(https://t.me/elaullido)
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