jueves, 16 de junio de 2022
A LOS CENSORES
Queridos censores, quisiera agradecerles su magnífica gestión, porque a pesar de ser ustedes unos hijos de la gran puta, he de reconocer que su labor me es de gran ayuda, pues cada vez que tratan de castrar u ocultar alguna de mis publicaciones me reafirmo en la idea de que estoy en el camino correcto.
Es obvio que todo aquello que les molesta contiene elementos que dejan en evidencia la incompetencia de las instituciones, la ineficacia de la gestión política, la ridiculez de los embustes periodísticos y la incongruencia de este manicomio al que llaman sistema.
He de comunicarles, mal que les pese, que mis artículos más perseguidos y censurados son curiosamente los más compartidos y valorados por mis lectores, que se apresuran a difundirlos en redes alternativas, antes de que desaparezcan, por lo que están consiguiendo ustedes exactamente el efecto contrario de lo que se proponen.
Es un trabajo el suyo, señores censores, de una mezquindad y una bajeza difíciles de superar, vigilar y delatar a sus conciudadanos cada vez que se salen del relato oficial, y expresan una idea o comparten una información que contradice la de sus amos, a cambio de un sueldo de mierda … entiendo que tiene que ser profundamente desalentador y frustrante.
El rol de chivato es uno de los más infames y ruines que pueden llegar a existir en una sociedad más o menos civilizada, aquel que señala con el dedo delator a su semejante dejándole a merced de terceros se convierte en un traidor y se condena a si mismo a ser estigmatizado y a cargar con ese peso de por vida.
Ustedes son uno de los más claros ejemplos de la decadencia de este sistema repugnante y putrefacto, una pieza fundamental para apuntalar y sostener esta tiranía del pensamiento único que hace aguas por todas partes y que se caerá a pedazos, dejando sus vergüenzas al aire más temprano que tarde.
Señores censores, les reitero mi agradecimiento, y les confirmo que voy a seguir publicando todo aquello que considere oportuno o me venga en gana, pues, como he dicho, sus intentos inútiles de silenciarme suponen para mi un gran estímulo y una inyección de energía que siempre me impulsa hacia delante.
Reciban desde aquí un afectuoso escupitajo en la cara y todo mi desprecio, como no podría ser de otra manera.
Atentamente: uno que se burla de ustedes y y les ridiculiza siempre que puede, yeaaaaaaa!
Un abrazo enorme para todos los desobedientes del planeta, energía y Rock and roll, os veo en los próximos conciertos.
Mártin Sánchez
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