Dos nuevas cuestiones que plantean problemas en este desastre general del veneno de muerte: transfusiones de sangre y trasplantes. He aquí la docta opinión de la Catedrática María José Martínez Albarracín:
– Un juez en Italia ha dictaminado que un niño de 2 años sea operado de un problema cardiológico en el Hospital Sant’Orsola. Los padres se oponen. Quieren sangre de gente no vacunada. El Centro Nacional de Transfusiones afirma que la sangre de los timo-vacunados son seguras y se escuda en sus protocolos. ¿Son verdaderamente seguras o están infectadas por la proteína Spike?
R.- Hace falta más investigación independiente para saberlo. De momento lo comprobado mediante estudios nos dice que se ha observado proteína Spike en la sangre de los vacunados durante un mes después de la inoculación y de su fragmento más tóxico S1, hasta casi dos meses, siendo en la primera semana cuando se alcanzan los mayores niveles. Estos fragmentos proteicos estarían disueltos en el plasma en muy bajas concentraciones (pg/ml). En los centros germinales del bazo también se ha observado producción de Spike durante, al menos, dos meses después de la inoculación. Por lo tanto las células sanguíneas más afectadas y durante mayor tiempo serían las de la serie blanca (leucocitos). En las transfusiones se suelen administrar, principalmente, concentrados de eritrocitos, por lo que esos concentrados podrían suponer un riesgo menor.
– En el caso de trasplantes de órganos, ¿están infectados o ha muerto la proteína Spike?
R.- Ese es otro aspecto que no podemos saber con certeza, hay órganos que pueden estar bastante afectados como el corazón, el hígado y el riñón, que son precisamente, los que más se trasplantan. Y ello debido a la captación celular del ARNm de las vacunas por las células de dichos órganos y sus vasos sanguíneos internos, los cuales, como han demostrado los estudios del patólogo alemán Arne Buckhardt, mediante la realización de 70 autopsias a fallecidos tras la vacunación, las células endoteliales de los vasos sanguíneos expresan fragmentos antigénicos de la proteína Spike en su membrana y por ello pueden ser atacados por los linfocitos citotóxicos en un impresionante ataque autoinmune.
– Concretamente, una persona necesitada de un trasplante de hígado por una cirrosis autoinmune …
R.- Personalmente yo no confiaría en un órgano extraído a una persona vacunada.
– ¿Puede ese niño italiano tomar antídotos que mitiguen el efecto o eliminen los efectos de la proteína Spike?.
R.- Sí, siempre se puede mitigar la toxicidad de distintas sustancias, principalmente hidrosolubles (disueltas en el agua de la sangre) por ejemplo con los principios activos derivados del pino silvestre, la suramina o la ivermectina y los moduladores oxidantes como el ozono o el dióxido de cloro.
Enrique de Diego
(Visto en https://ramblalibre.com/)
– En el caso de trasplantes de órganos, ¿están infectados o ha muerto la proteína Spike?
R.- Ese es otro aspecto que no podemos saber con certeza, hay órganos que pueden estar bastante afectados como el corazón, el hígado y el riñón, que son precisamente, los que más se trasplantan. Y ello debido a la captación celular del ARNm de las vacunas por las células de dichos órganos y sus vasos sanguíneos internos, los cuales, como han demostrado los estudios del patólogo alemán Arne Buckhardt, mediante la realización de 70 autopsias a fallecidos tras la vacunación, las células endoteliales de los vasos sanguíneos expresan fragmentos antigénicos de la proteína Spike en su membrana y por ello pueden ser atacados por los linfocitos citotóxicos en un impresionante ataque autoinmune.
– Concretamente, una persona necesitada de un trasplante de hígado por una cirrosis autoinmune …
R.- Personalmente yo no confiaría en un órgano extraído a una persona vacunada.
– ¿Puede ese niño italiano tomar antídotos que mitiguen el efecto o eliminen los efectos de la proteína Spike?.
R.- Sí, siempre se puede mitigar la toxicidad de distintas sustancias, principalmente hidrosolubles (disueltas en el agua de la sangre) por ejemplo con los principios activos derivados del pino silvestre, la suramina o la ivermectina y los moduladores oxidantes como el ozono o el dióxido de cloro.
Enrique de Diego
(Visto en https://ramblalibre.com/)
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