martes, 26 de marzo de 2024
UN ESTUDIO JAPONÉS PIDE LA SUSPENSIÓN DE LA INOCULACIÓN ARNm POR CONTAMINAR LOS BANCOS DE SANGRE
Recibir transfusiones de sangre de personas vacunadas contra el COVID-19 podría suponer un riesgo médico para los receptores no vacunados, ya que se están notificando numerosos acontecimientos adversos entre las personas vacunadas en todo el mundo, según un estudio reciente de Japón.
La revisión preimpresa, publicada el pasaqdo 15 de marzo, examinó si recibir sangre de personas vacunadas contra el COVID-19 es seguro o plantea un riesgo para la salud. Muchos países han informado de que el uso de la vacuna con ARNm ha provocado "trombosis postvacunación y daños cardiovasculares posteriores, así como una amplia variedad de enfermedades que afectan a todos los órganos y sistemas, incluido el sistema nervioso", señala el artículo.
Las vacunaciones repetidas pueden hacer que las personas sean más vulnerables al COVID. Si la sangre contiene proteínas de espiga, se hace necesario eliminarlas antes de la administración, y actualmente no se dispone de ninguna tecnología que lo permita.
Contrariamente a lo que se esperaba, se ha descubierto que los genes y las proteínas de las vacunas genéticas persisten en la sangre de los receptores durante "periodos prolongados".
Además, "actualmente se están notificando en todo el mundo diversos efectos adversos derivados de las vacunas genéticas". Esto incluye una amplia gama de enfermedades relacionadas con la sangre y los vasos sanguíneos.
Algunos estudios han informado de que la proteína espiga de las vacunas de ARNm es neurotóxica y capaz de atravesar la barrera hematoencefálica, afirmaba la revisión. "Por lo tanto, ya no hay duda de que la proteína espiga utilizada como antígeno en las vacunas genéticas es en sí misma dañina".
Además, las personas que han recibido varias inyecciones de "vacunas" de ARNm pueden tener varias exposiciones al mismo antígeno en un pequeño lapso de tiempo, lo que puede hacer que se les "imprima una respuesta inmunitaria preferente a ese antígeno."
Esto ha dado lugar a que los receptores de la vacuna COVID-19 sean "más susceptibles a contraer COVID-19".
Dadas estas preocupaciones, los profesionales médicos deben ser conscientes de los "diversos riesgos asociados a las transfusiones de sangre que utilizan productos sanguíneos derivados de personas que han padecido COVID largo y de receptores de vacunas genéticas, incluidos los que han recibido vacunas de ARNm."
Los autores escribieron que actualmente se desconoce el impacto de dichas vacunas genéticas en los productos sanguíneos, así como el daño real causado por ellas.
"Para evitar estos riesgos y prevenir una mayor expansión de la contaminación sanguínea y la complicación de la situación, pedimos encarecidamente que se suspenda la campaña de vacunación con vacunas genéticas y que se lleve a cabo una evaluación de daños y beneficios lo antes posible."
La vacunación repetida con vacunas genéticas también puede acabar provocando "alteraciones de la función inmunitaria" entre los receptores. Según la revisión, esto aumenta el riesgo de enfermedades graves debidas a infecciones oportunistas o virus patógenos, que no serían un problema si el sistema inmunitario fuera normal.
"Por lo tanto, desde la perspectiva de la contención tradicional de las enfermedades infecciosas, se requiere una mayor precaución en la extracción de sangre de los receptores de vacunas genéticas y la posterior manipulación de los productos sanguíneos, así como durante el trasplante de órganos sólidos e incluso los procedimientos quirúrgicos para evitar el riesgo de infección accidental transmitida por la sangre", se afirmaba.
La revisión fue financiada por miembros de la Sociedad Japonesa de Complicaciones Relacionadas con las Vacunas y la Asociación Médica de Voluntarios. Los autores no declararon ningún conflicto de intereses.
Peligros de las transfusiones de sangre
La revisión señalaba que las organizaciones no recogen el estado genético de vacunación de los donantes de sangre, a pesar de que el uso de dicha sangre puede suponer riesgos para los pacientes. Por ello, los autores recomendaron que cuando los productos sanguíneos procedan de estas personas, "es necesario confirmar la presencia o ausencia de proteína de espiga o ARNm modificado como en otras pruebas para patógenos".
"Si se comprueba que el producto sanguíneo contiene la proteína de la espiga o un gen modificado derivado de la vacuna genética, es esencial eliminarlos", afirmaron. "Sin embargo, actualmente no hay forma fiable de hacerlo".
Dado que "no hay manera de eliminar de forma fiable la proteína patógena o el ARNm, sugerimos que se desechen todos esos productos sanguíneos hasta que se encuentre una solución definitiva".
Los autores señalaron que ya el año pasado se habían notificado casos de encefalitis entre personas que habían recibido sangre de receptores de la vacuna contra el dengue. Esto sugiere que el sistema actual de seguimiento y gestión de productos sanguíneos "no es adecuado".
Dado que las vacunas genéticas se aplicaron a escala mundial para una población masiva, "es de esperar que la situación ya sea complicada" en comparación con anteriores catástrofes farmacológicas.
Por ello, existe una "necesidad urgente" de legislación y tratados internacionales relacionados con la gestión de los productos sanguíneos, escribieron los autores.
La cuestión de la transfusión de sangre de los receptores de la vacuna COVID-19 ha sido muy controvertida. En 2022, un tribunal de Nueva Zelanda falló en contra de los padres de un bebé enfermo tras negarse a recibir transfusiones de sangre de personas vacunadas.
Los padres habían pedido al sistema sanitario que permitiera las transfusiones de sangre de personas no vacunadas, con donantes que ya estaban dispuestos a contribuir. En su sentencia, el tribunal privó a los padres de la custodia médica de su hijo.
En Canadá, los médicos también han denunciado la tendencia de la población a resistirse a las transfusiones de sangre vacunada. En declaraciones a la CBC en 2022, el Dr. Dave Sidhu, jefe médico de transfusiones y trasplantes del sur de Alberta, afirmó que los padres de niños enfermos solicitaban sangre no vacunada.
"Lo estamos viendo alrededor de una o dos veces al mes, en esta etapa. Y la preocupación es, por supuesto, que estas solicitudes puedan aumentar", dijo entonces.
En Wyoming, la representante Sarah Penn (republicana) ha presentado un proyecto de ley que obliga a etiquetar la sangre donada por personas que se hayan inyectado COVID-19. De este modo, los receptores que no deseen aceptar esa sangre podrán rechazarla. De este modo, los receptores que no deseen aceptar este tipo de sangre podrán rechazarla.
En una entrevista concedida al Cowboy State Daily, la Sra. Penn declaró: "Por diversas razones, muchas personas se han esforzado deliberadamente por mantener las terapias con ARNm fuera de sus cuerpos, hasta el punto de que algunas perdieron su medio de vida ... Sus preocupaciones están justificadas".
Tyler Durden
(Fuente: https://www.zerohedge.com/; traducción: Egam)
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