viernes, 15 de abril de 2016

LA ESCLAVITUD UNIVERSAL BAJO LA LEY MARÍTIMA



La razón por la que tienen poco que ver los derechos que piensas que tienes con los que en realidad se aplican, radica en obtener mediante refinados trucos y manipulaciones del lenguaje, tu consentimiento para ser gobernado, convirtiéndote en una corporación o persona jurídica que pasa a ser regida por la Ley Marítima.

La Ley Marítima o Ley de Admiralidad es un cuerpo normativo internacional que rige las relaciones entre entidades de Derecho privado o corporaciones dedicadas al tráfico marítimo, y tiene su origen en los usos comerciales de los antiguos egipcios, fenicios y griegos que llevaban a cabo comercio marítimo en el Mediterráneo. Fué primero recopilado en la edad media en el Llibre del Consolat de mar de Barcelona, que aún sigue siendo internacionalmente el texto de referencia sobre Ley Marítima. Si miramos nuestro Documento Nacional de Identidad, permiso de conducir y cualquier documento emitido por organismos públicos, nos daremos cuenta que el nombre de la persona está escrito todo en MAYUSCULAS, en documentos españoles y de casi cualquier pais occidental. Piénsalo bien, ¿qué razón estética, informática o legal pueden aducir para usar en toda documentación emitida por el estado esta forma de escribir los nombres, aún en contra de los usos gramaticales?

En el momento de tu nacimiento, los padres o cualquier persona que represente al recién nacido hacen un registro en el Registro Civil. En ese mismo instante, una corporación es creada con un nombre similar al tuyo, pero escrito en MAYUSCULAS, de la misma forma que los nombres de barcos o empresas. De esta manera se crea una corporación, una ficción legal que tu, el hombre o mujer de carne y hueso acepta inconscientemente representar y con ello aceptar ser regida por la Ley de Almirantazgo. Esto es lo que en el derecho de la antigua roma se conocía como Capitis deminutio máxima, la pérdida total de derechos de una persona.

Para entender el porqué de tan refinada farsa debemos remontarnos a la gran recesión (creada) tras la I guerra mundial y a la quiebra de los estados. La Corporación conocida como The United States entró en estado de insolvencia en 1933, a través del Emergency Banking Act del 9 de Marzo de 1933. Para poder continuar funcionando, la corporación USA ofreció sus empleados (ciudadanos) a la Reserva Federal como garantía de la deuda. En 1933 se introdujo la obligatoriedad del registro de nacimiento, y el Certificado de Nacimiento funge desde entonces como título de Valor, parecido a las acciones en la bolsa. Su valor se corresponde las ganancias promedio que se esperan de una persona a lo largo de una vida promedio, proveniente de su fuerza de trabajo, ideas creativas, experticia, consumo, impuestos, enfermedad y las que aún se les puedan ocurrir. Este sistema se ha establecido a lo largo del mundo, y es válido para la mayoría de países occidentales, con diversos matices.

Ya que el Dólar, el Euro y en general las monedas ya no están vinculadas al patrón oro y son creadas por los “Bancos Centrales” privados (FED, Banco Central Europeo) y son simples letras de cambio que representan una deuda, éstas solo están cubiertas por el crédito involuntario que las personas le dan a “su Estado” con el registro de su nacimiento, y con la energía en forma de trabajo esclavo con la que sostenemos el sistema.

Desde este punto de vista, en España esta creación de una corporación, que pasa a ser representada por el hombre o mujer de carne y hueso (y espíritu) salta a la vista si nos detenemos a observar que el número asignado al Documento Nacional de Identidad es idéntico al Número de Identificación Fiscal, necesario para ejercer actividades comerciales. Este número le es asignado a españoles y extranjeros residentes en España, independientemente de que ejerzan actividades comerciales o laborales, ya que el documento se emite al cumplir los 14 años de edad, o incluso antes de manera optativa.

Al estar basada toda esta manipulación en la perversión del lenguaje, (necesaria para respetar el libre albedrío)es en él en dónde encontramos ejemplos e indicios de como este sistema funciona. La mayoría de estos términos suelen venir del inglés, como los tristemente famosos daños colaterales, collateral damage. Collateral tiene en inglés también el significado de garantía de una deuda, por lo tanto se refiere a la pérdida de una mera mercancía. El término Recursos Humanos nos recuerda que somos considerados como un bién a administrar, una parte más de los recursos de una corporación. La tergiversación del lenguaje más conocida es la aplicada en países anglosajones por la policía, que al preguntar: do you understand? (¿entiende? ) en realidad buscan que el sujeto acepte entrar en contrato bajo Ley Marítima y en realidad quieren decir: do you stand under? (¿se somete?). Esto es un juego del lenguaje que es aprendido por los agentes en la práctica y probablemente sin saber por completo sus connotaciones, al ser ellos solo parcialmente conscientes de la profundidad de la manipulación del sistema.

Bandera de la Compañía Británica de las Islas Orientales
La Virginia Company fue fundada por la casa real británica para este cometido, es decir, para crear el germen y la base por la cual pudiera controlarse a los Estados Unidos de modo completamente legal, mediante la ley marítima de almirantazgo, también llamada la ley del mar, la cual vulnera la ley común también llamada la ley de la tierra. La Virginia Company fue creada en 1604 en anticipo al inminente influjo de europeos a las tierras del continente de América del Norte. El principal accionista de esta corporación y el titular original fue el Rey James I.

Esta ley dice que todo presidente del país es presidente de una Corporación y los habitantes del territorio no son sino empleados de dicha Corporación. Estos empleados no pueden poseer tierras debido a que estas pertenecen por ley a Gran Bretaña, pero si pueden alquilarlas por un tiempo. Según el documento número 43 del septuagésimo tercer congreso de los Estados Unidos, sesión primera, en todos los títulos de propiedad todas las personas están inscriptas como Inquilinos, no como poseedores. Mediante esta ley, toda corte civil pasa a ser una corte militar y penal. Esta ley es una creación de la Orden del Temple, dicha ley que usaron por primera vez a principios del siglo 1000 para tener control de Gran Bretaña para el Vaticano, y que luego serviría para controlar a los Estados Unidos convirtiendo el país en una Corporación que formaría parte de la Virginia Company. De hecho el mismo concepto e idea del Corporativismo fue creado por el Vaticano, lo cual fuera de toda duda y completamente documentado muestra que es el Vaticano y el Papado y la Orden de los Jesuitas, es decir, los Templarios renacidos, son quienes controlan y detentan el poder del mundo. La misma universidad de Georgetown, desde donde se gobierna realmente USA y desde donde salen sus principales dirigentes, se encuentra en los territorios de Maryland, pero no está atada a su constitución siendo un estado aparte, con sus leyes aparte. Esto es la prueba definitiva.

Extracto del vídeo Cymatica, en el que se explica la ley marítima o ley de admiralidad.





(Fuente: http://sastamente.blogspot.com.es/)

viernes, 1 de abril de 2016

SONRÍA PARA LA FOTO, SEÑOR SECUESTRADOR


La imagen más -bizarra, tronada, dadaísta, elija el lector- de estos días

El lector habitual del blog ya sabe que cada primero de mes, a modo de acto psicomágico que exorcize algo de la pesadumbre y la preocupación en que nos suelen sumir las noticias de un mundo convulso y violento, esta bitácora solo da cabida a entradas positivas, humorísticas o esperanzadoras. He dudado en incluir en alguna de estas categorías el siguiente hecho, pero dado su feliz desenlace, creo que bien puede ser un ejemplo de que algunos, ya sea por sangre fría o por una inconsciencia absoluta, no se dejan sobrepasar por las circunstancias:

La cosa, más o menos, fue así: el pasado martes un vuelo de la compañía Egyptair con 55 pasajeros y 7 tripulantes a bordo, y que acababa de despegar de Alejandría con dirección al Cairo fue secuestrado y obligado a aterrizar en el aeropuerto de Lárnaca, en Chipre, por un tal Mustafa Seifedeen, un hombre "psicológicamente inestable" abrumado por su reciente separación de una chipriota. Al parecer el secuestrador pretendía que se hiciera llegar una carta a su ex-esposa. Luego exigió la liberación de varias mujeres encarceladas en Egipto, pidió hablar con algún representante de la U.E., y probablemente hasta en algún momento de lucidez empezara a preguntarse qué demonios estaba haciendo.

En el origen del susto estaba, afortanadamente, el mero desa-
mor, no el fanatismo, el odio, la yihad o el afán de notoriedad
Entre los rehenes se encontraba un británico de 26 años, Ben Innes, quien al parecer había logrado comunicarse con su madre en Inglaterra, una sensata mujer que le recomendó, sencillamente, que no se hiciese notar en tan apuradas circunstancias. El caso es que nuestro protagonista no debe ser de los que se dejan aconsejar, puesto que, ni corto ni perezoso, se acercó al secuestrador, quien llevaba adosado al abdomen lo que parecía un cinturón-bomba (que luego resultó ser falso) y con un aplomo absolutamente surrealista, pidió a una azafata que le transmitiese al secuestrador su deseo de hacerse una foto con él. Tan delirante como la pretensión del muchachote fue la aceptación del desorientado Seifedeen, quien posa circunspecto en una imagen que Innes justifica como una iniciativa tendente a "mantener el ánimo frente a la adversidad".

En su twitter, nuestro héroe relata el momento afirmando que el secuestrador se limitó a encogerse de hombros ante su extraña pretensión, por lo que se situó a su lado, hombro con hombro, y compuso la mejor sonrisa que pudo, dadas las circunstancias. No pasó su mano por el hombro de Seifedeen, pero tal vez incluso pudo haberlo deseado.

El autor del secuestro, tras ser detenido
A uno, que en el fondo es un sentimental, le da por pensar en si, puestos a pensar en que la bomba del secuestrador hubiera sido real, tal vez la disparatada inocencia del niño grande que quiso posar junto a él le hubiera disuadido de provocar una de tantas matanzas de las que este desquiciado mundo está sobrado.

Por imaginar, que no quede.

(posesodegerasa)